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El nacimiento del niño Jesús, un bonito cuento de Navidad para contarles a los niños

Origen y magia de la Navidad: una historia para compartir con los niños

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Nacimiento niño Jesús
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Sinónimo de reuniones en familia y reencuentros con los amigos, la Navidad es una de las épocas del año que tanto los adultos como los niños esperamos con mucha ilusión. Un momento perfecto para recordar algunas de las mejores vivencias del año, disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos y pasar ratos divertidos con los más pequeños de casa para ayudarles a crear bonitos recuerdos de la Navidad que recuerden durante mucho tiempo.

Sin embargo, lo cierto es que aunque hoy solemos asociar las navidades con fiestas y celebraciones, esta fecha en realidad tiene un origen bíblico. Cuenta la biblia que fue el 25 de diciembre el día en que nació el niño Jesús, el hijo de Dios, lo que impregna a esta celebración de un matiz religioso que es interesante contarles a los más pequeños de casa. Y nada mejor para hacerlo que narrándoles la historia del nacimiento del niño Jesús adaptada para los peques.

Cuento para los niños: El nacimiento del niño Jesús

Hace más de 2.000 años, María, una doncella judía prometida con un carpintero llamado José, recibió una noche la inesperada visita del arcángel Gabriel. El arcángel era un enviado de Dios y traía un importante mensaje para María. Le dijo que tendría un hijo al que tendría que llamar Jesús, que sería hijo de Dios y que reinaría para siempre. Sorprendida, María se preguntó cómo podría ser posible si aún no estaba casada, pero Gabriel le dio que confiara en Dios y que todo iría bien.

Tras esa extraña visita, María le contó lo sucedido a José, su prometido, quien al principio tuvo dudas y desconfió de María. Sin embargo, a la noche siguiente un ángel se le presentó en sueños y le dijo que lo que le había contado era cierto y que ese niño era hijo de Dios. Al despertar José había despejado todas las dudas, así que se armó de valor y le pidió matrimonio a María para acompañarla durante todo el proceso y recibir juntos al niño que estaba esperando.

Así, pasaron los meses viviendo muy felices en Nazaret, una pequeña ciudad situada en Israel. Pero un día, cuando el embarazo de María estaba ya muy avanzado, llegó la noticia a la ciudad de que todo el mundo debía acudir a su ciudad de origen por orden del emperador romano César Augusto a quien la ciudad debía obediencia ya que formaban parte del inmenso Imperio Romano.

Así que el 24 de diciembre María y José, a lomo de una mula, partieron camino a Belén, la ciudad en la que debían personarse. Nada más llegar a la ciudad María empezó a encontrarse mal y se dio cuenta de que el momento del parto había llegado y que el bebé ya estaba en camino. José intentó encontrar sitio en alguna posada, pero todas estaban ocupadas. Finalmente, llegaron a un establo abandonado, donde solo había un buey, pero José ni corto ni perezoso hizo una cama con paja para que María se tumbara y pudiera dar a luz.

Y así, pocos momentos después nació el niño Jesús en un establo con la única compañía de una mula y un buey, su padre y su madre, la Virgen María, quien nada más nacer lo colocó sobre un pesebre. Allí estaban los padres junto a su hijo cuando al caer la noche vieron aparecer en el cielo una estrella muy brillante, la más brillante de todo el firmamento, que se situó justo encima del lugar donde estaba al niño.

Mientras, un ángel se presentó a un grupo de pastores que cuidaban de su rebaño a las afueras de la ciudad y les dijo que no temieran, que venía a darles buenas noticias porque en la ciudad de David había nacido el Salvador, al que encontrarían envuelto en un pesebre. Los pastores, sin pensárselo, acudieron al establo sobre el que brillaba la estrella y se postraron ante el niño Jesús en señal de respeto.

Nacimiento del niño Jesús Cuento de Navidad

Muy lejos de allí, en Oriente, tres sabios astrólogos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar, vieron la estrella aparecer y supieron que significaba que un nuevo rey iba a nacer, así que decidieron seguir la estrella hasta su lugar de origen para adorar al nuevo rey.

Al llegar a Belén no encontraban al niño, así que fueron a preguntar al palacio del rey de la ciudad, el malvado Herodes quien, al saber que un nuevo rey había nacido y podía destronarle, les pidió a los Tres Reyes Magos que, una vez encontraran al niño, se lo dijeran para que él también pudiera ir a adorarle.

Finalmente, Melchor, Gaspar y Baltasar encontraron el pesebre y se acercaron para rendir honores al niño Jesús. Antes de salir habían llevado consigo un pequeño obsequio para el recién nacido, así que aprovecharon para darle al niño Jesús los regalos que habían traído de tan lejos: oro, incienso y mirra. Cuando ya se iban, decidieron salir de la ciudad sin pasar por el palacio a decirle a Herodes donde estaba Jesús ya que no se fiaban de él y suponían que iba a hacerle algo malo.

Herodes cansado de esperar noticias sobre el paradero de Jesús y preocupado por el nacimiento del nuevo rey, mandó matar a todos los niños recién nacidos de la ciudad para evitar que alguno le destronara. Sin embargo, antes de que los soldados pudieran llegar a donde estaba el niño Jesús un ángel avisó a María y José, quienes huyeron a tiempo de la ciudad. Cuando Herodes murió volvieron a Nazaret y allí vivieron toda la infancia de Jesús.

Por eso, según cuenta la Biblia el 24 de diciembre es Nochebuena, la noche anterior al nacimiento de Jesús, que se celebra el 25 de diciembre, la Navidad. Y la noche del 5 de enero es la víspera de la llegada de los Reyes Magos que, al igual que llevaron regalos al Niño Jesús, hoy día siguen trayendo regalitos a todos los niños que se portan bien para conmemorar el nacimiento del hijo de Dios.

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