Educación, Familia

5 razones por las que jamás debes pegarle a un niño

El castigo físico o emocional nunca es una opción en la disciplina

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Pegar a los niños
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Además de que es inmoral y es delito, hay otras muchas razones por las que nunca (jamás) debes pegarle a un niño. No importa cuál fue su comportamiento ni el nivel estrés de la situación, pegar nunca será una opción. Muchos padres frustrados recurren a darles cachetes o nalgadas a sus hijos pensando que de ése modo aprenderán, cuando la realidad es que sólo están cultivando una semilla de odio y rencor.

En 47 países de todo el mundo es ilegal que un padre o cualquier otra persona golpee a un niño y en 124 países está prohibido también el castigo corporal en las escuelas. Me parecen pocos países. Hay países también que consideran que el castigo físico por los padres si no es grave es necesario para poder impartir disciplina y por eso es tolerado por muchas personas.

Pero son muchos los psiquiatras, psicólogos, padres e investigadores sociológicos los que consideran que es necesario prohibir el castigo físico a los niños, y personalmente considero que así debería ser en todo el mundo. Todas las personas tienen derecho a la protección de su integridad física y los niños, más que cualquier otro.

Razones por las que jamás debes pegarle a un niño

1. No mejora el comportamiento

Para que un niño mejore su comportamiento a la larga debe sentirse bien primero y si se está portando mal es porque hay algo en su interior que no le permita estar completamente bien y eso es lo que debemos trabajar desde las emociones. Cuando se pega a un niño, ¿crees que se sentirá mejor? En absoluto, si le pegas se siente peor y peor se siente generando un ciclo negativo difícil de romper. Pegar a un niño destruye la autoestima y aumenta la ira.

2. Les vuelve agresivos

La violencia sólo genera más violencia, y esto también pasa en los niños. Pegar a un niño sólo les enseña a ser más agresivos con ellos mismos y con los demás. Existen numerosas investigaciones que muestran cómo el castigo corporal en la infancia y el comportamiento agresivo o violento en la adolescencia y en los adultos está estrechamente ligado. Prácticamente la totalidad de los criminales más peligrosos fueron amenazados y castigados con regularidad en la infancia.

Los niños y los padres aprenden actitudes a través de la observación y la imitación de las acciones de sus padres, para bien o para mal. Por lo tanto, es  responsabilidad de los padres dar un buen ejemplo de empatía y sabiduría para que sus hijos puedan crecer y desarrollarse emocionalmente estables.

Por qué jamás debes pegar a un niño

3. Es maltrato infantil

Pegar a un niño, sacudirle, castigarle sin parar de forma abusiva e incluso usar la violencia tanto física como psicológica es maltrato infantil. No importa la cultura o el país, tampoco importa si está permitido o si se ve como algo «normal». La realidad es que hacer a daño a un niño de cualquier modo y de forma intencionada, es maltrato infantil. 

4. Los niños no aprenden

El castigo físico no enseña a los niños a resolver los conflictos de forma eficaz y humana. Cuando un niño se asusta, deja de aprender en seco. Un niño que es castigado sólo se preocupará por los sentimientos de enfado que tiene y pensará en formas de venganza (aunque sólo sean fantasías). Por todo esto, se le priva al niño de la oportunidad de aprender métodos eficaces para resolver el problema. Un niño castigado no aprende a cómo poder controlar o prevenir situaciones similares en el futuro.

5. Se rompe el vínculo emocional

El castigo interfiere con la unión entre padres e hijo, ya que no es la naturaleza humana querer a quien nos hace daño. El verdadero espíritu de colaboración sólo puede surgir a través de un fuerte vínculo basado en los sentimientos mutuos de amor y respeto. El castigo sólo frenará de forma temporal el mal comportamiento por miedo, hasta que el niño tenga edad suficiente para resistirlo y hacer frente a los padres. En cambio, la cooperación basada en el respeto durará permanentemente haciendo que la felicidad esté en el hogar.

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