Salud

Crisis de ausencia en la infancia, niños que se quedan en blanco

Las crisis de ausencia suelen desaparecer con los años

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Niños que se quedan en blanco
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Las crisis de ausencia son una de las manifestaciones epilépticas más frecuentes en la infancia. De hecho, constituyen entre el 5 y 10% de las epilepsias en edad escolar, afectando 2 veces más a las niñas que a los varones. Por lo general, se deben a una descarga eléctrica sincrónica de los dos hemisferios, que es la que provoca la desconexión funcional del cerebro; sin embargo, también puede haber otras causas. Por ejemplo, se sabe que el factor hereditario juega un papel importantísimo ya que es el responsable de alrededor del 40% de los casos de las crisis de ausencia infantiles.

Las crisis de ausencia se manifiestan como una desconexión brusca y súbita, que puede ocurrir en cualquier momento. Se trata de un período de ausencia en el que el niño deja de moverse, hablar, caminar y abandona la actividad en la que estaba inmerso. Lo que sucede es que el niño se ha quedado en blanco y es incapaz de reconocer lo que pasa a su alrededor y de actuar en consecuencia. No obstante, en la mayoría de los casos el pequeño no es consciente de estas crisis, las personas que le rodean son quienes las perciben.

A diferencia de las alteraciones de la atención, en las que el niño se desconecta por mucho tiempo de la realidad pero reacciona inmediatamente cuando se le llama; en las crisis de ausencia el pequeño se queda en blanco durante un período de tiempo corto, en el que es incapaz de responder ante cualquier estímulo externo. Asimismo, puede expresar diversas manifestaciones inconscientes e involuntarias que varían de un caso a otro, dependiendo del tipo de crisis. De hecho, existen dos tipos de crisis:

1. Las crisis de ausencia típicas

Por lo general suelen aparecer en la infancia y casi siempre comienzan a desaparecer con la llegada de la juventud y la adultez. A menudo se deben a epilepsias generalizadas primarias y se desarrollan sin que se presenten otras anomalías o alteraciones intelectuales. Se caracterizan por una desconexión brusca en la que el niño deja de hacer cualquier movimiento o tarea durante algunos segundos, para después retomar la actividad como si nada hubiese ocurrido. En algunos casos se pueden evidenciar movimientos palpebrales, bucales o faciales muy sutiles, sin embargo, no es lo más frecuente.

2. Las crisis de ausencia atípicas

Estas crisis suelen manifestarse en niños con encefalopatía y epilepsia que padecen además retraso psicomotor. A diferencia de las crisis de ausencia típicas, estas tienen un comienzo y final menos brusco y una duración más prolongada, aunque nunca superan 1 minuto. Asimismo, son frecuentes los automatismos, la caída de la cabeza y las mioclonías, por lo que a menudo sus síntomas son más fáciles de reconocer que los de las crisis típicas. Sin embargo, el niño tampoco se da cuenta de que ha tenido una crisis.

Crisis de ausencia en niños

La repercusión y el tratamiento de las crisis de ausencia

En la mayoría de los casos, las crisis de ausencia no tienen mayores consecuencias para la salud de los niños, siempre y cuando no existan otras anomalías relacionadas. Sin embargo, pueden repercutir en el aprendizaje y el desempeño escolar ya que estas crisis provocan numerosas lagunas mentales que afectan la capacidad para secuenciar los conocimientos. De esta manera, los niños pueden tener problemas para comprender los contenidos, obvian detalles importantes y les resulta difícil seguir instrucciones precisas. Además, las crisis de ausencia también provocan rechazo social pues a menudo los niños que las padecen son tildados de “raros” y excluidos del grupo de amigos, un problema que puede afectar su autoestima y autoconfianza.

Afortunadamente, la mayoría de los niños que se quedan en blanco como consecuencia de una crisis de ausencia superan este problema en la adolescencia. Sin embargo, no siempre es así, dependerá de las causas que provocan el trastorno, de la edad de inicio de las crisis, del comienzo temprano del tratamiento y de su efectividad. Por eso, los neurólogos recomiendan consultar cuando antes a un especialista.

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