Educación

¿Cómo ayudar a tus hijos a superar el miedo a la oscuridad?

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Miedo a la oscuridad
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Si tu hijo tiene miedo a la oscuridad, debes saber que no es el único. Se trata de uno de los temores más comunes en la infancia. Lo confirma un metaanálisis de 29 estudios realizado en la Universidad de Monash: estos psicólogos encontraron que casi el 73% de los niños de 3 a 12 años padecen algún miedo nocturno, ya sea el temor a la oscuridad u otro problema que se activa durante la noche.

Por consiguiente, la mayoría de los padres han tenido que lidiar con los temores nocturnos de sus hijos. Por desgracia, el miedo a la oscuridad suele interrumpir el ciclo de sueño de los niños y sus progenitores generando agotamiento, problemas de concentración, irritación y mal humor.

En los casos extremos, cuando no se atienden a tiempo, esos temores pueden convertirse en fobias que podrían desencadenar ataques de pánico. La buena noticia es que ayudar a los pequeños a superar ese temor puede darles la confianza que necesitan para afrontar otros miedos en el futuro.

El primer paso: escuchar a tu hijo y validar sus emociones

El primer paso para ayudar a un niño a superar el miedo a la oscuridad consiste simplemente en escucharlo. Muchos adultos minimizan los temores e inseguridades infantiles, de manera que en vez de decir frases como “no le temas a la oscuridad” o “no es nada”, esfuérzate por demostrar que lo comprendes.

La clave consiste en validar lo que está sintiendo, en vez de juzgar o intentar ignorar sus temores. Puedes contarle, por ejemplo, cuál fue tu mayor temor cuando eras pequeño y cómo lo superaste. Así tu hijo comprenderá que sentir miedo es normal y no debe avergonzarse por ello.

También puedes tranquilizarlo diciéndole: “parece que te asusta la oscuridad cuando no puedes ver nada. Quizá tienes miedo de que haya algo aterrador en un rincón de la habitación o debajo de la cama. Entiendo que no es agradable. ¿Quieres decirme qué te asusta exactamente?”.

Es importante comprender el origen del miedo para erradicar sus causas, pero evita hacer cosas como mirar debajo de la cama o dentro del armario porque eso solo reforzará el objeto temido y puede empeorar el problema al consolidar la idea de que realmente puede haber monstruos escondidos en la habitación.

El segundo paso: afrontar el miedo

El próximo paso es lidiar con el miedo de frente. De hecho, los miedos suelen crecer cuando intentamos evitarlos. Es importante que sepas que las estrategias evitativas no suelen dar buenos resultados, como permitir que tu hijo duerma con una luz o un televisor encendidos. Dormir en su habitación también puede empeorar el temor simplemente porque no se aborda. Además, de esta forma le estarás enseñando a tu hijo que la evasión es una estrategia válida para lidiar con los miedos y problemas en la vida, cuando no es así.

En cambio, puedes poner en práctica un enfoque gradual para ir afrontando poco a poco su miedo, como ir disminuyendo la intensidad de la luz o lograr que duerma cada vez más tiempo solo en su habitación.

También puedes intentar que la oscuridad sea divertida. Los niños irán perdiendo el miedo a la oscuridad cuando la asocien con momentos felices. Proyecta sombras divertidas sobre la pared antes de que tu hijo se acueste, léele un libro con una linterna debajo de una manta o adorna los techos y las paredes con estrellas y calcomanías que brillen en la oscuridad. Pasar tiempo a oscuras y lograr que la noche sea entretenida actúa como una tipo de terapia de exposición que ayudará a tu hijo a dormir mejor durante la noche.

Además, puedes ofrecerle un objeto de apego. De hecho, se ha comprobado que el uso de peluches como elementos de confort reduce el miedo a la oscuridad y los problemas de sueño de los niños después de un mes. Se trata de “objetos de transición” entre los padres y los niños que los ayudan a calmarse y sentirse más seguros para afrontar sus temores. Por tanto, si dices a tu hijo que un muñeco de peluche es su “protector”, es probable que le ayude a lidiar con su miedo a la oscuridad.

Cómo superar miedo a la oscuridad en niños

Tercer paso: usar el refuerzo positivo y evitar los desencadenantes del miedo

Brindar pequeñas recompensas durante cada paso del camino puede contribuir a que el proceso sea más fluido, evitando en la medida de lo posible los retrocesos. Así tu hijo podrá afrontar el miedo siguiendo su propio ritmo, contando siempre con tu apoyo.

Esas recompensas pueden ser pequeños regalos que el niño reciba cuando pase toda una semana o un mes en su cama durante toda la noche, pero también pueden ser palabras de aliento como: “¡Has dormido toda la noche! Estoy muy orgulloso de ti”.

Por otra parte, también es fundamental que los padres eviten los desencadenantes del miedo, como las imágenes que pueden desbocar la imaginación infantil. Asegúrate de que tu hijo no se exponga a programas, películas o dibujos animados que presenten imágenes aterradoras que activen su miedo.

Los niños pequeños, en particular, suelen tener dificultades para diferenciar entre la realidad y la fantasía, por lo que un personaje aterrador puede presentarse como una amenaza real cuando se queda solo en la oscuridad. Es importante tener presente que algunos niños desarrollan miedo a la oscuridad sin ninguna razón específica mientras otros pueden señalar un evento puntual, como escuchar una historia de miedo, ver un programa terrorífico o vivir una experiencia traumática. 

De hecho, varios estímulos contribuyen al miedo a la oscuridad en diferentes grupos de edad. En el caso de los niños pequeños de 2 a 4 años, ver sombras y escuchar ruidos es suficiente para que piensen en monstruos y hombres del saco. Para los niños de 5 a 7 años, el comienzo de la escuela puede generar una ansiedad de separación de sus padres que puede traducirse en no querer estar solos por la noche. En cambio, los niños de 8 a 12 años captan partes de las noticias y pueden escuchar historias aterradoras sobre ladrones y violencia que se reactiven cuando ponen la cabeza en la almohada.

En cualquier caso, es importante que seas paciente. Si una estrategia no funciona, puedes probar otra o incluso valorar la posibilidad de buscar la ayuda de un psicólogo especializado en ansiedad y fobias infantiles. La clave consiste en mantenerse positivos y ser persistentes. Desde el cuidado, la comprensión y el cariño, puedes ayudar a tu hijo a vencer el miedo a la oscuridad.

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