Salud

Tartamudez infantil: ¿Por qué surge y qué hacer?

Causas y tratamiento de la tartamudez en niños

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Tartamudez infantil
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

La tartamudez es una de las alteraciones del lenguaje más frecuentes, sobre todo en la infancia y adolescencia. Según la American Psychiatric Association, es “una alteración en la fluidez normal y el patrón de tiempo del habla, caracterizada por la presencia de disfluencias que interfieren con el desempeño académico u ocupacional o con la comunicación social”.

La tartamudez se caracteriza por las repeticiones, bloqueos o prolongaciones de los sonidos, las palabras o las sílabas. A menudo también se aprecia una alteración en el tono de voz y la respiración. Además, el niño sueñe sentir vergüenza al hablar, o se siente frustrado porque no puede hacerlo con la fluidez que desearía.

En los casos más graves, también se pueden apreciar movimientos asociados, como las muecas, el encogimiento de hombros, los movimientos de la cabeza, el parpadeo o la tensión de la boca. Estos suelen estar causados por el esfuerzo, que genera un aumento de la tensión muscular.

¿Cuándo la tartamudez se convierte en un problema?

Entre los 18 meses y los 7 años, muchos niños atraviesan por periodos de disfluencia del lenguaje o disfemia, que es como se denomina en el ámbito clínico la tartamudez. De hecho, antes de los tres años es normal que los pequeños repitan los sonidos y las sílabas al iniciar una conversación. A partir de los tres años, el niño deja de repetir los sonidos y las sílabas, pero puede empezar a repetir las palabras enteras.

Estas repeticiones suelen ser más habituales cuando están cansados, ansiosos, agitados o entusiasmados. No obstante, esa disfluencia en el lenguaje es normal y suele desaparecer por sí sola, por lo que los padres no deben preocuparse.

Al contrario, la tartamudez comienza a ser un problema cuando el niño se da cuenta de que no puede hablar con fluidez y esto le avergüenza o le genera más ansiedad. Se convierte en un motivo de preocupación cuando en vez de repetir una sílaba una o dos veces, la repite cuatro o cinco veces, o cuando alarga demasiado los sonidos. También comienza a ser preocupante cuando a las dificultades para hablar se le suman movimientos con el rostro o el cuerpo, causados por el esfuerzo.

¿Por qué surge la tartamudez infantil?

Existen indicios de un componente genético. De hecho, cuando se escudriña en la historia familiar del niño, se puede encontrar a alguien que haya padecido disfemia. Además, se conoce que existen diferencias en la lateralización del lenguaje. En los niños que hablan con fluidez se produce una mayor lateralización del habla hacia el hemisferio derecho, mientras que en los pequeños que sufren tartamudez predomina la lateralización izquierda.

Tartamudez niños

Sin embargo, a pesar de la herencia, se sabe que las dificultades para hablar con fluidez son frecuentes en los primeros años de vida pero después suelen desaparecer. Por eso, también es importante tener en cuenta los factores que pueden mantener esa conducta a largo plazo.

En este punto es necesario hacer referencia a aspectos psicológicos y sociales. De hecho, se ha descubierto que una educación demasiado exigente o una actitud negativa de las personas que rodean al niño pueden agravar sus problemas de lenguaje. Prestarle demasiada atención a los errores o corregir constantemente al niño son comportamientos que pueden aumentar el temor y la ansiedad a la hora de hablar, haciendo que la tartamudez se convierta en una dificultad persistente.

¿Qué pueden hacer los padres en casa?

  • Jamás etiquetar al niño como “tartamudo” ni hacer comentarios de ese tipo en su presencia.
  • Dejar que termine la frase, con tranquilidad, no acabarla en su lugar con visible impaciencia.
  • No hacer comentarios negativos sobre su forma de hablar, ni decirle cosas como: “no te pongas nervioso” o “tú puedes hacerlo mejor”. Tampoco es conveniente hacerle repetir las palabras en las que se ha atascado ya que así se sentirá evaluado cada vez que habla.
  • Dedicarle tiempo a conversar con el niño, relajadamente, y servir de modelos, lo cual significa que debes hablar más despacio y utilizar palabras más sencillas.
  • No prestarle demasiada atención cuando se bloquea, es importante seguir conversando como si no hubiera pasado nada, porque así no se refuerza el problema.

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