Salud

Onicofagia infantil: Todo lo que debes saber

Causas, riesgos y tratamiento del hábito de comerse las uñas

[mashshare icons=»1″]

Onicofagia
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

El hábito de comerse las uñas, denominado onicofagia, es uno de los trastornos más frecuentes en la infancia. Se estima que afecta a entre el 28 y 33% de los niños y el 45% de los adolescentes, y que de ellos alrededor del 10% seguirá manteniendo ese hábito hasta entrada la adultez. Sus causas no se conocen con certeza, pero su aparición se relaciona con problemas como la ansiedad, el estrés y el trastorno obsesivo-compulsivo. Además, se cree que puede tener una base genética ya que muchos de los niños que padecen onicofagia tienen familiares que también se muerden las uñas. Sin embargo, el problema de comerse las uñas no es puramente estético, la onicofagia también incide en la salud y el bienestar de los niños.

Los riesgos que implica comerse las uñas

Afecta el desarrollo emocional y social

Se ha demostrado que los niños que padecen onicofagia suelen tener una autoestima baja, a la vez que son más propensos a sufrir depresión y ansiedad. También tienen más dificultades para desarrollar sus habilidades sociales y hacer amigos, y a menudo son rechazados por el resto de los niños, sobre todo cuando los daños en las uñas son muy evidentes.

Provoca infecciones

La Academia Americana de Dermatología advierte que una de las consecuencias más comunes de morderse las uñas son las infecciones bacterianas. El problema es que debajo de las uñas habitan bacterias potencialmente patógenas como la Escherichia Coli y la salmonella, que pueden entrar al organismo a través de la boca. Asimismo, puede causar infecciones en la piel como la paroniquia, también conocida como uñero, una infección que aparece alrededor de las uñas y que resulta muy dolorosa.

Propicia la aparición de hongos

Llevarse los dedos continuamente a la boca propicia la proliferación de hongos como resultado de la humedad constante en la zona y del debilitamiento de las capas más externas de la piel. Se trata de un problema muy difícil de combatir ya que los hongos suelen crecer en el lecho ungueal, es decir, en la piel que se encuentra debajo de las uñas, de manera que para eliminarlos es preciso recurrir a tratamientos invasivos y muy extensos.

Altera el crecimiento de las uñas

El mordisqueo constante en las uñas provoca microtraumatismos que afectan el lecho ungueal y terminan afectando el crecimiento adecuado de la uña. En algunos casos, también puede acarrear lesiones en las cutículas y terminar deformando la uña ya que al morderla se rompen distintas capas y cuando la uña vuelve a crecer, lo hace de forma desigual.

Onicofagia infantil

Desgasta los dientes

Morderse las uñas puede provocar desgaste en los dientes, sobre todo cuando el hábito se mantiene a lo largo del tiempo. De hecho, en algunos casos puede dar lugar a una mala oclusión de los dientes anteriores, así como a la pérdida del esmalte, la sustancia que protege a los dientes de los alimentos y los ácidos de la boca, a la vez que les aporta brillo.

¿Cómo ayudar a los niños a que dejen de comerse las uñas?

Dejar de morderse las uñas no es fácil, más aún cuando se trata de niños. El problema consiste en que los pequeños no son conscientes de que tienen ese hábito ni de los riesgos a los que se exponen. Por eso, el primer paso para combatir la onicofagia consiste en explicarles los riesgos. Además, pedirles que dejen de comerse las uñas suele generarles más tensión y ansiedad, agravando así el cuadro. Sin embargo, con paciencia, constancia y las estrategias adecuadas, puedes conseguir que tu hijo deje de morderse las uñas.

  1. Recurre a los esmaltes de uñas con sabor desagradable. Una técnica conductista efectiva para que los niños concienticen el hábito de morderse las uñas consiste en recurrir a los esmaltes transparentes que tienen un sabor desagradable. De esta manera, cuando se lleven las manos a la boca se darán cuenta y podrán detener conscientemente el mordisqueo.
  2. Usar guantes. Una estrategia excelente para combatir la onicofagia consiste en que los niños usen guantes. En invierno, puedes apostar por los guantes de lana que además, son muy calentitos y, en verano, puedes recurrir a los guantes de látex, aplicando una crema nutritiva o hidratante para que no se le reseque la piel de las manos. Lo ideal es que pasen la mayor parte del tiempo con los guantes, al menos cuando están en casa y durante los momentos del día en que más suelen comerse las uñas.
  3. Apuesta por las manualidades. Las actividades manuales, como pintar, darle forma a la plastilina o crear diseños con materiales reciclados, son una idea excelente para mantener a los niños con las manos ocupadas y evitar que se coman las uñas. Además, se trata de una oportunidad perfecta para que los peques desarrollen sus habilidades manuales y paséis tiempo de calidad juntos.

Si a pesar de estas estrategias y tras haber hablado con los niños para explicarles las consecuencias a las que se exponen al comerse las uñas, el problema no se ha resuelto, lo más recomendable es asistir a un especialista que pueda abordar las causas del trastorno y sugerir un tratamiento adecuado. En cualquier caso, recuerda que reprenderles o avergonzarles no servirá sino para agravar el problema.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *