Salud

Características de bebés y niños de alta demanda

Cómo identificar a un niño de alta demanda

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Alta demanda
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

La llegada de un bebé es motivo de alegría, pero también representa un gran reto, sobre todo si se trata de pequeños de alta demanda. Si bien es cierto que todos los bebés pueden llegar a ser exigentes, el cuidado de estos pequeños suele ser aún más agotador para los padres ya que demandan cuidados y atenciones constantes.

El origen del término

Ante todo, se debe aclarar que el término “alta demanda” no implica un problema médico ni psicológico, tan solo se trata de una condición que se utiliza para describir una serie de comportamientos infantiles. El término fue introducido por el pediatra William Sears para referirse a los niños más demandantes que encontró en su práctica clínica.

Sin embargo, su origen se remonta a una investigación publicada en la revista Scientific American en la que se analizaron a 141 niños desde su nacimiento hasta que terminaron la escuela primaria y se apreció que algunos tenían ciertas características de personalidad que llevaron a los investigadores a catalogarlos como “niños difíciles”.

¿Cómo son los niños de alta demanda?

1. Intensos

Los bebés de alta demanda se pueden distinguir prácticamente desde que nacen ya que mientras sus coetáneos duermen bastante tranquilos, ellos lloran y necesitan los cuidados de la madre (o padre) inmediatamente. Más adelante, los padres se dan cuenta de que esos pequeños ponen mucha energía en todo lo que hacen y reaccionan con mayor intensidad ante los estímulos.

2. Hiperactivos

Los músculos y la mente de los niños de alta demanda siempre están listos para la acción, lo cual les lleva a ser hiperactivos. No es que sufran un trastorno de hiperactividad, sino que son mucho más activos e impulsivos que sus coetáneos. Es como si tuvieran una energía que no se acaba nunca.

Niños de alta demanda

3. Agotadores

Todos los bebés y los niños pueden llegar a agotar a sus padres, pero los pequeños de alta demanda los “drenan” literalmente. El problema es que estos pequeños necesitan una atención constante, por lo que los padres tienen muy poco tiempo para descansar. Los bebés de alta demanda, por ejemplo, no se alimentan entre seis u ocho veces al día sino que demandan el pecho con mayor frecuencia. También duermen mucho menos ya que tienen un ritmo de sueño-vigilia diferente, lo cual obliga a los padres a estar a su lado.

4. Difíciles de satisfacer

Satisfacer las necesidades de los bebés no siempre es fácil pero una vez que los padres comprenden su ritmo y conectan emocionalmente, todo es mucho más sencillo. Con los bebés de alta demanda no ocurre así. De hecho, algunos son tan difíciles de satisfacer que sus padres sienten que están haciendo algo mal.

5. Impredecibles

Para los padres de bebés de alta demanda suele ser frustrante descubrir que lo que ayer funcionaba perfectamente, hoy ya no tiene el mismo efecto. Estos bebés cambian continuamente su manera de satisfacer sus necesidades, por lo que suelen ser bastante impredecibles. Si hasta hace poco se dormía rápidamente con una nana, es probable que luego esa estrategia ya no sea eficaz y tengas que buscar otra. Al crecer, esa imprevisibilidad se manifiesta en cambios de humor extremos.

Bebés de alta demanda

6. Hipersensibles

Los bebés de alta necesidad son muy conscientes de lo que ocurre a su alrededor, lo cual significa que se irritan con facilidad. Los padres pueden sentir que están caminando sobre un terreno minado ya que estos pequeños reaccionan con una sensibilidad excesiva ante cualquier tipo de estímulos. Lo usual es que se despierten ante el menor ruido, o que no acepten de buena gana a otros cuidadores. La parte positiva es que esa hipersensibilidad también estimula su curiosidad y el aprendizaje. Además, cuando crecen pueden convertirse en personas muy sensibles y empáticas.

7. No se calman solos

Los padres de los bebés o niños de alta demanda no pueden esperar que estos se calmen con los métodos tradicionales, como un chupete o una caja de música. Estos pequeños necesitan estrategias más sofisticadas para tranquilizarse, preferentemente que involucren a otras personas. El problema es que no saben relajarse por sí solos y quieren interactuar con los demás, no con las cosas. No obstante, eso no significa que estos bebés no aprendan a calmarse, sino que necesitan un poco más de tiempo.

En cualquier caso, es importante recordar que cada niño es diferente. La crianza siempre debe adaptarse a las necesidades, características de personalidad y temperamento del pequeño.

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