A medida que los niños crecen su sistema visual va madurando y son capaces de percibir determinados detalles que antes no notaban. De hecho, no es hasta alrededor de los 16 o 18 meses que pueden distinguir bien los colores, aunque todavía no son capaces de identificarlos. La mayoría de los niños no pueden identificar los colores hasta que no cumplen los dos años y no es hasta cerca de los 3 años que estarán listos para aprenderlos.
Que el juego es la forma más efectiva de aprendizaje en los más pequeños no lo decimos nosotros, lo dicen la inmensa mayoría de los expertos en pedagogía. La motivación que despierta en ellos cualquier cosa que tenga que ver con el juego no se puede comparar con nada, y por el juego es parte fundamental de la vida en las aulas de las escuelas infantiles y en las clases de educación infantil de los colegios.
En casa, ocurre lo mismo. ¿Cuántas veces os ha ocurrido que los peques han asimilado algo, lo que sea, casi sin dificultad a través de un juego? Seguro que no una ni dos. Y por eso hay que reivindicar más si cabe que es este, el juego, la mejor actividad extraescolar para nuestros hijos pequeños, al menos hasta los seis años -no quiere decir que no sean buenas las extraescolares, pero sí que es importante dejar espacio al juego-.
Se puede trabajar el desarrollo psicomotor, la creatividad, la autonomía, la imaginación, el vocabulario… Todo lo que os venga a la cabeza que queráis potencias en casa.
Aunque en clase ya los trabajan, no está de más hacerlo también en casa. O bien aprovechando cualquier ocasión que la rutina nos ponga delante (los coches cuando vamos de paseo, por ejemplo) o bien a través de juegos divertidos de dinámicas sencillas.
A continuación, compartimos contigo hasta ocho actividades diferentes para trabajar los colores de una forma amena y muy eficaz. No tendrás mayor dificultad para replicar el juego en casa y todos ellos son una garantía de diversión y de aprendizaje para los peques ya que conseguirán centrar toda su atención.
Ayuda mucho, lógicamente, que sean actividades centradas en los colores, una gran ventaja a nivel visual, y ya sabemos lo importante que es el hecho de que algo les entre por los ojos a los niños.
Arcoíris
Hacer un arcoíris con los peques de la casa siempre es garantía de éxito. Y lo mejor de todo es que ofrece un sinfín de posibilidades. En función de su desarrollo podéis hacerlo con pintura especial para manos, con ceras, con plastilina o con recortes de cartulina que ir pegando. La idea no es que quede un arcoíris perfecto sino que aprendan a diferenciar los colores y sean creativos a la hora de ordenarlos.
Jardín de colores
Pon un poco de arena y crema de afeitar en una bandeja hasta conseguir una textura que pueda manejarse bien. Sobre ella podéis colocar hojas y flores creadas a base de fieltro, goma o cartulina según les vayáis indicando por colores de manera organizada o dejando que sea la creatividad la que se apodere de ellos.
Experimento de colores
Los más mayores de la casa seguro que disfrutan con este experimento casero que consiste en colocar siete vasos en fila, y llenar de agua tanto el primero como el tercero, el quinto y el séptimo. Añade unas gotas de colorante rojo en el primer vaso y también en el último, después pon colorante amarillo en el tercer vaso y azul en el quinto vaso. Una vez repartido todo, dobla unas hojas de papel absorbente por la mitad y dóblalas otra vez en sentido longitudinal. Debes colocarlas de uno a otro vaso, de forma que conecte cada vaso con el siguiente. El resultado será que el agua coloreada pasará a arrastrarse por el papel hacia el siguiente vaso, el agua comenzará a descender hacia el vaso vacío que hay al lado y los dos colores terminarán por mezclarse en el vaso vacío. Fascinante.
Piezas de colores
Lo mejor para este juego es que recurras a piezas de distintas formas y colores para trabajar conceptos como los de la geometría al tiempo que se diferencian las tonalidades. Podéis crearlas vosotros mismos con cartulina o goma eva y no hay más que repartir unos cuantos por el suelo e introducir el resto en una bolsa de la que irán sacado hasta colocar en su correspondiente color.
Clasificación por colores
Tan simple como efectivo para que aprendan a diferenciar los distintos colores es este juego que resulta mucho más entretenido de lo que parece. Consiste simplemente en pedirles que organicen en cubos, apartados, cajas o de la manera en la que se os ocurra, diferentes objetos en función de su color. Se trata de reunir todo lo que encuentren por casa de un color en un sitio y hacer lo mismo con los otros tonos.
Bloques de colores
Puede ser con bloques de construcción o simplemente con objetos como palos o pinzas de colores. La idea es que vayan uniéndose a partir de las instrucciones sencillas que les vayas dando como, por ejemplo, coloca uno azul con otro del mismo color o coloca dos palitos en el de color rojo. Una manera perfecta de trabajar tanto los números como los colores.
Veo veo cromático
Se trata de una versión del juego tradicional “Veo, veo”, en el cual se le pide al niño que encuentre los objetos que empiezan con una vocal o consonante. En este caso puedes usar la misma estrategia del juego tradicional pero con colores. Pídele que busque objetos de determinado color: “Veo, veo, le dices ¿Qué ves?, pregunta el niño. Un objeto de color azul”. Y el niño debe salir en busca del objeto u objetos de color azul. Luego se vuelve a empezar, esta vez con un nuevo color.
¡El día del color!
¿Y si de repente una mañana decidís dibujar el día de un color? Se trata de un juego muy divertido: elegir un color para cada día e intentar que todas las actividades de la jornada estén relacionadas con ese color. Por ejemplo, si elegís el rojo puedes vestir al niño con una prenda roja, tender la cama con una sábana también roja y preparar una ensalada de tomates o unos macarrones a la boloñesa para comer. Se trata de una forma divertida y sencilla de enseñarle los colores a tu hijo mientras os divertís juntos.
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