Salud

TDA: Trastorno por Déficit de Atención sin Hiperactividad

Cuando a un niño le cuesta mucho mantenerse concentrado…

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hiperactividad sin déficit de atención
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

El Trastorno por Déficit de Atención sin Hiperactividad (TDA) se caracteriza por una marcada desatención, pero sin presencia de síntomas hiperactivos. Suele tener una incidencia muy baja en los niños ya que solo el 30% de los pequeños que padecen TDAH presentan déficit de atención sin llegar a desarrollar una conducta hiperactiva. No obstante, es más común en las niñas.

¿Cuáles son las causas del TDA?

En la actualidad los investigadores coinciden en que el TDA es una alteración del desarrollo que evoluciona a partir de la conjugación de varios factores. Uno de ellos es la predisposición genética. Al respecto, un estudio publicado en la revista Genes, Brain and Behavior ha descubierto una estrecha relación entre el gen LPHN3 y el desarrollo de los síntomas del TDA y el TDAH en los niños, aunque investigaciones anteriores ya habían encontrado otros genes relacionados, como el gen GMR5.

También se ha encontrado que la herencia juega un papel esencial en el desarrollo del TDA. Según algunos estudios, los niños con padres, hermanos o tíos con el trastorno tienen mayores probabilidades de desarrollarlo.

Por otra parte, estudios realizados en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan han comprobado que algunas alteraciones funcionales del cerebro, como una conexión neural más lenta o algunas lesiones frontales, también pueden desencadenar el trastorno. Asimismo, se conoce que el consumo de sustancias tóxicas durante el embarazo, así como vivir en un entorno familiar violento o disfuncional puede desencadenar o acentuar los síntomas del TDA.

Los síntomas del TDA

Los niños con TDA se distraen con facilidad ya que cualquier estímulo externo los saca de su actividad. De hecho, suelen tener problemas para mantenerse concentrados en una misma actividad durante largos periodos de tiempo, por lo que cambian de tarea con frecuencia, e incluso muchas veces dejan inconclusas las actividades.

Estos niños suelen tener una inteligencia normal o incluso superior a la media, pero a pesar de ello presentan un bajo rendimiento escolar ya que les cuesta mucho concentrarse en las clases y seguir las orientaciones del profesor. Sin embargo, a diferencia de los pequeños con TDAH, no suelen mostrarse inquietos ni tienen una actividad motora intensa.

TDA en niños

En sentido general, los niños que padecen TDA se caracterizan por:

  • Presentar una gran dispersión mental y distraerse con facilidad.
  • Ser desorganizados y tener problemas para concentrarse en una sola tarea.
  • Ser muy distraídos y olvidar rápidamente las cosas, sobre todo si no las han entendido bien.
  • Dejar inconclusas sus tareas y cometer errores imprudentes.
  • Tener problemas para mantenerse centrado en tareas, juegos o conversaciones largas.
  • Mostrarse absortos cuando se le habla directamente.
  • Evitar las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, como los trabajos escolares o domésticos.
  • Perder sus objetos con facilidad, como el material escolar, llaves, libros, gafas o móviles.

Cuando el niño con TDA no recibe tratamiento, los síntomas pueden empeorar y el pequeño puede ser tildado de perezoso e irresponsable. El hecho de que no pueda enfrascarse en una tarea y que se distraiga con facilidad también puede provocar problemas en su rendimiento académico e incluso ser causa del fracaso escolar.

¿Cuál es el tratamiento del TDA?

Existen diferentes tratamientos para el TDA que contribuyen a mantener bajo control los síntomas. Lo más habitual es recurrir a la terapia conductista, aunque en algunos casos también puede ser necesario echar mano a los medicamentos.

El tratamiento farmacológico se basa en el uso de dos tipos de fármacos: los estimulantes como el metilfenidato y los no estimulantes como la atomoxetina y la guanfacina. El medicamento y la dosis de variarán según el caso.

Por otra parte, la terapia conductista se dirige a potenciar la concentración del niño y a enseñarlo a regular su conducta, aunque también puede incluir sesiones de entrenamiento para los padres. La terapia con el pequeño se enfocará fundamentalmente en ayudarle a resolver problemas, distinguir los estímulos que lo distraen y mejorar su concentración en clases y en el resto de las actividades de la vida cotidiana.

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