Educación, Familia

Cuando los niños son amados, aprenden a amar

El amor saludable es la clave en todas las familias

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Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Hay cosas que no se enseñan en la escuela, para las que no existen manuales y que tampoco se aprenden escuchando un discurso bien hilvanado. El amor es una de ellas. Los niños aprenden a amar cuando reciben amor durante su infancia, cuando sus padres les prodigan un cuidado sensible.

Las primeras experiencias nos marcan para toda la vida

Hace poco un estudio publicado en la revista Child Development desveló que el mejor predictor del éxito de los hijos, así como de su estabilidad emocional, no es la estimulación temprana, la disciplina y ni siquiera la educación en valores sino simplemente la sensibilidad de los padres.

Estos psicólogos constataron que a los 30 años los niños que habían tenido a padres disponibles emocionalmente no solo habían obtenido mejores calificaciones en la escuela sino que también eran más maduros y estables emocionalmente.

La disposición emocional de los padres no es más que saber captar las necesidades de sus hijos y satisfacerlas rápidamente, con amor. Los niños que han sido criados de esta forma, sobre todo durante sus primeros tres años de vida, desarrollarán un apego seguro, lo cual implica que estarán más abiertos a las nuevas experiencias y que serán personas más seguras de sí e independientes.

Nuestro crecimiento emocional dependerá de las primeras semillas que plantaron nuestros padres. Si estos sembraron las semillas de un amor incondicional, es probable que nos convirtamos en adultos que saben amar, que no tienen miedo al compromiso y que tampoco desarrollan una dependencia emocional o ahogan a los demás con un cariño posesivo.

Al contrario, si nuestros padres solían condicionar su amor a nuestras buenas o malas conductas, es probable que nos convirtamos en adultos dependientes de las opiniones de los demás, personas que creen no merecer amor.

Cinco claves para educar con amor

1. Brinda un amor incondicional

Sólo el amor incondicional alimenta una autoestima sana. Por tanto, asegúrate de que tus hijos saben que les quieres, aunque se equivoquen, aunque no siempre cumplan con tus expectativas y aunque se porten mal. No te canses de decirles que les quieres, sobre todo después de un regaño, porque será cuando más necesiten esas palabras. No olvides que es posible disciplinar con amor.

Educar con amor

2. Respeta su individualidad

El amor no solo implica cariño, también es respeto. Un amor excesivo puede hacer tanto daño como la falta de amor. Por eso, es importante que seas consciente de que tus hijos no son de tu propiedad y aprendas a respetar sus gustos, tener en cuenta sus decisiones y potenciar su autonomía. De esta manera los niños aprenderán a amar sin poseer.

3. Dedícale tiempo

El amor no solo se demuestra con palabras, sino también con hechos. En este sentido, el mayor regalo que puedes hacerle a tus hijos es tu tiempo. Asegúrate de pasar tiempo de calidad con ellos, momentos en los que todos disfrutéis de la compañía. Recuerda que es en esos instantes en los que construís los lazos emocionales que os atarán para siempre.

4. Escúchale

La mayoría de los padres suelen subvalorar los problemas y las preocupaciones de sus hijos, pensando que “se trata de cosas de niños”. Es probable que sus dificultades sean pequeñas, en comparación con los problemas que tendrá que enfrentar más adelante en su vida, pero en ese mismo momento, para tu hijo esos problemas son importantes. Por tanto, no espera que sus padres los obvien sino que les brinden ayuda o simplemente apoyo emocional.

5. Motívale

Amar no es atar sino ayudar a que la persona extienda sus alas para que pueda volar lo más lejos posible. El auténtico amor no es una cárcel sino que permite que el otro crezca. Por eso, es importante que no sobre-protejas a tus hijos sino que les motives a descubrir el mundo. Tu papel no es resolver sus problemas sino ser un apoyo en los momentos difíciles.

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