¿Cómo saber si los dibujos de tus hijos evolucionan acorde a su edad?
Así evoluciona el dibujo infantil a medida que los niños crecen
Los dibujos no son solo un medio a través del cual los niños se entretienen y dan rienda suelta a su creatividad, sino también donde proyectan sus emociones, sus temores, alegrías e inquietudes. Se trata de un recurso que utilizan de forma espontánea desde que son capaces de sujetar los colores con sus manos y que, va perfilándose a medida que crecen y desarrollan sus habilidades motoras finas. De esta manera, los dibujos van evolucionando a la par que los niños. De ahí que sean uno de los recursos que utilizan los psicólogos y psiquiatras infantiles para analizar el estado emocional y cognitivo de los pequeños y detectar posibles traumas, retrasos en el aprendizaje u otros problemas del desarrollo.
En este sentido, los dibujos pueden convertirse en un excelente recurso para saber cómo se sienten tus hijos y acceder a su mundo interior de una forma discreta pero efectiva. Por eso, es importante que los padres estén atentos a la evolución del trazo infantil y presten atención a cómo los niños van desarrollando sus habilidades con el dibujo para poder detectar posibles alteraciones a una edad temprana.
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Cuando todo comienza: los garabatos
Los primeros pasos de los niños con el dibujo comienzan cuando son capaces de hacer el movimiento de la pinza y pueden sostener un lápiz o color entre sus manos, allá por el año y medio de vida. Se trata de una etapa inicial en la que los pequeños toman el lápiz y hacen movimientos sin ningún sentido, orden o coherencia. Al no tener muy desarrollada todavía su coordinación motora podrás notar cómo el trazo es muy inestable e impreciso y no sigue ningún patrón. Es completamente normal.
Los trazos empiezan a cobrar sentido
Alrededor de los dos años de vida los trazos de los niños comienzan a cobrar sentido. A esta edad los pequeños van ganando en coordinación y precisión, de manera que tienen un mayor control sobre su trazo y, aunque aún no sean capaces de dar forma a las representaciones que tienen en su mente, sus líneas serán más estables y ordenadas. A partir de este momento, los niños comienzan a tener curiosidad por las texturas y muestran interés por los materiales, por lo que comenzarán a experimentar con el dibujo. En esta etapa empiezan a cobrar vida sus primeras figuras, aunque no tengan aún una forma reconocible.
Las formas y los colores como medio de expresión
Entre los 3 y 4 años el dibujo infantil va tomando forma. Los niños van ganando en coordinación óculo-manual y desarrollan su motricidad fina por lo que ya son capaces de sostener el lápiz o colores con mayor precisión. Esto se nota en sus trazos que serán más estables y coherentes, lo que hará que sus dibujos se vayan pareciendo un poco más a la realidad. Esto ya que, además, empiezan a mostrar curiosidad por los colores.
Los niños de esta edad disfrutan combinando distintos colores para dar vida a sus representaciones. De hecho, en algunos casos es probable que ya comiencen a manifestar preferencias por algunos tonos que predominarán en sus dibujos. También empiezan a tener interés por las figuras humanas y, si no lo habían intentado antes, pintarán por primera vez a mamá, papá y otras personas cercanas que ocupan un lugar importante en sus vidas. Es completamente normal que los tamaños aún no se adapten a la realidad y estén distorsionados respecto al entorno. Eso sí, a partir de esta edad los niños ya muestran más intencionalidad en sus dibujos, son capaces de plasmar en un papel sus emociones y lo que pasa por su mente.
Los detalles cobran importancia
Entre los 5 y 6 años el dibujo infantil se desarrolla a pasos agigantados. Los niños ya tienen un buen dominio de los movimientos finos y una buena coordinación, de manera que su trazo es mucho más preciso e intencional. A esta edad ya son capaces de dibujar detalles mucho más específicos como, por ejemplo, las diferentes partes del cuerpo humano e, incluso, algunos accesorios como ropa o el pelo, así como las frutas de un árbol o las ventanas o la puerta de una casa. Aunque sus figuras aún pueden ser sencillas, son fácilmente reconocibles y tienen un significado.
Para este entonces los niños empiezan a usar los colores de forma adecuada, combinándolos según se encuentran en la vida real. Ya son capaces de percatarse de que la hierba es verde, el cielo azul o la madera color marrón y, aunque pueden añadir detalles personalizados con toques de fantasía, empiezan a ser más fieles a lo que ven en su entorno. Los dibujos no poseen aún una gran terminación, pero son capaces de transmitir un mensaje y representar lo que pasa por sus mentes.
Originalidad y estilo se combinan
A partir de los 7 años el dibujo infantil despega definitivamente. Su nivel de detalle será mucho mayor, los niños no solo tendrán en cuenta los detalles del cuerpo o los distintos objetos, sino que añadirán toque personalizados y jugarán con las posiciones y los tamaños. Sus dibujos ya tienen una intención que transmite con más claridad lo que pasa por sus mentes. A esta edad ya se atreven a ampliar su abanico de dibujos, no solo se lanzan con las figuras humanas, sino que cada vez dibujan más paisajes de todo tipo, objetos e incluso, dan sus primeros pasos con personajes o mundos fantásticos.
Para este momento los niños comienzan a desarrollar un estilo más personal y son capaces de impregnar sus dibujos de una mayor originalidad. Ya no se dedican a copiar lo que ven a su alrededor o a seguir un patrón determinado, sino que se atreven a dibujar guiándose solo por su imaginación o su recuerdo. En muchos casos, aunque no sean capaces de dibujar dejándose llevar por su propia inspiración, pueden añadir detalles personalizados a las imágenes que representan.
Así, a medida que los niños se hacen mayores sus habilidades en el dibujo van mejorando paulatinamente. Por supuesto, hay niños que tienen mejores habilidades para la pintura mientras que a otros no se les da tan bien, pero a estas edades suelen tener mayores facilidades para hacer dibujos con más sentido y significado. De hecho, a partir de esta edad ya es posible detectar las inclinaciones artísticas de los niños para potenciarlas desde una edad temprana.
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