¿Qué hacer cuando el niño empieza a dudar de Papá Noel o los Reyes Magos?
Es normal que, a medida que el niño crece, empiece a dudar de los Reyes Magos o Papá Noel. Y es común que muchos padres no sepan cómo afrontarlo.
Esperar a la llegada de Papá Noel y de los Reyes Magos, y soñar con sus visitas, puede ser muy positivo para el niño, porque le ayuda a desarrollar la paciencia. Además, creer en ellos también podría verse como una forma de vivir la magia de la Navidad, participando en el ritual social (por ejemplo, escribirles una carta, dejarle galletas, zanahorias y leche al pie del árbol, etc.).
Además, tanto Papá Noel como los Reyes Magos son representaciones positivas del niño, porque tienden a ser personajes buenos y sonrientes. De ahí que los expertos consideren que es beneficioso dejar que el niño/a crezca en ellos, porque podría tranquilizarlo ante los obstáculos y darle acceso a algo bueno para él.
Todo ello se debe a que, hoy en día, estos personajes forman una parte integral de nuestra cultura. Aunque todo dependerá de la decisión de cada padre. Algunos les dirán a sus hijos que no existen, que son solo historias, y otros les harán creer en su existencia (la mayoría), pero dejándoles claro que es posible encontrar “ayudantes” en las calles.
Antes de los 4 a 5 años de edad, antes de que su inteligencia comience a razonar, los niños confunden lo real con lo imaginario. Y, como manifiestan los especialistas, aunque no lo protege de la vida real, sí le permite quedarse en la magia de la infancia.
Aunque es normal que muchos padres se pregunten si hacerles creer en Papá Noel o en los Reyes Magos es mentirles de alguna forma. Aunque no les estamos mintiendo, sí es cierto que los mantenemos en una especie de ambigüedad, al no distinguir entre lo real y lo imaginario.
Cuando nuestro hijo empieza a dudar
Es normal que, llegado un determinado momento, el niño empiece a dudar. Se trata de algo totalmente lógico. En este sentido, es muy probable que recuerdes el momento en el que pudiste empezar a dudar.
Es cierto que la edad a la que un niño deja de creer en Papá Noel o en los Reyes Magos varía en función no solo de su personalidad, sino del entorno en el que vive.
No en vano, es tremendamente común que las primeras dudas sobre la existencia o no de los Reyes Magos o de Santa Claus aparezcan cuando ha escuchado algún comentario de un amigo en la escuela. O cuando, simplemente, ha escuchado a un hermano mayor hablar sobre ello.
Sin embargo, debemos tener en cuenta algo importante: el hecho de que nuestro hijo/a empiece a dudar de su existencia no significa necesariamente que ya no crea en ellos.
Los niños a menudo pasan por un período de transición, en el que afirman que ya no creen en Papá Noel o en los Reyes Magos (por lógica), pero aún quieren seguir creyendo en él. También es posible que un día no crean en ellos y lo vuelvan a creer al día siguiente, por ejemplo, después de ver una película sobre Santa Claus.
Si empieza a dudar, Laura Cruz, Psicóloga y Coordinadora Clínica en ifeel, afirma a Ser Padres que "escuchar la duda, legitimar que la tengan y ser honestos en la respuesta supondrá un nuevo y sano registro en el modo en que los niños se sentirán consigo mismos y con el entorno".
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"No hay que mentir a los niños, si nos empiezan a preguntar hay que ver el nivel de dudas, si se puede acompañar, pero no sin mentirles, si no acompañando en una etapa que es saludable, pero que en un momento se ha puesto en evidencia", asegura Mercedes Bermejo, directora de Psicólogos Pozuelo y experta en infancia y familia. "Si no se puede sostener es absurdo que sigamos insistiendo, cuando a nivel cerebral tienen un nivel de conciencia donde saben que esto no es viable".
¿Qué pueden hacer los padres?
De acuerdo a los especialistas en desarrollo, los padres deben dejar que sus hijos crean en Papá Noel o en los Reyes Magos todo el tiempo que quieran. Y si nuestro pequeño nos pregunta sobre su existencia, podemos devolverle la pregunta, preguntándole a su vez: “¿Qué piensas tú?”. "¿Para qué contarles a los niños nada? Desde mi punto de vista, es una tradición bonita que mejora los vínculos familiares y que potencia su pensamiento mágico, su creatividad y su imaginación, por lo que beneficia a largo plazo", nos asegura Bermejo.
Esto les ofrece la posibilidad de estimular su facultad de razonamiento. Seguidamente, a partir de ahí, podemos confiar en el ritmo de nuestro hijo/a y apoyarlo en su deseo de creer o no en ellos.
No obstante, sí es adecuado revelarle la verdad si sus preguntas se vuelven insistentes, y el juego de la magia navideña ya no es divertido para él. Y es que cuando el niño deja de creer en estos personajes es una señal de que se está moviendo gradualmente hacia el “mundo de los adultos”, pasando del pensamiento “mágico” al pensamiento más “lógico y racional”.