7 situaciones en las que usamos el refuerzo positivo sin darnos cuenta

El refuerzo positivo se utiliza como herramienta para moldear la conducta de los niños. Se trata de que el niño o niña asocie un "buen comportamiento" con una "recompensa". De esta manera, conseguiremos que repitan los comportamientos adecuados. O, al menos, esa es la teoría. Realmente el refuerzo positivo tiene varios problemas.

El más importante, que estamos fomentando la motivación extrínseca de los niños. Es decir, cuando hagan algo siempre será esperando una recompensa externa o un elogio de cualquier tipo. Eso no quiere decir que no podamos usar el refuerzo verbal positivo, pero es conveniente hacerlo de forma moderada y consciente.

En su lugar, puedes probar a fomentar la motivación intrínseca, aquella que nace de ellos mismos.

A continuación vas a encontrar algunos ejemplos sencillos de qué es el refuerzo positivo y qué alternativas podemos utilizar para que los niños aprendan las normas sociales y de convivencia.

7 ejemplos de situaciones en las que usamos el refuerzo positivo sin darnos cuenta

1. "¡Estás guardando los juguetes genial!"

Los elogios verbales harán que los niños se sientan más motivados para seguir haciendo algo bien, como recoger los juguetes. Pero esto puede provocar que solo lo hagan si se lo decimos y los animamos. En lugar de ello, puedes probar varias alternativas, como ayudarlos o convertir el momento de recoger en otro juego.

2. "Te has portado muy bien, hoy escoges tú la película".

Cuando tu hijo haya tenido un buen comportamiento le puedes dar una recompensa, e incluso tener una tabla de recompensas para que vea que una buena conducta tiene consecuencias positivas para él. Sin embargo, una vez más esto puede hacer que se vuelvan dependientes a una recompensa para hacer cualquier cosa, y por tanto funcionar solo a corto plazo. 

Piensa que, además, el hecho de elegir la película puede ser algo rotativo para dar voz a los gustos de todos los miembros de la familia y promover el desarrollo de la personalidad y el pensamiento crítico de los niños.

3. "Estás haciendo un gran esfuerzo comiendo la cena, ¡a por el último bocado!"

Hay niños a los que les cuesta mucho comer, y normalmente tendemos a elogiar sus avances y a insistirles en que coman un poco más, pero esto puede interferir en su capacidad de diferenciar las señales de hambre y saciedad. Podemos cambiar este ejemplo de refuerzo positivo por mejorar los hábitos a la hora de comer:

4. "Vamos, ¡lávate los dientes de una vez!"

En lugar de regañar a tu hijo 20 veces seguidas para que se cepille los dientes, es mejor enseñarle con el ejemplo a saber lo que tiene que hacer paso por paso y cambia los elogios por observaciones: "veo que ya te has lavado los dientes, ¡brillan un montón!". "¿Vamos juntos a limpiarnos las manos?".

5. "¡Estás haciendo un gran trabajo!"

Cuando veas que tu hijo empieza su tarea de forma independiente puedes utilizar el refuerzo positivo verbal como una forma para animarle, pero es mejor que te centres en cómo se siente él o ella en vez de hacer observaciones externas. Prueba a cambiar las frases así:

No quiere decir que nunca puedas elogiar, pero intenta centrarte en alentar para fomentar su motivación por hacer las cosas y sentirse feliz con ello.

6. "Eres el mejor".

En general, poner etiquetas (aunque en este caso nos parezca un elogio o un piropo decir que es el mejor o el más inteligente) no deja de ser una manera de encasillar a los niños según nuestra percepción. Igual que no es bueno decir "eres muy torpe" tampoco hay que abusar de las etiquetas positivas. Es mejor valorar cada acción, y mejor todavía si son ellos los que se valoran, pero siempre sin juicios. Además, si siempre les decimos que son muy listos, sentirán una gran presión por serlo.

Cambiar el "eres muy listo" por "has sacado un 9, tienes que estar muy orgulloso, el esfuerzo que has hecho ha merecido la pena" o "¿te gustan las matemáticas? porque tienes muy buena nota, parece que se te dan realmente bien".

7. "Estoy muy contenta, has sacado muy buenas notas".

Siguiendo el punto anterior, hay que tener en cuenta que en ocasiones los niños pueden sentirse reticentes a probar cosas nuevas solo por si lo hacen mal y nos decepcionan. O por el miedo al fracaso. Para animarles es necesario alabar el esfuerzo, el refuerzo consiste en que pueden tener la oportunidad de equivocarse y aprender de ello sin necesidad de que eso les repercuta.

Es necesario que te centres en el camino y no tanto en la meta. Así los niños se darán cuenta de que se pone en valor el esfuerzo, y disfruta de lo que aprende aunque el resultado sea mejorable.

Para conseguir que el refuerzo positivo sea una buena herramienta hay que tener claro que el esfuerzo es más importante que el resultado, y trabajar en que los niños aprendan a disfrutar de las cosas bien hechas y no en aquellas que son elogiadas.