Educación, Salud

Cómo ayudar a un niño/a con TDAH a actuar con calma

Tu hijo también quiere comportarse mejor, tan sólo ayúdale

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TDAH actuar forma reflexiva
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Uno de los problemas a los que tiene que enfrentarse un niño con TDAH es la impulsividad. A estos niños les resulta difícil esperar su turno en una conversación, suelen responder incluso antes de que terminen de formularles la pregunta y actúan sin pensar en las consecuencias de sus actos. Al actuar por impulso, pueden meterse en problemas, por lo que uno de los caballos de batalla de los padres es precisamente enseñarles a comportarse de manera más reflexiva. ¿Cómo lograrlo?

7 estrategias para lograr que tu hijo sea más reflexivo

1. Da el ejemplo

Los niños, sobre todo cuando son pequeños, aprenden mucho por imitación. Y los padres son sus principales modelos a seguir. Si los padres interrumpen en medio de una conversación, si se irritan cuando deben esperar en una fila o si pierden la paciencia y le gritan al niño, este pensará que la impulsividad está permitida. Al contrario, cuando los padres son personas pacientes y saben gestionar sus emociones, se convertirán en un buen ejemplo a seguir.

2. Enséñale a esperar

La impulsividad es, básicamente, una incapacidad para inhibir determinadas respuestas. Por eso, para lograr que el niño sea más reflexivo, una buena estrategia consiste en enseñarle a ser paciente y esperar su turno. Su principal problema suele ser que se aburre mientras espera, por lo que es importante que anticipes esa impaciencia y tengas a mano unos lápices de colores para que dibuje o uno de sus juegos preferidos. También puedes proponerle juegos de reglas, en los que debe esperar su turno, y no atenderle apenas te reclame, pídele que espere unos minutos y después, prémiale por haber tenido paciencia.

Estrategias reflexividad TDAH

3. Obvia los comportamientos negativos

Según el principio de extinción, todos los comportamientos que no reciben atención, finalmente desaparecen. Siempre y cuando la conducta no sea demasiado grave, puedes pasarla por alto, de esta forma no la reforzarás. De hecho, considera que la atención de los padres, aunque venga en forma de regaños, también puede reforzar determinados comportamientos negativos.

4. Aplica castigos proporcionales a la infracción

Cuando la conducta sea sancionable, aplica inmediatamente el castigo pues si lo postergas, perderá su eficacia, sobre todo cuando se trata de niños pequeños o con TDAH. Además, asegúrate de que el castigo sea adecuado a la magnitud de la falta, no exageres las consecuencias. Siempre es mejor un castigo corto, que el niño pueda cumplir.

5. Da instrucciones claras

A menudo los niños con TDAH olvidan las instrucciones porque no han prestado suficiente atención. Por eso, es importante que te cerciores de que te está escuchando mientras hablas. De la misma forma, debes darle orientaciones precisas y cortas. Por ejemplo, si le pides que haga algunos recados, será mejor que le escribas en un papel las cosas que debe comprar. También es importante que te cerciores de que ha comprendido las orientaciones, sobre todo cuando se trata de aspectos nuevos, en ese caso, pídele que las repita.

6. Fomenta el lenguaje interno

El lenguaje interno, que alcanza un buen nivel de desarrollo a los 7 años, le ayuda al niño a regular su comportamiento e inhibir determinadas respuestas. Sin embargo, en el TDAH esta habilidad no está muy desarrollada, por lo que tendrás que potenciarla. Una excelente técnica es el modelado cognitivo: primero deberás ser su modelo e indicar en voz alta, todos los pasos de la actividad que realizas, luego deberás pedirle a tu hijo que haga lo mismo. En un primer momento lo hará en voz alta, luego en voz baja y finalmente en su mente. A través de estas autoinstrucciones el niño aprende a planificar la actividad y logra mantenerse concentrado, sin saltar ningún paso en la consecución.

7. Enséñale a controlar las emociones

A los niños les resulta difícil detectar y regular sus emociones, por eso, el primer paso consiste en enseñarle a reconocerlas. Cuando esté enfadado, frustrado o irritado, indícaselo. Luego, explícale que cuando comience a sentirse así, debe detenerse. En este sentido, la “técnica de la tortuga” es una herramienta excelente para potenciar el autocontrol emocional y mantener a raya la impulsividad.

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