Salud

Todo lo que los mocos nos desvelan de la salud de los niños

Los mocos te dicen mucho sobre la salud de tus hijos

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color mocos
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

La mucosidad en las vías respiratorias, conocida comúnmente como mocos, es uno de los síntomas más comunes entre los niños. Los mocos suelen aparecer por un resfriado o gripe, pero también pueden ser una señal de una enfermedad más seria como una infección respiratoria ya que pueden ser un mecanismo de defensa del organismo para combatir posibles infecciones.

Los mocos: La mejor defensa contra las infecciones

Los mocos son uno de los mecanismos de defensa principales que tiene el organismo ya que contribuyen a proteger a los niños de los agentes externos que pueden causarle una infección. Básicamente, cuando las mucosas detectan un virus o una bacteria, se irritan y empiezan a segregar los mocos, que se encargan de capturar los gérmenes y expulsarlos de nuevo al exterior. De esta forma, los mocos consiguen que los gérmenes no entren en el cuerpo y se reproduzcan.

En el caso de los niños, este mecanismo se activa con más frecuencia ya que su sistema inmunitario todavía es inmaduro, por lo que necesita crear sus propios anticuerpos para evitar la entrada de agentes patógenos al organismo. Esto explica por qué a medida que los niños crecen y su sistema inmunitario se fortalece, suelen producir menos mocos.

Sin embargo, los mocos no solo son efectivos para evitar las infecciones sino también para combatirlas. Cuando un niño tiene una infección de las vías respiratorias altas, por ejemplo, su organismo comienza a segregar mocos, una estrategia para expulsar los gérmenes y ayudar a los anticuerpos a luchar contra los agentes patógenos.

También hay casos en los que la mucosidad excesiva se debe a un mal funcionamiento del sistema inmunitario, como sucede en las alergias. En las alergias infantiles lo que ocurre es que las defensas del cuerpo catalogan determinados agentes externos como dañinos, aunque en realidad no lo sean. De esta manera, cada vez que el niño se expone a ese agente, también conocido como alérgeno, se desencadena una reacción defensiva del sistema inmunitario y comienza a producir mocos para evitar su entrada al organismo.

mocos verdes espesos en niños

¿Cómo identificar los distintos tipos de mocos en los niños?

Para muchos padres puede ser complicado determinar cuándo los mocos son un síntoma de una enfermedad y cuándo se trata tan solo una reacción natural del organismo. Sin embargo, en realidad no es tan difícil, basta aprender a reconocer las diferentes características de cada tipo de mucosidad.

Mocos claros y abundantes

Este tipo de mucosidad puede aparecer como consecuencia de una reacción alérgica o como resultado de la incubación de un resfriado o gripe. Son de color claro, casi transparente, y más bien líquidos. En el caso de una reacción alérgica, esta mucosidad no suele cambiar sus características con el paso de los días, mientras que si se trata de un resfriado o gripe, comenzará a adquirir un tono más amarillento y se volverá más espesa.

Mocos amarillentos

Esta mucosidad suele aparecer una vez que el resfriado o la gripe se han instaurado, de manera que empieza a fluir más lentamente ya que su función ahora consiste en recoger los agentes patógenos para expulsarlos del organismo. El hecho de que los mocos sean menos abundantes permite que aumenten su espesor, a la vez que incrementa su concentración de glóbulos blancos, los encargados de combatir la infección y responsables de ese color amarillento.

Mocos muy espesos

Por lo general, esta mucosidad aparece en la fase final de un proceso gripal, sobre todo en la noche, cuando deja de fluir con tanta abundancia, lo que le permite aumentar su viscosidad y espesor. En estos casos, los mocos pueden tener un color claro, pero lo más usual es que adquieran una tonalidad amarillenta-verdosa debido a que contienen una mayor cantidad de gérmenes y sustancias de desecho.

Mocos verdes

La mucosidad verde es el resultado de la batalla que está librando el organismo contra la infección. Por lo general, aparece en las etapas finales de los resfriados y gripes, pero a veces pueden presentarse mucho antes. Su color verdoso se debe a la alta concentración de neutrófilos, un tipo de leucocitos que se encarga de envolver y neutralizar a los gérmenes, para luego expulsarlos del organismo.

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