Familia

Invalidación familiar: cuando te hacen creer que no eres capaz

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Invalidación familiar
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

¿Alguna vez has sentido que no vales nada o que eres un cero a la izquierda en cualquier aspecto de tu vida? Si es así, primero debes quitarte esa idea de la cabeza, porque todos valemos en algo, y tú también. Desgraciadamente, la invalidación familiar es bastante frecuente y suele ocurrir en un entorno donde las personas generan una relación insana con otros para anular la autoestima. Esto ocurre en algunos casos de los padres a los hijos.

Se usa la comunicación pasivo-agresiva, se descalifica a las persona, se humilla, se hace manipulación emocional y un maltrato que no siempre es visible a vista de otros, pero que desgraciadamente, deja una huella que durará toda la vida.

Adultos invisibles

Los niños que en su infancia sufren de invalidación familiar, al crecer… se convierten en adultos invisibles. Son personas que desde que tenían uso de razón les han hecho creer que no son importantes, que sus necesidades son secundarias, y sus identidades han quedado tan dañadas que no tienen su propio concepto de “yo”.

Cuando tu hijo busca ayuda en tu persona y simplemente no le atiendes o le dices que estás ocupado o que tiene que espabilar porque ya es muy mayor y que no quieres ayudarle… le estás invalidando, estás haciéndole sentir que sus sentimientos no son importantes y que tienes otras prioridades, que tu hijo no es importante.

Invalidación familiar

La invalidación familiar se puede considerar negligencia y por lo tanto, es un tipo de maltrato en el hogar. Un maltrato invisible que causa mucho daño y que por ello es igual de peligroso que cualquier otro maltrato más visible. Todo esto afecta gravemente a la mente de los niños y sufren alteraciones que no les permitirán ser esas personas maravillosas que hubieran sido si hubieran tenido una infancia atenta y cariñosa.

Por ejemplo, un bebé que nunca es atendido cuando llora por la noche, en unos años tendrá rabietas incontrolables y cuando sea más mayor y sus padres solo recalquen sus fallos… herirán la personalidad del niño de una manera muy profunda. De la invalidación familiar se pasa a la invalidación personal.

Invalidación hijos

El niño que siempre ha recibido críticas duras, que nunca ha tenido sus necesidades emocionales cubiertas… acaba pensando que realmente no vale para nada y sentirá que las emociones negativas es mejor reprimirlas (como le han enseñado en la infancia). Pero las emociones reprimidas, son emociones enquistadas y siempre saldrán de algún modo: en forma de enfermedad mental o física, trastorno de la personalidad…

Profecía autocumplida

En estos casos ocurre muy a menudo la profecía autocumplida. Esto quiere decir que si desde pequeños nos dicen que no somos capaces de hacer algo, al final nos lo creemos y no somos capaces de hacerlo. Pero no somos capaces no porque no tengamos las habilidades para conseguirlo, sino porque hemos creído lo que otros nos han dicho. Si nos dicen siempre que nunca llegaremos a nada, no lo haremos. Será un mantra tóxico que se apoderará de nosotros.

Por este motivo, es tan importante romper con la invalidación familiar y sobrevivir validándonos a nosotros mismos tal y como nos merecemos. Aunque otros no hayan sabido hacerlo, lo haremos nosotros mismos para resurgir y tener un equilibrio emocional que nos permita avanzar.

Cómo validarnos

Para poder validarnos debemos cambiar el diálogo interno que tanto nos atormenta. En ocasiones, las terapias familiares pueden servir de ayuda, aunque las terapias personales son imprescindibles. Esto es necesario porque el niño que en la infancia recibe un diálogo de descalificación, cuando es adulto tiene un diálogo interno tóxico basado también en la propia descalificación.

Crecerá siendo una persona autocrítica, con actitudes limitantes, con indecisiones, sentimientos de culpa constantes… es a causa de la infancia vivida, pero no tiene que ser algo que dure en ti para siempre. Si quieres, puedes cambiarlo y ser esa persona que realmente tienes dentro, que puede crecer y avanzar.

No seas tu propio enemigo, comienza a darte cuenta de que tu diálogo interno marcará la diferencia, olvídate de las frases tóxicas: “tú no puedes”, “tú no sabes”, “no lo mereces”, “tú no vales”, etc. Desde ya, puedes conseguir cualquier cosa que te propongas.

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