Familia

Si no quieres abrazos, tu infancia tiene mucho que ver

La huella de la niñez en nuestra forma de expresar y aceptar el afecto físico

[mashshare icons=»1″]

abrazos amor
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Un abrazo reconforta a cualquiera, de hecho se sabe que 20 segundos de estar abrazado a una persona a la que amas, hace que te sientas mejor al instante. Pero no para todos es así, hay quienes un abrazo prefieren evitarlo y si lo tienen que dar, se apartan rápido o se resisten a darlos, al menos, correctamente.

Si piensas en un abrazo pensarás que es algo positivo puesto que está cargado de afecto, amor, cariño… es una forma de expresar estos sentimientos a través del contacto entre dos cuerpos. Cuando hay un abrazo siempre, el 100% de las veces afecto y buenos sentimientos entre las dos personas que se abrazan. Pero, a pesar de todo esto hay personas a las que no les gusta dar ni recibir abrazos.

El rechazo al abrazo ocurre en la infancia

Si conoces a alguien que no quiere abrazar, ya sea un niño o un adulto, al menos de entrada, te puede parecer algo extraño.  Esto es algo respetable ya que no todo el mundo quiere tener intercambios sociales de este tipo y menos, con contacto físico.

En realidad, todo tiene que ver con la infancia. Un adulto al que no le gusta recibir abrazos o se muestra excesivamente reacio a ellos, tiene que ver con cómo fue el entorno afectivo en su familia, en su hogar en la niñez. Si creció en un ambiente donde el afecto no se demostraba efusivamente o simplemente no se demostraba… aprendió a que los abrazos no forman parte de la comunicación no verbal o afectiva de dos personas, aunque en realidad, abrazar a las personas que queremos es extremadamente importante.

no me gusta abrazar

El abrazo es necesario en todas las edades

Los humanos somos seres sociales por naturaleza y necesitamos el contacto físico desde que nacemos. Por ejemplo, un recién nacido para poder estar sano y desarrollarse bien necesita casi más que el respirar el contacto físico, la seguridad y el afecto… algo que solo se proporciona a través de abrazos cargados de amor.

Cuando unos padres no manifiestan su amor o su cariño en ningún momento, los niños aprenden que es normal no tener contacto físico con los demás, algo que hará que rechace el contacto físico y por tanto, también los abrazos.

Aunque las personas crean que no es necesario ese afecto o incluso, se vuelvan personas duras emocionalmente por las experiencias vividas en su infancia, la realidad es que en lo profundo del corazón, todos necesitamos abrazos y amor para poder nutrirnos emocionalmente. Todos necesitamos afecto para poder evolucionar y crecer como personas, además de para poder conectar con los demás.

Se repite patrón

Los niños que crecen en familias donde no se dan demostraciones de afecto físico, harán lo mismo en su vida adulta y en sus hijos. Estos niños que piensan que es normal no abrazar, en realidad sentirán esa necesidad de afecto y vínculo porque las personas lo tenemos marcado en nuestro ser para poder evolucionar.

También es posible que un niño que crezca en un ambiente sin afecto se convierta en una persona dependiente y que necesite que los demás le muestren su afecto constantemente a causa de la inseguridad emocional que le hizo crecer sin los abrazos o demostraciones de afecto de sus padres.

¡Abraza a tus hijos!

El ser humano necesita dar y recibir abrazos de manera habitual porque esto le aportará grandes beneficios en su salud mental y emocional. Abrazar significa dar y recibir confianza, empatía, tranquilidad… y es el mejor antídoto contra la ansiedad, el estrés, la angustia, la tristeza… Abrazar te conecta con tus seres queridos, te hace sentirte aceptado por ellos y sin duda, es la mejor forma de mostrar agradecimiento hacia los demás.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *