Familia

Por estas 3 cosas, te sientes culpable…

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madre siente culpable
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Cuando te conviertes en padre o madre, la perspectiva de la vida cambia drásticamente… y las prioridades también. Sentirte culpable tiene consecuencias directamente relacionadas con tu salud emocional y el bienestar general de los niños. La culpa puede llevarte a desarrollar hábitos de disciplina poco saludables (como ceder a los niños cuando es mejor no hacerlo). Aunque esto puede aliviar temporalmente tu culpabilidad, no es una buena idea.

Si sueles sentirte culpable cada día en la crianza de tus hijos, es necesario que tomes conciencia de lo que te ocurre para poder lidiar con estos sentimientos de la forma más saludable posible. Pero, ¿por qué te puedes sentir culpable? A continuación te vamos a mostrar cuáles son las causas de los sentimientos de culpa más comunes en padres y madres de todo el mundo…

Trabajar

Si eres un padre o una madre que trabaja fuera de casa, el sentimiento de culpa está más que asegurado… Te sentirás mal porque te gusta tu trabajo y porque necesitas dinero a fin de mes para poder pagar todas las facturas y mantener a tu familia. También te sientes mal porque a veces ir a trabajar para ti es un suspiro en el caos familiar. Trabajar es necesario y lo haces por el bien de tu familia, si no trabajas no puedes comprar alimentos, ropa, tener un hogar, un coche, etc.

Llevar a tus hijos a una escuela infantil mientras trabajas no es el fin del mundo, es necesario, es bueno para toda tu familia. Quizá te sientas aún peor cuando después de recoger a tu hijo en la escuela infantil debas dejarle con la niñera por la noche para poder disfrutar de una cita con tu pareja… Pero quizá, le encante jugar con la niñera, y cuidar tu vida en pareja también es necesario para ser mejores padres.

padres sienten culpables

Si tu hijo se porta mal en público

Quizá hayas sentido vergüenza cuando tu hijo se ha comportado mal o ha tenido una rabieta en un lugar público, como un supermercado. También es posible que te hayas sentido culpable después al no haber controlado mejor la situación. No tienes que pasar por lo mismo otra vez.

Si tu hijo tiene la edad suficiente para comprender, establece límites y expectativas de comportamiento con anticipación. Así conocerá las consecuencias de una mala conducta y podrá cumplirse en caso de ser necesario. Evita las salidas a la hora de la siesta de tu hijo, cuando esté cansado o cuando tenga hambre… todo será mucho más fácil.

A veces los niños se portan mal en público porque saben que quienes le cuidan lo pasarán mal y creen que de esa manera podrán obtener lo que quieren. Si tu hijo rompe las reglas, sigue adelante con una consecuencia efectiva.

La alimentación familiar

Quizá creas que tu hijo no come bien y te sientes mal por eso. En realidad los padres son los máximos responsables de la alimentación familiar, sobre todo, la de los hijos. Quizá cuando tu hijo era pequeño comía feliz brócoli y de repente, dejó de comer todas las verduras y ahora solo quiere pasta, pizza, todo rebozado… ¡y chuches! No hagas que la hora de comer sea un campo de batalla, no es necesario.

Simplemente sigue ofreciendo a tu hijo una amplia variedad de comida nutritiva. No le des mucha importancia si se niega a comer fruta o verdura, simplemente sigue ofreciéndole esas alternativas y no te enfades si no quiere comerlas.

Si a tu hijo le gusta demasiado la comida basura, recuerda que no es venenosa pero hay que espaciar bastante este tipo de comidas. Investiga cuáles de estas comidas son las ‘menos dañinas’ para tu hijo y permite que las coma una o dos veces por semana. Como todo en la vida, la clave está en la moderación… ¡y en llevar una vida activa! ¡Nada de sedentarismo!

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