Lactancia materna exclusiva durante los 6 primeros meses: ¿Una práctica apta para todos?

La leche materna es el alimento perfecto para el bebé durante sus primeros meses de vida. No solo es muy fácil de digerir sino que también contiene los nutrientes que el pequeño necesita para crecer. Además, se ha demostrado que posee una gran cantidad de anticuerpos por lo que fortalece el sistema inmunitario del pequeño y lo protege contra las infecciones del entorno.

Ello explica por qué los pediatras y expertos de la OMS recomiendan mantener la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida. Sin embargo, esta práctica tan saludable no siempre resulta beneficiosa para los bebés, sobre todo cuando sus madres no producen suficiente leche. Estudios recientes han encontrado que, en estos casos, mantener la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de vida puede conllevar serios riesgos.

3 razones por las que la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses puede ser peligrosa

1. Aumenta el riesgo de anemia en los bebés. Un estudio publicado en The Journal of Nutrition encontró que la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida incrementa el riesgo de anemia por deficiencia de hierro en los bebés, un problema que a su vez aumenta las probabilidades de padecer alteraciones cognitivas y motoras irreversibles. De la misma manera, se encontró que los bebés cuyas madres tienen problemas con la absorción del hierro y practican la lactancia materna exclusiva tienen hasta 3 veces más probabilidades de padecer anemia infantil.
2. Incrementa las probabilidades de deshidratación infantil. Un estudio realizado entre los recién nacidos de Reino Unido encontró que de 7 a 9 bebés por cada 100.000 nacidos vivos sufría deshidratación como resultado de que sus madres no tenían suficiente leche materna. Asimismo, otra investigación, esta vez realizada en Turquía, desveló que el 14% de los bebés presentó una deshidratación severa durante la lactancia materna exclusiva. Los expertos explicaron que se trata de un problema poco común pero que si no se detecta a tiempo puede poner en peligro al bebé.
3. Existe un mayor riesgo de alergias alimentarias. Se ha demostrado que los bebés a los que no se les ha introducido determinados alimentos antes de los 6 meses tienen una mayor incidencia de alergias alimentarias. De hecho, un estudio publicado en la European Journal of Pediatrics encontró que retrasar la introducción de los alimentos sólidos después de los 4 o 6 meses no previene el riesgo de alergia pero, en cambio, puede aumentar el riesgo de padecer una alergia alimentaria sobre todo en los bebés con antecedentes alérgicos en la familia.

Apostar por la lactancia materna exclusiva de forma segura

Los beneficios de la lactancia materna tanto para el bebé como para su madre la convierten en la alimentación ideal durante los primeros meses de vida. Algunas investigaciones han demostrado las ventajas de mantener la lactancia materna incluso hasta el primer año como complemento de la alimentación del bebé. Sin embargo, es importante tener en cuenta que a veces la lactancia no basta para ofrecerle al pequeño los nutrientes que necesita para crecer sano y fuerte.

Para evitar que el bebé se exponga a riesgos innecesarios puedes llevar a tu hijo a su pediatra regularmente para que evalúe su estado de salud general, determine si está ganando el peso que corresponde a su edad e incluso, le haga unas pruebas de rutina para comprobar si sus niveles de minerales, vitaminas y proteínas se encuentran dentro de los parámetros adecuados.

Sin embargo, no olvides que nadie conoce a tu bebé tan bien como tú, por lo que también es importante que aprendas a identificar cuándo el pequeño está saciado y cuándo tiene hambre. Si tras amamantar a tu pequeño, este sigue llorando o a medida que pasan los meses tiene hambre con más frecuencia, es probable que no esté teniendo suficiente con la leche materna y sea necesario recurrir a la alimentación complementaria.