Alimentación

Las crisis de crecimiento en los bebés: ¿Cómo reconocerlas?

¿Está tu bebé en un “bache” de crecimiento o lactancia?

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Crisis de crecimiento bebé
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Las crisis de crecimiento son etapas que pasan la mayoría de los bebés durante el periodo de lactancia. Durante ese periodo el bebé se comporta de manera más extraña, suele mostrarse más inquieto y nervioso de lo habitual, llora más, tiene un sueño más superficial y a menudo se aferra al pecho de la madre, lo suelta y luego llora.

Si la madre no conoce la existencia de esas crisis o brotes, es probable que se preocupe, pensando que su pequeño ha enfermado. También puede pensar que no tiene leche suficiente ya que el bebé parece quedarse con hambre. De hecho, las crisis de crecimiento suelen ser uno de los motivos principales por el cual se interrumpe erróneamente la lactancia.

Primera crisis: 17-20 días de vida

Cuando el bebé nace, inmediatamente comienza a perder peso pero lo recupera muy rápido, normalmente al cabo de los 15 días. Sin embargo, justo en ese momento puede aparecer la primera crisis de crecimiento. Esto se debe fundamentalmente a dos factores: por una parte, el pecho comienza a recuperar el tamaño que tenía antes del embarazo y, por otra parte, el bebé necesita más leche.

Muchas madres interpretan estas señales como indicadores de que no tienen suficiente leche, pero en realidad solo necesitan aumentar el número de tomas, de manera que aumente la producción de leche. De hecho, siempre debes tener presente una regla: a mayor succión, mayor producción.

Crisis del crecimiento

Segunda crisis: 6-7 semanas de vida

En el mes y medio de vida, aproximadamente, puede producirse la segunda crisis de crecimiento. El bebé vuelve a necesitar más leche, por lo que será necesario darle el pecho con más frecuencia. En este caso, el pequeño llorará, se pondrá nervioso y le dará pequeños tirones al pecho. También puede ponerse muy tenso y arquear la espalda mientras intenta alimentarse.

Tercera crisis: 3 meses

Esta crisis de crecimiento suele manifestarse de manera diferente. De hecho, algunos bebés ya no piden el pecho con tanta frecuencia, por lo que las madres lo interpretan como que no tienen hambre o un rechazo a la lactancia. En esta etapa, las tomas son muy cortas, apenas unos minutos, cuando antes pasaban más tiempo alimentándose.

También es normal que el bebé comience a chuparse el dedo o la mano, y que al poco tiempo de haberse alimentado comience a llorar. Además, algunos pequeños ganan menos peso durante esta etapa, y disminuye la frecuencia de sus deposiciones. Todas estas señales, unido a que la madre nota que sus senos son más blandos, la lleva a pensar que no tiene leche suficiente y que su bebé se queda con hambre.

Esta etapa es particularmente difícil y es cuando las madres suelen abandonar la lactancia. Sin embargo, en realidad lo que sucede es que el bebé ya se ha convertido en un “experto” en lactancia, por lo que en pocos minutos puede extraer toda la leche que necesita. Por otra parte, también es normal que cualquier estímulo lo distraiga, algo que suele desesperar a las madres pero que en realidad se debe a que el pequeño se está abriendo al mundo y desarrollando su curiosidad natural.

crisis lactancia

¿Cómo lidiar con las crisis de crecimiento?

  • No desesperarse. Si sabes que se trata de una crisis pasajera, no tienes motivos para frustrarte y abandonar la lactancia. Ármate de paciencia, en poco tiempo pasará.
  • Lacta a demanda. Es conveniente que no intentes “obligar” a tu bebé a alimentarse porque eso sí podría provocar un rechazo a la lactancia. En su lugar, lacta a demanda, según sus necesidades.
  • Dale el pecho en un sitio tranquilo. Lo ideal es que elijas un sitio silencioso y que no reciba demasiada luz. Cuantos menos estímulos, más tranquilo estará tu bebé y mejor se alimentará.
  • No esperes a que llore. Si tu bebé está nervioso, se alimentará peor, por lo que debes estar atenta a los signos que indican que ya tiene hambre, como los bostezos o llevarse la mano a la boca.

En cualquier caso, si tienes dudas y tu bebé comienza a perder peso, es conveniente que consultes a un pediatra.

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