Las emociones durante el embarazo pueden afectar el desarrollo del niño
Referencias científicas
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¿Sabías que los bebés son capaces de escuchar y sentir dentro del vientre materno? A partir de la semana 29 de gestación, cuando sus sentidos ya están prácticamente formados, son capaces de empezar a reconocer la voz de su madre y su padre, así como los sonidos que provienen del exterior. A medida que la gestación avanza y se compenetran más con la madre, también pueden inquietarse si esta se siente nerviosa o estresada, de la misma manera que se tranquilizan y están más a gusto cuando su madre realiza ejercicios de yoga o relajación.
Sin embargo, lo que no se sabía hasta hace muy poco es que las emociones de la madre no solo influyen en la reacción de los niños en el vientre materno, sino que también pueden afectar su desarrollo emocional y cognitivo al crecer e incluso, moldear su personalidad. Sufrir depresión, ansiedad o estrés mantenido puede aumentar el riesgo de que tu bebé desarrolle problemas emocionales, tenga un carácter más melancólico o un coeficiente intelectual más bajo.
¿Cómo afectan las emociones maternas el desarrollo infantil?
Desde el vientre materno, el bebé descubre y experimenta el mundo a través de su madre. No solo percibe los sonidos que llegan desde el exterior, sino que también estrecha lazos afectivos, creando un fuerte vínculo que puede influir incluso en su propio desarrollo. Así lo corroboró un estudio realizado en el Imperial College London, donde se encontró que el estrés de las madres puede afectar el desarrollo emocional y cognitivo de sus hijos.
Según la revisión teórica de este estudio, sufrir estrés o ansiedad durante el embarazo aumenta el riesgo de que los niños desarrollen problemas de atención, ansiedad, déficit de atención o hiperactividad al nacer. De hecho, según los investigadores, padecer ansiedad o depresión prenatal puede contribuir a aumentar entre un 10% y un 15% las posibilidades de desarrollar estas alteraciones a largo plazo.
Asimismo, otra investigación, esta vez realizada en el Maurice Wohl Clinical Neuroscience Institute reveló que la depresión durante el embarazo está asociada con un comportamiento alterado al nacer en los niños, así como una respuesta biológica al estrés más activa durante la infancia, lo que les hace más vulnerable a padecer ansiedad a medida que crecen. La depresión durante la gestación también se ha vinculado con un mayor riesgo a la prematuridad y un bajo peso al nacer.
De la misma manera, se conoce que las madres que han sufrido una gran pérdida durante el embarazo y a causa de ello, sienten una gran tristeza que roza la depresión, suelen tener hijos más sensibles y melancólicos. Mientras que aquellas mujeres que sufren violencia de género o que han desarrollado su embarazo en medio de un conflicto bélico, suelen tener niños con un mayor riesgo a tener problemas de conducta y/o una marcada falta de atención.
De hecho, otro estudio a cargo de investigadores de la Universidad de Rochester reveló que el aumento de los niveles de cortisol en las mujeres embarazadas, causados por un período de estrés, pueden afectar el adecuado desarrollo cognitivo de los niños. Como resultado los niños pueden presentar alteraciones en su capacidad de aprendizaje durante la infancia, así como un menor coeficiente intelectual.
¿Por qué las emociones de la madre afectan a su hijo?
El mecanismo mediante el cual las emociones de la madre durante el embarazo afectan el desarrollo emocional y cognitivo de sus hijos no está del todo claro. Sin embargo, todo apunta a que puede deberse a la influencia de las hormonas maternas en el desarrollo infantil, como apuntó el estudio llevado a cabo en el Imperial College de Londres.
En práctica, lo que sucede es que cuando la mujer se siente triste, ansiosa o estresada, segrega determinados tipos de hormonas, como cortisol y adrenalina en el caso del estrés, o la progesterona en el caso de que se sienta deprimida. Cuando los niveles de estas hormonas aumentan demasiado, es probable que puedan atravesar la placenta e “inundar” el líquido amniótico, desde donde afectan al bebé.
La placenta desempeña un papel crucial en la regulación de la exposición fetal a los factores maternos, pero esta barrera es vulnerable a los elementos químicos del cuerpo. De hecho, se ha evidenciado que en las madres que sufren estrés, se experimenta un aumento del nivel de cortisol en el líquido amniótico donde se desarrollan los bebés. En cualquier caso, no podemos olvidar que, a fin de cuentas, madre e hijo comparten los mismos nutrientes, la misma sangre y también las variaciones químicas que tienen lugar durante el embarazo.
¿Es posible evitar que las emociones maternas afecten el desarrollo infantil?
Por supuesto. Si quieres evitar que tus emociones hagan mella en el desarrollo emocional de tus hijos, puedes tomar cartas en el asunto e intentar regular tus emociones durante esta etapa. Existen diversas estrategias sencillas y prácticas que puedes implementar en tu rutina cotidiana para mantener a raya las tensiones, el estrés y combatir la depresión. He aquí algunas ideas que pueden ayudarte.
- Sal a caminar a diario para reducir tus niveles de cortisol y aumentar tus endorfinas. También puedes practicar algún deporte suave y ligero, sobre todo si ya lo hacías antes del embarazo.
- Practica ejercicios de yoga para embarazadas, una manera de ganar también flexibilidad y prepararte para el momento del parto.
- Apuesta por los ejercicios de respiración diafragmática para calmar tus emociones y relajar tu mente. Puedes combinarlos con algunos ejercicios de visualización.
- Practica la atención plena, una buena manera de relajar el exceso de tensiones y centrarte en el momento presente.
- Come más sano y elige aquellos alimentos que aumentan tus niveles de endorfinas como el chocolate, los garbanzos, la caballa y los cacahuetes.
También puedes apostar por escuchar música relajante. Este sencillo gesto puede ayudar a reducir la ansiedad y la depresión prenatales, como reveló un estudio realizado en la Universidad de Londres. Una experiencia que no solo servirá para combatir el estrés, sino que también hará que te sientas más feliz, a la vez que ayudará a que el bebé se sienta más relajado en el vientre materno.
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