Educación

Efecto Pigmalión: Lo que pienses sobre tu hijo influirá en sus resultados

El Efecto Pigmalión en niños existe y los padres deben saberlo

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Efecto Pigmalión niños
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

A menudo los padres se refieren a sus hijos usando frases como “es un niño tímido”, “es muy desobediente” o “nunca se entera de nada”. Aunque no sean plenamente conscientes de ello, estas frases implican que se ha realizado un juicio de valor, que los padres han juzgado y etiquetado al niño, de forma prematura e inadecuada.

De hecho, este tipo de frases, repetidas una y otra vez, pueden terminar enquistándose en el inconsciente infantil, hasta que se convierten en una profecía autocumplida. Es lo que en el marco de la Psicología se conoce como Efecto Pigmalión.

El experimento que puso al descubierto el Efecto Pigmalión

Uno de los estudios más importantes sobre el Efecto Pigmalión fue realizado por los psicólogos Rosenthal y Jacobson. En aquel momento trabajaron con dos grupos de estudiantes de la escuela primaria: uno formado por niños con una inteligencia superior a la media que obtenían buenas calificaciones y otro por alumnos con una inteligencia por debajo del promedio.

A los profesores se les informó sobre las características de los estudiantes, pero los psicólogos realizaron una pequeña trampa. Se les informó que el primer grupo (integrado por los estudiantes aplicados) estaba formado por los peores alumnos, y que el segundo grupo (integrado por estudiantes mediocres), estaba formado por estudiantes brillantes.

Al cabo de un tiempo, se apreció que los estudiantes brillantes comenzaban a obtener peores calificaciones y aquellos que supuestamente tenían un rendimiento por debajo del promedio, mejoraban sus notas. Observando las clases, los psicólogos apreciaron que los maestros, sin darse cuenta, se comportaban de forma diferente con los estudiantes. Por ejemplo, a los alumnos que supuestamente eran más listos les daban más tiempo para responder, les estimulaban más y se molestaban menos cuando se equivocaban.

Estos psicólogos concluyeron que las creencias y expectativas de los maestros sobre el desempeño de los estudiantes incidían positiva o negativamente en sus calificaciones, dando lugar a una profecía autocumplida.

Efecto Pigmalión

¿Por qué las creencias y expectativas de los padres influyen en el desarrollo de sus hijos?

Las expectativas, creencias o prejuicios se expresan durante la comunicación con los niños y pueden generar sentimientos, comportamientos o actitudes no deseadas o inesperadas. El problema es que el autoconcepto, la imagen que tenemos de nosotros mismos, se desarrolla y depende de las expectativas que los otros depositan sobre nosotros.

Por tanto, el autoconcepto infantil se va formando en relación con las valoraciones que recibe de sus padres, abuelos, profesores… Por eso, si desde pequeño le ponen una etiqueta o cree que no es capaz de realizar ciertas cosas, el niño asumirá esa limitación como verdadera.

Obviamente, no se trata de falta de capacidad, sino de que el entorno lastra su deseo de ponerse a la prueba. El niño piensa que si los demás creen que no es capaz de hacerlo, no es necesario probar suerte ya que es probable que falle.

¿Cómo pueden utilizar los padres el Efecto Pigmalión para potenciar el desarrollo infantil?

El Efecto Pigmalión puede tener un influjo negativo sobre el desarrollo del niño, limitando sus potencialidades pero, tal y como se apreció en el experimento, también puede estimular sus capacidades. La clave consiste en desarrollar expectativas realistas sobre el niño. De hecho, a menudo los padres cometen el error opuesto: desarrollar expectativas irreales o anhelos imposibles que solo añaden un estrés innecesario al pequeño y generan el miedo al fracaso.

Por tanto, como padre debes aprender a medir tus expectativas y cuidar la manera en que le hablas a tu hijo ya que esas frases pueden potenciar o limitar su desarrollo. Asegúrate de motivarle a romper sus límites, pero sin añadir demasiada presión.

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