Educación

¿Qué te hace ser una buena madre?

Descubre las claves que lo hacen ser

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Cómo ser una buena madre
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Hoy en día todos los padres quieren que sus hijos sean felices mientras ellos son buenos modelos a seguir, pero no es un camino fácil ni lleno de rosas. Primero, para poder trabajar en la felicidad de los niños, lo más importante sin duda es trabajar la felicidad de uno mismo. Cuando se está bien internamente será entonces cuando se podrá transmitir ese bienestar a los hijos, antes de eso, solo serán máscaras. Para ser una buena madre o un buen padre, primero hay que reflexionar el propio interior.

En muchas ocasiones, la comparación entre padres puede hacer que algunos sientan como si fuesen malos padres o que sus hijos no son felices. Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero es esencial no competir constantemente con otros, aunque no siempre sea fácil. La pregunta es: ¿Qué te hace ser una buena madre? (o un buen padre, por supuesto). Esta pregunta preocupa a muchos padres.

De hecho muchos padres y muchas madres se toman su tiempo para centrarse en lo básico, pero hay mucho más. Hay algunos rasgos comunes que definen a una buena madre, por eso, no te pierdas a continuación algunas de estas características.

Ser un buen apoyo

Ayudar a los hijos a seguir sus sueños y proporcionarle el estímulo suficiente es importante. Esto comienza con la comprensión de que tu hijo puede pensar diferente a ti y le permites tomar sus propias decisiones aún a sabiendas que puede equivocarse… Mientras estás a su lado para apoyarle en cuanto te necesites. Ya tomas muchas decisiones por tu hijo, como lo que come cada día o a la escuela que va… Pero es saludable que puedan expresarse con sus decisiones y por ejemplo, que decidan qué música escuchar o qué quieren ser de mayores.

claves que te hacen una buena madre

La paciencia

Hay momentos en que ser padre o madre es todo un reto, por eso es importante trabajar y mantener la paciencia. Mantener la calma y explicar tu postura sin nervios, diciéndole a tu hijo por qué no quieres que haga algo en concreto es mucho más eficaz y efectivo que perder la paciencia. Recuerda que eres el máximo ejemplo de tus pequeños. 

Conocer los intereses de los hijos

Saber lo que le interesa a tu hijo te ayudará a entenderle mejor. No tengas miedo de hacerle preguntas, siempre y cuando no estés siendo agresivo/a. Fíjate si se enfadan cuando te involucras demasiado en sus vidas o cuando retrocedes y creen que sus esfuerzos no son adecuados. En ocasiones, es mejor dejar a los hijos que acudan a ti cuando tienen un problema en lugar de obligarle a decirte por qué se sienten molestos. Aunque sí es importante ser una buena guía para que aprendan a poner palabras a sus sentimientos.

Reglas y límites

Si no estableces límites y reglas cuando tus hijos son pequeños, estarás limitando su habilidad para determinar qué hacer cuando no estés a su lado. Siempre deberás saber dónde está tu hijo, cuáles son sus compañías y qué está haciendo. Así sabrás si las reglas que impones en casa están siendo aplicadas fuera de ella (sobre todo en la adolescencia). No se trata de investigar a tus hijos constantemente ni tampoco de interrogarles, simplemente de que sean capaces de establecer las reglas para sí mismos.

Ser consistente

Si solo haces que tus hijos cumplan las reglas de vez en cuando o estás cambiando constantemente las pautas establecidas, puede resultar confuso para tus hijos y también puede crearles inseguridad. Si tu hijo se comporta mal, es probable que tengas tú la culpa y no tu hijo. Es necesario crear consistencia en las rutinas y en establecer normas que no son negociables y que tu hijo pueda entender. Si tu hijo siente seguridad y coherencia no le costará cumplir con las normas establecidas.

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