Bebé arcoiris, qué significa este concepto y qué dicen de ello los expertos
El concepto de bebé arcoiris conecta la maternidad con la Biblia. Esto significa y esto dicen expertos en psicología, ginecología y obstetricia sobre ello.
El concepto de bebé arcoiris puede llevarnos equivocadamente al universo infantil de los unicornios y la alegría desbordada. Sí, hay un sentido positivo en el término, como su propio nombre parece indicar, pero no es oro todo lo que reluce. Esto es lo que significa y lo que dicen los expertos sobre este concepto cargado de simbolismo, que conecta incluso con la Biblia.
La doctora Elba González, experta en ginecología y obstetricia, explica que los bebés arcoiris son aquellos que “nacen tras la pérdida de un hijo anterior, ya sea por un aborto durante el embarazo o por una muerte después del parto”.
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Se define como tal porque en la Biblia, agrega la especialista, “está escrito que después del gran diluvio apareció un gran arcoiris como un signo de consuelo y tranquilidad”. En concreto, como añaden desde Panamá Fertility, “un arcoiris es lo que Dios le ofreció a Noé después del diluvio como una promesa de renacimiento”.
Los bebés arcoiris, señala Sabina del Río, psicóloga especialista en maternidad y directora del centro de psicología Calma, “vienen a simbolizar que, tras el terror y la oscuridad que deja una tormenta, viene algo bonito con luz y color”. Este es el sentido positivo del concepto, la maternidad en sí misma, pero también conlleva un recuerdo a ese proyecto de vida que no fructificó antes. “Aunque no haya llegado a nacer, para unos padres siempre será su hijo. Que forme parte de la historia familiar, incluso que pueda figurar en el libro de familia y en el Registro Civil. Es un hijo que sí existió para los padres y que debe tener su identidad, nombre y lugar en la familia», opina del Río al respecto.
No sustituye a nadie
Los expertos advierten sobre el simbolismo de los bebés arcoiris para las familias que no es aconsejable pensar en que sustituyen a nadie. Esto era algo muy habitual en el pasado, cuando incluso era habitual que se pusiera el mismo nombre que al bebé perdido.
Así lo explica Diana Sánchez, psicóloga perinatal, fundadora de la asociación Española de Psicologia Perinatal y autora del libro Adiós bebé, en un artículo divulgativo del centro Calma: “era muy frecuente en la época de nuestros abuelos y abuelas y, aunque yo cada vez lo veo menos en consulta, es importante hacérselo entender a las parejas”, expone.
Para Sánchez, es clave conseguir que las parejas entiendan que el bebé arcoiris no está relacionado con nada de lo que ocurrió en el pasado. “El nuevo bebé no viene a sustituir al anterior. Es un nuevo bebé, con una nueva vida, y una historia que viene ya marcada por la pérdida en su familia de un bebé anterior. Ponerle el mismo nombre puede ser confuso para todo el mundo, y puede indicar este deseo de sustitución que deberíamos insistir que no puede ser el objetivo del nuevo nacimiento”, afirma la psicóloga.
En la misma línea se expresa la doctora Elba González, experta en ginecología y obstetricia: “Es importante saber que un nuevo bebé no llega para sustituir al anterior. Debemos tener en cuenta que es una vida nueva, por ello, no es recomendable dar el mismo nombre que tenía el bebé no logrado”, dice.
Las dos desaconsejan el hábito en desuso de utilizar el mismo nombre. “Aunque aquí entramos en el ámbito de lo no explícito, la carga emocional que damos a un bebé poniéndole el nombre de su hermano fallecido se puede entender que no es algo agradable, ni fácil de asimilar, cuando una vez que sea más mayor entienda lo que hay ocurrido”, señala Diana Sánchez. “Hoy en día, los especialistas han determinado que lo más saludable y recomendable es darle al nuevo bebé su lugar único en este mundo. La pareja necesita entender que este bebé es un ser distinto que no va a eclipsar la existencia del hijo anterior.
Es importante saber que no se trata de un reemplazo, el bebé que se logró no viene a sustituir al bebé perdido”, agrega la doctora González.
El duelo hasta la búsqueda del bebé arcoiris
Diana Sánchez, además, se refiere al duelo en la etapa anterior a la llegada de un bebé arcoiris. “Hay otro aspecto en el que incidir, y es el tiempo que hay que dejar pasar antes del nuevo embarazo”, señala.
La doctora Elba González establece en un plazo de seis meses a un año el tiempo mínimo adecuado hasta buscar un nuevo embarazo desde el punto de vista psicológico y emocional. “Lo mejor es esperar de seis meses a un año antes de volver a embarazarse, esto será de gran ayuda para que las emociones se asienten y se pueda comprender, reflexionar y aceptar lo sucedido”, afirma. Lo corrobora Diana Sánchez: “Ahora, los profesionales de la salud mental insistimos en la necesidad de que estas mujeres esperen al menos seis meses antes de volver a quedarse embarazadas”, asegura.
Para Sánchez, “con menos de cinco meses entre ambas situaciones se incrementa notablemente el riesgo de hacer un duelo patológico, con el consiguiente aumento de probabilidad de dificultades psicológicas en el embarazo y el posparto”. Y a esto hay que sumar la parte física del asunto, que se suma a la emocional. “En este tiempo tu cuerpo podrá recuperarse al 100% y será más probable que el siguiente embarazo sea exitoso”, señala al respecto la doctora González.
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Para la experta en ginecología y obstetricia, “es esencial vivir el duelo, porque si fingimos que nada pasó, entonces entraríamos en una negación de la realidad”. "Cada madre o padre saldrá adelante más rápido dependiendo del apoyo que tengan de familiares, amigos o compañeros. El duelo llega a su fin cuando integras este dolor y aprendes a vivir con él. La tristeza no desaparece, pero uno necesita reanudar su vida", concluye la psicóloga perinatal Diana Sánchez.