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Señales que indican que debes consultar a un psicólogo infantil

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Psicología infantil
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

El desarrollo infantil es un camino lleno de altibajos: con la misma rapidez con que los niños hacen gala de sus avances también retroceden, casi siempre víctimas de los conflictos que les rodean. De hecho, es natural que los niños pequeños tengan problemas ocasionales para dormir, se hagan pis en la cama de vez en cuando, lloren sin motivo aparente, discutan con sus hermanos o tengan arrebatos de ira. Por lo general, estas reacciones suelen ser de corta duración y no suelen interferir en su desarrollo.

Sin embargo, existen determinadas circunstancias que se escapan del control de los padres y desbordan sus recursos para hacerle frente a la situación. Se trata de conductas que se convierten en una señal de alarma e indican que es necesario consultar a un especialista.

5 señales que indican que ha llegado el momento de consultar a un psicólogo infantil

1. Se produce una regresión en el comportamiento que no se supera

Las regresiones, “dar un paso atrás”, son un mecanismo natural en el desarrollo de los niños que les ayuda a lidiar con situaciones difíciles. Se trata de una estrategia inconsciente en la que los pequeños vuelven a manifestar conductas inmaduras que ya habían superado (usar el chupete, el biberón o los pañales) como un mecanismo de defensa para regresar a ese momento en el que se sentían más seguros y protegidos. Sin embargo, una vez que el niño gana seguridad y confianza, supera la regresión y vuelve al mismo punto en que se encontraba antes. El problema comienza cuando el pequeño no puede superar por sí solo esa regresión, lo cual indica que no es capaz de enfrentarse a la situación que la ha provocado. En este caso, es fundamental acudir a un psicólogo que ayude al pequeño a superar esta etapa y le brinde las herramientas que necesita para enfrentar la situación.

2. Aparecen conductas difíciles, agresivas u hostiles que son inexplicables

Un niño que comienza a reaccionar de manera violenta sin un buen motivo, es probable que esté pasando por una situación que lo desborda y que no sabe cómo manejar. De hecho, la ira y las conductas hostiles de los niños a menudo están relacionadas con una falta de recursos para manejar las situaciones o con un sentimiento de frustración por no saber cómo lidiar con ellas. De una u otra forma, las conductas agresivas suelen ser un indicador de que algo está afectando al niño por lo que sería conveniente consultar a un psicólogo.

Psicóloga infantil

3. Manifiesta intranquilidad y problemas para concentrarse en una sola tarea

La mayoría de los niños suelen ser muy intranquilos y necesitan estar moviéndose todo el día. Sin embargo, existen ocasiones en que la intranquilidad les impide concentrarse en las tareas importantes, lo que provoca que cambien de una actividad a otra incesantemente. De hecho, a menudo esta intranquilidad afecta su aprendizaje, imposibilitando que el niño pueda asimilar los contenidos. Si esto ocurre desde que el niño es pequeño, es muy probable que la intranquilidad se deba a las características de su sistema nervioso, pero es mejor no confiarse porque también puede tratarse de un trastorno de hiperactividad. Por tanto, es mejor acudir a un psicólogo que pueda determinar la causa del problema y os ayude a solucionarlo.

4. Muestra un cambio inexplicable en su conducta

La violencia, la intranquilidad o las regresiones no son los únicos indicadores de que algo no anda bien en el niño, a veces un simple cambio en su comportamiento habitual puede ser la señal que dispare la alarme. De hecho, un pequeño cambio como mostrarse retraído cuando es normal que sea amistoso, perder el interés por las actividades que antes le fascinaban, tener bajos resultados académicos cuando siempre han sido buenos o estar más triste que de costumbre son indicadores de que está sucediendo algo. El más mínimo cambio en su conducta habitual puede ser una señal de alarma aunque, antes de sacar conclusiones precipitadas, es mejor consultar a un psicólogo.

5. Surgen problemas físicos sin una causa médica

Una de las tretas más habituales de los niños es la de fingir que están enfermos para no ir al colegio o escapar de sus responsabilidades. Sin embargo, cuando los niños se enferman de verdad y no existe una causa médica que explique la patología, podría tratarse de un mecanismo psicológico inconsciente para evadir determinada situación. En otras palabras, cuando el niño tiene dolor de cabeza, trastornos digestivos y problemas de la piel que no tienen una causa médica, pueden ser una señal de un problema psicológico subyacente. En estos casos lo mejor es acudir a un psicólogo.

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