Educación

Trastorno desintegrativo infantil: Causas y síntomas

Causas y síntomas del trastorno desintegrativo en la infancia

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Trastorno desintegrativo infantil
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

El trastorno desintegrativo infantil es una alteración que se caracteriza por la regresión del niño en múltiples áreas de su desempeño, tras un período de al menos 2 años de desarrollo normal. Según los estudios, es un trastorno poco usual y prácticamente desconocido pues se presenta entre 10 y 60 veces menos que el autismo, que es la alteración del desarrollo más conocida.

Por lo general, los niños que padecen este problema tienen un desarrollo aparentemente normal durante los primeros años de su vida, pero cuando cumplen los 3 o 4 años de edad, comienzan a experimentar una marcada desintegración de las habilidades motoras, lingüísticas, sociales y del comportamiento.

¿Qué causa el trastorno desintegrativo infantil?

Hasta el momento, no se conoce con certeza la causa que provoca el trastorno desintegrativo infantil. Sin embargo, los expertos están convencidos de que la pérdida de las destrezas adquiridas puede obedecer a una alteración cerebral como la esclerosis tuberosa o un trastorno convulsivo.

Asimismo, se considera que la existencia de estresores médicos o psicosociales específicos (nacimiento de un hermano, una enfermedad crónica o una infección aguda) pueden estar relacionados con el inicio del trastorno o con la agudización de los síntomas. No obstante, en realidad se trata tan solo de hipótesis porque no se ha encontrado un patrón común que pueda explicar la aparición del trastorno.

Los síntomas del trastorno desintegrativo infantil

En la mayoría de los casos, el trastorno desintegrativo infantil comienza a dar los primeros indicios alrededor de los 3 o 4 años de edad, pero en ocasiones tarda un poco más en aparecer, aunque nunca aparece después de los 10 años.

Trastorno desintegrativo niños

Durante los primeros años, los padres no notan ningún problema pues el ritmo de desarrollo del niño suele ser completamente normal. Sin embargo, cuando los primeros atisbos del trastorno comienzan a manifestarse, la pérdida de las habilidades adquiridas suele ser bastante rápida (en algunos casos puede tardar meses o semanas pero a menudo todo ocurre en cuestión de días). De esta manera, el niño comienza a tener dificultades para realizar tareas y actividades que antes hacía por sí solo y el deterioro se hace cada vez más evidente.

¿Cuáles son los síntomas principales?

  • Pérdida de la fluidez del lenguaje y dificultades para expresar lo que desea y para comprender lo que se le dice. A menudo el niño tampoco es capaz de seguir instrucciones y órdenes sencillas. Además, suele usar el lenguaje de forma estereotipada y repetitiva.
  • Incapacidad para ejercer el control vesical o intestinal. De esta manera, es usual que el niño comience a presentar encopresis o enuresis.
  • Dificultades para regular la motricidad y coordinación, por lo que a menudo le resulta difícil caminar, correr, agarrar un lápiz o cambiar de postura.
  • Pérdida de las habilidades para el juego en solitario y en grupo. De hecho, puede que el niño olvide las reglas de su juego preferido o que sea incapaz de realizarlo.
  • Problemas para adaptarse socialmente ya que vuelve a aparecer una conducta infantil e impulsiva, propia de etapas anteriores del desarrollo. El niño no es capaz de relacionarse adecuadamente con el resto de las personas, mostrando un comportamiento frío y distante, muy parecido al de los niños con autismo.
  • Patrón de intereses y actividades muy limitado y estereotipado. Son comunes los movimientos repetitivos y los manierismos, que también se evidencian en el trastorno autista.

Finalmente, se debe aclarar que estos niños no suelen recuperar completamente las destrezas pérdidas. Aún así, los padres no se deben dar por vencidos ya que con el tratamiento adecuado, pueden lograrse pequeñas mejorías, aunque en la mayor parte de los casos, el niño seguirá siendo dependiente de sus cuidadores.

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