Salud

Esquizofrenia infantil: Cuando la conducta y el comportamiento se desorganizan

Características, causas y síntomas de la esquizofrenia en niños

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Niños esquizofrénicos
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

La esquizofrenia es uno de los trastornos mentales más limitantes, y afecta aproximadamente al 1% de la población. De hecho, según datos de la Organización Mundial de la Salud, unos 52 millones de personas padecen este problema. Sin embargo, la esquizofrenia no se limita a los adultos, también puede aparecer en los primeros años de vida.

Aún así, se debe aclarar que es muy raro que aparezca antes de los 6 años, normalmente los primeros síntomas se detectan en la adolescencia. Desgraciadamente, diagnosticar la esquizofrenia en la infancia es muy complicado, sobre todo a edades tempranas, ya que los niños no tienen las mismas habilidades comunicativas que un adulto y tampoco comparten su sistema de conceptos y su visión del mundo.

Por ejemplo, en la infancia es normal que aparezcan amigos imaginarios y que exista un pensamiento mágico, por lo que estos no son indicadores de esquizofrenia. En la etapa preescolar también son usuales las alucinaciones visuales y táctiles, sobre todo en situaciones de estrés, pero ello no indica que exista un trastorno de base.

Por tanto, los padres deben observar con atención el comportamiento de sus hijos, sin prejuicios ni ideas preestablecidas. Si sospechan que su conducta no es normal para su edad, entonces deben consultar a un psicólogo o psiquiatra, que se encargará de hacer el diagnóstico y orientar el tratamiento.

¿Cuáles son los síntomas de la esquizofrenia en los niños?

La esquizofrenia infantil provoca alucinaciones, casi siempre de carácter amenazante, así como una desorganización del pensamiento, que se vuelve confuso y raro. Lo más usual es que el niño sufra alucinaciones auditivas, ya sean voces que le dan órdenes o que le asustan.

En el 50% de los casos también aparecen ideas delirantes, que pueden hacer referencia al miedo a ser perseguido por alguien, a preocupaciones sobre su salud o a ideas de grandiosidad. Mientras el niño está inmerso en este estado, no logra distinguir la realidad de las alucinaciones o de sus sueños. Obviamente, como su mente está imbuida en ese mundo, pierde el contacto con la realidad y suele descuidar los deberes escolares e incluso sus actividades cotidianas por lo que no le preocupará bañarse, cepillarse los dientes y ni siquiera comer.

Esquizofrenia en niños

Como existen diferentes tipos de esquizofrenia, los síntomas también varían. Por ejemplo, pueden aparecer cambios extremos y repentinos en el estado de ánimo o carecer de expresión facial, algunos padres refieren que es como si hubiesen perdido las emociones. Otros niños manifiestan conductas repetitivas o copian los gestos de las personas que están a su alrededor.

En algunos casos se puede apreciar una resistencia al cambio extrema y se niegan a seguir instrucciones. También es común que el niño muestre un total desinterés por los objetos y actividades que antes le gustaban. Los problemas para relacionarse con las personas y con sus coetáneos son otro síntoma común ya que estos niños a menudo no saben qué decir ni cómo comportarse delante de los demás, no han desarrollado suficientemente sus habilidades sociales.

¿Un problema genético?

Las causas de la esquizofrenia aún no se han esclarecido por completo pero se conoce que cuando en la familia hay una persona que padece esta enfermedad, aumentan las probabilidades de que el niño también la sufra. Estadísticamente hablando, si uno de los padres tiene esquizofrenia, el hijo tiene un 12% de posibilidades de desarrollar ese trastorno, una cifra que asciende al 39% cuando se trata de ambos padres.

También se han apreciado daños a nivel cerebral que afectan la maduración normal y dañan las funciones cognitivas. De hecho, varios estudios han vinculado la esquizofrenia con alteraciones perinatales, especialmente durante el segundo trimestre del embarazo. No obstante, se conoce que la educación y el contexto social también desempeñan un rol importante en su aparición o en la agudización de los síntomas.

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