Salud

Pulpos de ganchillo para los bebés prematuros: Una iniciativa controvertida

Un pulpo que acompaña, ¿o que es peligroso?

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Pulpos solidarios para bebés prematuros
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Hace unos cuatro años, una Unidad de Neonatología de Dinamarca vio nacer una iniciativa para ayudar a los recién nacidos a desarrollarse fuera del útero materno: los pulpos de ganchillo para bebés prematuros. Un poco más tarde, el Hospital Poole, en el Reino Unido se sumó a este proyecto, con la certeza de que estos pulpos podían contribuir a relajar a los bebés prematuros, así como a estimular su desarrollo temprano.

Así, surgió “The Danish Octo” (“El pulpo danés”) o “Abraza tu pulpo” en España, un proyecto al que cada vez se suman más voluntarios con la misión de tejer pulpos de ganchillo que acompañen a los bebés prematuros durante sus primeras semanas fuera del vientre de su madre.

Obviamente, no se trata de cualquier pulpo de ganchillo. Cada pulpo debe ser tejido con un tipo de algodón especial, que no se destiña ni deshilache, y para su relleno se debe utilizar fibra hipoalergénica, capaz de soportar lavados de hasta 60ºC. Además, el pulpo debe hacerse a medida, la cabeza debe medir entre 6 y 9 centímetros y los tentáculos no deben superar los 22 centímetros para evitar que el bebé se pueda asfixiar. Por el mismo motivo, el muñeco tampoco debe incluir piezas que puedan desprenderse, como botones u otro tipo de adorno.

Pulpos de ganchillo para los bebés prematuros

Naturalmente, cada pulpo es sometido a una valoración especializada, en la que se tienen en cuenta todas estas características, tras lo cual se lleva a las diferentes unidades neonatales. Una vez allí, se esterilizan y se introducen en las incubadoras junto a los bebés que más lo necesitan.

¿Cómo benefician los pulpos de ganchillo a los bebés prematuros?

Los pulpos de ganchillo tienen una única misión: brindarle seguridad a los bebés prematuros durante sus primeras semanas de vida, haciéndoles sentir como si aún estuvieran en el vientre materno. Lo que sucede es que, al tacto, los “tentáculos” de estos pulpos resultan muy similares al cordón umbilical, de manera que al tocarlos, el bebé tiene la sensación de estar en el útero de su madre aferrado al cordón umbilical. Desde el punto de vista emocional, este sencillo gesto les proporciona una gran sensación de seguridad, a la vez que les relaja y les hace sentirse cerca de su madre.

De hecho, los especialistas que apuestan por esta iniciativa aseguran que tocar estos tentáculos tranquiliza a los bebés y contribuye a regular su respiración, mejorar su tasa de oxígeno en sangre y normalizar su ritmo cardíaco. Todo esto sin contar que son una estrategia excelente para estimular el desarrollo infantil tras el parto, a la vez que reducen el riesgo de que los pequeños se intenten quitar las sondas o los catéteres.

The Danish Octo - Abraza tu pulpo

La otra cara de la moneda

Sin embargo, no todos los expertos están a favor de los pulpos de ganchillos para bebés prematuros. Especialistas de la Universidad de California aseguran que no existen estudios que evidencien la efectividad de dichos pulpos, por lo que hasta el momento sus beneficios son puramente empíricos. Asimismo, expertos en neonatología del Hospital Santa Lucía de Cartagena afirman que representan un riesgo añadido de infección ya que, al ser tan blandos, no se esterilizan completamente y, en caso de que queden libres de bacterias, pasado cierto tiempo se vuelven a contaminar.

De hecho, un estudio publicado en la revista Pediatrics corrobora esta afirmación. En esta ocasión, los investigadores analizaron 34 juguetes de 19 niños que se encontraban en unidades de cuidados intensivos de diferentes hospitales. Los resultados mostraron que el 98% de los juguetes que se encontraban junto a los niños contenían bacterias patógenas.

Al respecto, los expertos de la Sociedad Española de Neonatología afirman que el riesgo es innecesario. Alegan que dichos pulpos son elementos probablemente contaminantes y propagadores de infecciones, un riesgo que no supera los beneficios que reportan hasta el momento. No obstante, dichos expertos dejan la decisión final en manos de los padres, para que sean ellos quienes valoren darles o no uno de estos pulpos a sus pequeños.

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