Educación

“Déjale que llore”, el consejo que devasta el cerebro infantil

No dejes llorar a tu bebé, él no se merece ese trato

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No dejes llorar a tu bebé
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Algunas personas aconsejan a los padres que dejen llorar a sus bebés, de lo contrario, corren el riesgo de malcriarlos. Frases como “déjale que llore” y “déjale que llore que ensancha los pulmones” son comunes, hasta el punto que algunos padres llegan a cuestionarse si deberían calmar a sus bebés o si, al contrario, deberían ignorarle y dejar que se calmen solos.

De hecho, esta idea popular ha encontrado resonancia en el método Estivill, una propuesta para dormir a los bebés y niños en sentido general del pediatra estadounidense Richard Ferber, director del Centro Pediátrico para los Trastornos del Sueño del Hospital Infantil de Boston, que en España se ha difundido de la mano del doctor Eduard Estivill.

Según este método, no debes hacerle caso al niño, debes dejar que llore para que se calme solo. Cuando el niño empieza a llorar, los padres solo deben consolarle durante un corto periodo de tiempo y deben resistir la tentación de cogerle en brazos. Luego deben dejarle en la habitación mientras aún está despierto, para que se duerma solo. Sin embargo, lo cierto es que cada vez más investigaciones indican que el clásico consejo “déjale que llore” no es tan buena idea como parece.

El llanto afecta el desarrollo del cerebro

Los psicólogos y neurocientíficos están convencidos de que cuando los bebés lloran y los padres les ignoran, sufren un estado de ansiedad tal que provoca que su cerebro se inunde de cortisol y adrenalina, las hormonas del estrés. Y si estas hormonas son extremadamente dañinas para los adultos, su efecto sobre un cerebro en desarrollo es aún más nefasto, sobre todo si ese patrón de desatención se repite a lo largo del tiempo. De hecho, niveles elevados de cortisol y adrenalina pueden terminar pasándole factura a las conexiones neuronales.

En este sentido, un estudio llevado a cabo en la Universidad de Yale puso de manifiesto que cuando los niños se exponen a un gran estrés desde sus primeros años de vida, se producen cambios en la bioquímica cerebral, específicamente a nivel de neurotransmisores.

Consecuencias de dejar llorar a los bebés

Otro estudio realizado por investigadores de la University of Hertfordshire reveló que los bebés a los que se les deja llorar mucho durante sus primeros meses de vida tienen un riesgo 10 veces mayor de sufrir TDAH y trastornos de conducta. Por otra parte, investigadores de la Universidad de Pensilvania descubrieron que cuando los padres dejan llorar a los bebés, a los 10 meses estos ya presentan problemas para controlar sus emociones y son mucho más difíciles de tranquilizar.

Los neurocientíficos explican que estos cambios se deben a que el estrés provoca una sobreestimulación de las zonas del cerebro vinculadas con el análisis y la regulación emocional. Como resultado, el niño desarrollará un sistema nervioso hiperactivo, que produce una gran cantidad de adrenalina, lo cual le lleva a mostrar conductas impulsivas y a reaccionar de forma desmedida ante los estímulos del medio.

Por otra parte, también se ha apreciado que los niños sometidos a mucho estrés muestran un nivel muy bajo de la hormona del crecimiento, lo cual podría inhibir el desarrollo de algunas zonas del cerebro y retrasar el crecimiento en sentido general.

El cariño, la atención y el amor no malcrían

El consejo “déjale que llore” no solo ha quedado obsoleto sino que también ha sido rechazado por gran parte de la comunidad científica. Los padres deben ser conscientes de que el cariño, la atención y el amor no malcrían a sus hijos, al contrario, contribuyen a crear un apego seguro, la base para que los pequeños puedan desarrollar una autoestima sana, se sientan seguros de sí mismos y se relacionen adecuadamente con los demás. Por tanto, si tu hijo llora, acude a su llamado e intenta buscar las causas y consolarle.

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