Alimentación

Motiva a tus hijos a comer espinacas con esta deliciosa receta

Una pizza vegetal para motivar a los niños a comer espinacas

[mashshare icons=»1″]

espinacas niños
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

A muchos niños no les gustan las espinacas. De hecho, como tampoco se recomienda su consumo en los menores de 1 año ya que pueden provocar el síndrome del niño azul, lo cierto es que para cuando los pequeños comienzan a consumir esta verdura de hoja verde muchos la rechazan. Sin embargo, comer espinacas con moderación y de forma equilibrada les aporta a los niños muchísimos beneficios para su desarrollo y crecimiento saludable. Por eso, es importante encontrar diferentes formas de introducir esta verdura en su dieta para que aprovechen sus nutrientes y propiedades.

¿Por qué los niños deberían comer más espinacas?

Las espinacas son una de las verduras de hoja verde más nutritivas y completas para los niños. Si bien la Agencia Española de Seguridad Alimentaria no recomienda introducirlas hasta después de los 12 meses debido a su alto contenido en nitratos que impiden que la hemoglobina lleve el oxígeno a los tejidos, una alteración conocida como el síndrome del niño azul, a partir de esta edad su consumo no solo es aconsejable, sino necesario. Las hojas de la espinaca son una gran fuente natural de hierro, de manera que es una buena aliada para combatir la anemia infantil.

Asimismo, son ricas en magnesio, un nutriente que interviene en el buen funcionamiento de los músculos y nervios, mejora el sistema inmune y estimula el metabolismo energético haciendo que los niños estén más activos a lo largo del día. Las espinacas también aportan potasio y fósforo, a la vez que brindan vitamina A, betacarotenos y ácido fólico. También contienen pequeñas dosis de calcio y vitamina K, de manera que contribuye al crecimiento saludable de los niños. 

Estas verduras de hoja verde son además una fuente de clorofila, oligoelementos, enzimas y fibra que estimula el buen funcionamiento del sistema gastrointestinal y previene el estreñimiento en los niños. Y, aunque no aportan una gran cantidad de proteínas, las proteínas de las espinacas son mucho más completas y fácilmente metabolizable que las presente en otras verduras, de manera que es una buena manera de complementar la dieta infantil.

Su consumo equilibrado también se ha relacionado con un menor riesgo a desarrollar asma infantil. Así lo reveló un estudio realizado en la Universidad King Saud en el que se compararon dos grupos de niños con y sin asma. Los resultados evidenciaron que el riesgo de desarrollar asma era menor entre los niños que consumían nutrientes como el betacaroteno que se encuentra, entre otras verduras, en las espinacas. Asimismo, las espinacas también se han relacionado con una reducción del riesgo de desarrollar cáncer y diabetes infantil, así como con una tasa menor de sobrepeso y obesidad a estas edades.

receta pizza espinacas

Pizza de espinacas, una deliciosa receta que los niños adorarán

Una buena manera de motivar a los niños a comer espinacas y aprovechar sus ventajas nutricionales consiste en utilizarla como ingrediente de otras recetas que les gusten como, por ejemplo, la pizza. He aquí una receta de pizza de espinacas a la que los peques no podrán resistirse.

Ingredientes

Para la masa:

  • 300 gr de harina de fuerza
  • 200 ml de agua templada
  • 3 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 cucharadita de sal
  • 10 gr de levadura fresca

Para el relleno de la pizza:

  • Salsa de tomate
  • 1 o 2 manojos de espinacas frescas o cortadas
  • Un chorrito de aceite de oliva
  • 1 rollo de queso de cabra
  • 50 gr de queso parmesano

Preparación

  1. Comienza preparando la masa de la pizza ya que deberá estar un tiempo en reposo. Para ello disuelve la levadura fresca en un vaso de agua templada para activarla. Ten en cuenta que si el agua está fría necesitarás más tiempo. En ningún caso utilices agua demasiado caliente ya que podría “matar” las levaduras.
  2. Luego, mezcla en un recipiente la harina y la sal con la mano e incorpora lentamente las cucharadas de aceite y la levadura disuelta. Mezcla bien hasta obtener una masa homogénea y deja reposar unos 5 minutos.
  3. Seguidamente, espolvorea un poco de harina sobre la encimera limpia y empieza a trabajar la masa. Para ello, ve plegando la masa sobre sí misma, una y otra vez, durante al menos otros 5 minutos. 
  4. Cuando tengas una masa homogénea y ligeramente elástica, dale forma de bola y colócala en un cuenco. Ponle un paño por encima para evitar que entre demasiado aire o luz y deja reposar aproximadamente una hora, hasta que la masa doble su tamaño. Un truco para acelerar el proceso consiste en meter la masa dentro del horno, obviamente, apagado.
  5. En tanto, lava bien las espinacas con abundante agua durante unos minutos. Escurre bien en un colador para que pierdan el exceso de agua.
  6. Pon una sartén a calentar y vierte un chorrito de aceite de oliva. Añade las espinacas y cocina a fuego medio hasta que pierdan la humedad y comiencen a sofreírse. Salpimienta y, si lo prefieres, puedes añadir unos pedacitos de ajo y/o cebolla para realzar el sabor. Reserva y deja que se enfríe. 
  7. Entonces, precalienta el horno a una temperatura de 180ºC, sin aire.
  8. Una vez lista la masa, vuelve a poner harina en la encimera y estira la masa con ayuda de un rodillo hasta que esté bien fina. Puedes darle la forma que quieras, ya sea redonda o rectangular. 
  9. En una bandeja para horno coloca un papel de horno o, si lo prefieres, pinta el fondo de aceite con ayuda de una brocha de cocina. Asegúrate de que toda la superficie está cubierta para evitar que se pueda pegar la masa.
  10. Coloca la masa sobre la bandeja del horno y añade los ingredientes de la pizza. Empieza por la salsa de tomate y extiende por toda la superficie.
  11. Seguidamente, añade el queso rallado y las espinacas. Por último, corta el rulo de queso de cabra en rodajas y reparte sobre la masa, evitando colocarlo muy cerca del borde para evitar que se derrame fuera. 
  12. Introduce en el horno y hornea a 180ºC durante 15 o 20 minutos. Sabrás que está lista cuando veas que el queso comienza a dorarse. Saca del horno, deja reposar unos 3 minutos y ¡listo! Tendrás una pizza deliciosa para compartir con los niños.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *