Educación

Síndrome del emperador o del niño tirano

Cómo es el niño con síndrome del emperador

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Síndrome del emperador niños
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

«No puedo con mi hijo», ¿alguna vez has dicho esta frase? Entonces es posible que tengas un niño tirano en casa. Un niño tirano es un niño con cara de ángel experto manipulador para que los demás hagan lo que él quiera y si ve que no puede conseguirlo, es experto en crear un infierno en el hogar hasta salirse con la suya. No le importa hacer daño, no le importa que los demás sufran, su único objetivo es que él sea el rey de la casa… a toda costa.

Si tu hijo es el que impone la ley en casa y sus rabietas (o ataques de ira) agotan tu paciencia es posible que el Síndrome del emperador sea algo que debas conoces, puesto que es un fenómeno cada vez más frecuente en la que los niños dominan a los padres, los someten y son como esclavos para ellos.

El niño tirano

El niño tirano no nace así, se hace. Aunque no existe ningún cuadro clínico con el «Síndrome del emperador» como nombre, se utiliza esta expresión para referirse a aquellos niños que tienen unas características comunes en su comportamiento, así como:

  • Insensibilidad emocional
  • Poca o ninguna responsabilidad
  • Inmune a los castigos
  • Dificultades para desarrollar sentimientos de culpa
  • Falta de apego a los padres u otras personas
  • Culpa a los padres de cualquier cosa o de su comportamiento permisivo
  • Culpa a los padres de ser demasiado protector
  • Egoísta
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Desobediente
  • No controla sus emociones

Estos niños viven en extremo la sociedad consumista, la sociedad individualista y querer las cosas de forma rápida e impulsiva. Si quieres algo, los demás deben conseguírselo en cuanto abren la boca para pedirlo.

Existen algunos investigadores que hacen hincapié en causas genéticas para explicar este síndrome, pero una de las causas más probables para que esto ocurra puede ser una predisposición genética, pero sobretodo, debido a los cambios en la sociedad y en la familia.

Por ejemplo, hoy en día y a causa de las exigencias de la sociedad, hay padres que no tiene tiempo ni ganas para poner límites a sus hijos. Estar mucho tiempo fuera de casa y las ausencias en la vida de los pequeños, hace que los padres tengan sentimientos de culpa y sean más permisivos o sobreprotectores con sus hijos, una actitud que no les beneficia en absoluto a los pequeños. Además, si todo esto se combina con una disminución del afecto, una pérdida de contacto corporal, un tiempo de calidad con los hijos que brilla por su ausencia, cuando se les hace todo o se les compra todo sólo por no escucharles… es todo una bomba de relojería que empieza a formar al niño tirano.

Cuando se va de las manos

Un niño tirano puede convertirse cuando la crianza no es flexible ni coherente. Por ejemplo:

  • Una crianza demasiado permisiva. Los padres permiten a los hijos todo y les hacen todo. Los niños crecen pensando que los demás están ahí para servirles y satisfacer sus necesidades, sean cuáles sean.
  • Una crianza demasiado autoritaria. Cuando existe una crianza demasiado autoritaria los niños pueden crear una coraza emocional para dejar de sufrir o para que no les hagan daño. Es cuando entra en juego las manipulaciones y las agresiones físicas y verbales. Las luchas de poder se vuelven una constante.
  • Una crianza dudosa. Cuando un padre quiere imponer disciplina pero no sabe hacerlo, cuando un día intenta ser autoritario pero al día siguiente es permisivo… esto sólo hará que el niño se sienta confundido y no sepa qué se espera de él. Esto también puede ser un factor de riesgo para que un niño desarrolle el síndrome del emperador.

En cualquiera de estos casos, los niños negociarán todos los límites a través de rabietas, agresiones o lo que sea necesario para conseguir lo que quieren y dejar claro que sus padres no son buenos y que no les quiere. A medida que el niño crece dejará de respetar a la figura adulta, algo que puede complicar la adolescencia. En este momento hay más peligro de que empiecen las agresiones físicas hacia los padres si no han comenzado antes, y éstos empezarán a cogerles miedo y a darles todo lo que piden sólo por no escucharles, algo que alimentará su conducta tirana.

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