La clave que explica por qué un niño es diestro o zurdo

Hace tan solo unas décadas la zurdera se consideraba una alteración. Por esa razón, la mayoría de los padres intentaban evitar a toda costa que sus hijos utilizasen la mano izquierda para escribir o sostener un vaso. Bajo esa reminiscencia negativa heredada del pasado, este simple gesto fue considerado una aberración y los niños zurdos eran discriminados en un mundo de diestros hasta hace poco. Afortunadamente, con el desarrollo de la ciencia se descubrió que la zurdera, esa característica que distingue al 10% de la población mundial, es en realidad una consecuencia de lo que ocurre en nuestro cerebro y médula espinal en el vientre materno.

Lo que sucede en el cerebro de los diestros y zurdos

Ser diestro o zurdo no es una decisión personal ni está determinado por la educación o la cultura, como se pensaba antiguamente, sino que es un resultado de la lateralización cerebral y de la especialización y dominancia de los hemisferios. Conectados por el cuerpo calloso, el cerebro humano se divide en dos hemisferios cerebrales, el izquierdo y el derecho, los cuales se especializan en diferentes funciones neuronales y cognitivas. Por lo general, existe un hemisferio dominante que es el que controla la mayor parte de estas funciones de manera instintiva y automática, pero curiosamente, lo hace de manera cruzada.

Esto significa que, en el caso de los niños diestros, es el hemisferio izquierdo el que controla la mayor parte de las funciones cerebrales mientras que en los niños zurdos ocurre a la inversa; es decir, el hemisferio derecho suele ser el dominante. Aunque vale aclarar que cada vez existe más evidencia que sugiere que en los zurdos en realidad no existe una dominancia derecha clara, sino que se tiende más bien a una interconexión de todo el cerebro, es decir, que utilizan de manera indistinta los dos hemisferios. Ello explicaría por qué muchos de los niños zurdos tienen una gran habilidad utilizando también su mano derecha, a la vez que desarrollan una mayor agilidad mental y tienen una respuesta cognitiva mucho más ágil que los diestros.

Sin embargo, las diferencias cerebrales entre zurdos y diestros van más allá de la dominancia de los hemisferios. Un estudio realizado en el Instituto Max Planck de Psicolingüística y el Instituto Donders en Nijmegen encontró que el cerebro de los zurdos tiene más materia gris en diez regiones específicas de la corteza del cerebro, relacionadas con la memoria de trabajo, el control manual, la visión y el lenguaje. Asimismo, se conoce que los niños zurdos tienen una mayor sensibilidad y creatividad que los diestros, a la vez que reaccionan más rápidamente, debido a que tienen determinadas áreas cerebrales más desarrolladas.

Todo comienza en la médula espinal

Las diferencias en el cerebro de los niños diestros y zurdos son cada vez más patentes para la ciencia, pero no ha sido hasta hace poco que se ha encontrado la causa de estas divergencias. Antiguamente se pensaba que la preferencia de utilizar una u otra mano residía en la corteza motora cerebral, la cual le envía una señal a la médula espinal que se transforma en movimiento. Sin embargo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Ruhr de Bochum ha añadido luces sobre este fenómeno, desvelando que las diferencias en el cerebro responsables de que un niño sea diestro o zurdo empiezan a gestarse en el vientre materno y están relacionadas con la formación de la médula espinal.

Tras analizar la expresión genética en la médula espinal entre la octava y duodécima semana de embarazo, los investigadores encontraron algunas diferencias en el control de los movimientos de las extremidades. Básicamente, en este momento los fetos ya tienen una inclinación a utilizar su mano izquierda o derecha en el vientre materno. De hecho, a partir de la semana decimotercera ya se puede observar mediante ecografías cómo algunos bebés se chupan el dedo de la mano derecha mientras que otros prefieren hacerlo con la izquierda.

Sin embargo, lo interesante es que ¡la médula espinal y la corteza motora no están aún conectadas! Esto significa que la causa de que los niños sean zurdos o diestros en realidad no radica en el desarrollo cerebral, como se pensaba hasta hace poco, sino que sienta sus bases en el proceso de formación de la médula espinal.

Eso sí, la causa de por qué la responsabilidad recae sobre la médula espinal sigue sin conocerse. Mientras que algunos expertos consideran que puede deberse a las influencias ambientales que tienen lugar durante las primeras semanas de gestación, otros investigadores consideran que podría estar relacionada con la genética y la herencia en el desarrollo humano.

Los genes en el desarrollo de la lateralidad y la dominancia hemisférica

El hecho de que el 40% de los padres zurdos tengan hijos zurdos ha llevado a la ciencia a considerar la influencia de los genes en el desarrollo de la lateralidad y la dominancia de los hemisferios cerebrales. De hecho, una investigación realizada en la Universidad de Oxford encontró una variante común del gen LRRTM1 en las personas con tendencia a utilizar su mano izquierda, lo que denota su posible influencia en el desarrollo de la zurdera.

Sin embargo, no es el único estudio al respecto. Otra investigación, esta vez realizada por el Instituto de Investigación Médica QIMR Berghofer encontró 41 cambios en el par de bases del ADN relacionados con la posibilidad de que un niño sea zurdo y otros 7 estrechamente relacionados con la condición de ambidiestro. La mayoría de estas diferencias se encontraron en los genes de los microtúbulos, que no son más que estructuras celulares formadas por polímeros proteicos que se encuentran en el citoplasma de las células.

Sin duda, los resultados desvelan la influencia de los factores genéticos en la habilidad para utilizar una u otra mano, aunque los investigadores afirman que el mayor peso lo tienen en realidad los factores ambientales. Hábitos como entrenar un deporte o tocar un instrumento musical pueden tener una gran influencia en la preferencia de una u otra mano en los niños, pudiendo incluso llegar a variar la dominancia hemisférica desarrollada desde el vientre materno.