Educación

¿Cómo apoyar a tu hijo para que deje de buscar la aprobación de los demás?

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Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Los seres humanos compartimos el impulso innato de conectarnos con los demás. Estamos “diseñados” evolutivamente para desear la inclusión. En la prehistoria, la persona que era expulsada del grupo corría un gran peligro si debía enfrentarse sola a un mundo hostil.

Dado que las consecuencias de ese rechazo eran tan extremas, nuestro cerebro y nuestro comportamiento se han adaptado para evitar la desaprobación de los demás. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Michigan reveló que el rechazo social activa muchas de las mismas áreas del cerebro involucradas en el dolor físico, lo cual explica por qué la desaprobación puede llegar a doler tanto.

Sin embargo, volvernos dependientes del juicio de los demás y buscar continuamente su aprobación también es muy dañino psicológicamente. Por eso, una de las principales tareas de los padres consiste en educar a niños seguros e independientes que no sientan la necesidad de buscar la aprobación ajena a cada paso que dan.

Las consecuencias de buscar la aprobación externa

Recibir la aprobación de los demás es una experiencia agradable y los niños se dan cuenta de ello rápidamente. Recibir una atención positiva, ser elogiados y ver premiados sus comportamientos genera una sensación de empoderamiento. Todos nos sentimos bien cuando los demás nos demuestran que les agradamos o reafirman nuestras ideas.

Los niños, en especial, son muy sensibles a las señales que envían sus padres. En la edad preescolar ya son capaces de percibir la aprobación y desaprobación de sus padres y ajustar sus comportamientos para buscar la aceptación. El problema comienza cuando los niños empiezan a creer que el amor de sus padres o las personas que les rodean depende de esa aprobación. Entonces comenzarán a hacer todo lo posible por agradar a los demás.

Intentar agradar a los demás no tiene nada de malo, pero cuando eso se convierte en el motivo fundamental del comportamiento, sobre todo a edades tempranas, es posible que los niños emprendan una búsqueda interminable de la aprobación a lo largo de su vida. Es como si estuvieran dentro de una rueda para hámster, condenados a buscar la aprobación de fuentes externas, cuando deberían buscar esa validación en su interior.

La búsqueda de la validación externa le arrebata al niño la motivación intrínseca. El pequeño dejará de hacer las cosas porque realmente le apasionan y motivan, las hará porque sabe que de esa manera podrá agradar a los demás. Entonces desarrolla una motivación extrínseca.

Al mismo tiempo, su frágil autoestima dependerá cada vez más de las opiniones ajenas. Cuando el niño se centra en la aprobación externa, se sentirá en las nubes cuando la consigue y bajará al infierno cuando es rechazado. Esa dependencia de las opiniones externas le sumirá en una auténtica montaña rusa emocional en la que su estado de ánimo oscilará según el nivel de aceptación que encuentre.

A la larga, actuar motivados únicamente por la aprobación externa implica perder la conexión con uno mismo. El niño se preguntará qué quieren los demás, en vez de preguntarse qué desea él. Se fijará en las metas y objetivos de los demás para intentar encajar, olvidando explorar sus auténticas motivaciones o pasiones.

Cuando se busca la aprobación de los demás

Cinco consejos para educar a niños seguros de sí mismos

1. Da tu amor de manera incondicional

Algunos padres, muchas veces sin darse cuenta, condicionan su amor al buen comportamiento, el desempeño y los logros de sus hijos. Eso transmite a los niños la idea de que son amados por lo que hacen para complacer a sus padres, no por quienes son. Así la vida de los hijos puede convertirse en un esfuerzo constante por ganar el amor. Esa confusión se puede evitar si dejas claro a tus hijos que les amas incondicionalmente y que tu cariño y atención no dependen de sus logros.

2. Deja que tome sus decisiones

A medida que tus hijos vayan creciendo, debes ir dejándoles un margen de autonomía mayor para que tomen sus propias decisiones. Si tomas las decisiones continuamente en su lugar, estarás criando a niños dependientes e inseguros. Por tanto, asegúrate de que tus hijos tengan oportunidades de decidir desde una edad temprana, aunque se trate de decisiones pequeñas. De esa manera irán desarrollando la confianza en sus juicios. Tu papel consiste en tomarles de la mano y mostrarles las direcciones posibles, haciéndoles saber que estás a su lado para ayudarles, pero son ellos quienes deben decidir.

3. Haz que tu hijo se sienta cómodo con el rechazo

Aunque los padres tienen una tendencia innata a proteger a sus hijos, no pueden protegerles durante toda la vida. Por eso es importante que desde una edad temprana los niños aprendan a perder y se enfrenten al rechazo. Cuando los niños viven estas experiencias de la mano de sus padres, pueden comprender que no es para tanto. A fin de cuentas, el rechazo y la desaprobación son tan solo una forma de retroalimentación que pueden utilizar para mejorar y seguir avanzando. La clave consiste en lograr que no desarrollen un miedo al rechazo que se convierta en el terreno fértil donde crezca la necesidad de aprobación externa.

4. Concéntrate en el proceso, más que en los resultados

Los resultados son importantes, no cabe dudas, pero muchas veces el proceso que seguimos para alcanzar esos resultados es más importante. Por eso, los padres deben elogiar siempre el esfuerzo del niño, para que comprenda que lo esencial es dar lo mejor de sí. Cuando nos centramos en un resultado específico, que muchas veces escapa de nuestro control porque depende de muchos factores, sin darnos cuenta terminamos dando mucho peso a factores externos. Al contrario, cuando nos centramos en lo que podemos hacer y controlar, estamos redirigiendo ese locus de control hacia nosotros, lo cual nos vuelve más independiente de las opiniones ajenas. Es importante que tu hijo comprenda esa dinámica lo antes posible.

5. Transmite una visión optimista

El rechazo y el fracaso pueden doler. Cuando tu hijo se sienta derrotado y decepcionado, ayúdale a asumir una perspectiva más optimista. Por ejemplo, si se retrasa en lectura o en las tablas de multiplicar con respecto a sus compañeros de clase, explícale que todos aprendemos a nuestro propio ritmo y dile que le ayudarás a ponerse al día. Si se siente frustrado porque no consiguió el papel protagónico en la obra de teatro infantil, no le digas cosas como “eres una estrella, los demás no lo comprenden”. En su lugar, valida sus emociones y ayúdale a plantearse un plan para conseguir lo que desea. Dile: “Veo que estás decepcionado. Ese tipo de cosas pasan. Vamos a hacer un plan para aumentar las posibilidades de que la próxima vez te den ese papel. ¿Qué crees que puedes hacer para prepararte mejor?”.

Kross, E. et. Al. (2011) Social rejection shares somatosensory representations with physical pain. Proceedings of the National Academy of Sciences; 108(15) 6270-6275.

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