Familia

Mucho cuidado con tus hijos… Hay monstruos disfrazados de personas

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Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

No. No todo el mundo es buena persona ni todos querrán el bien para ti y para tu familia. El mundo es muy grande y hay mucha gente que simplemente tienen un lado oscuro en su corazón. No dejes a tus hijos solos ni por un segundo en ningún lugar. En esta vida existen monstruos fingiendo ser personas.

Desgraciadamente en la sociedad se conocen casos de abusos sexuales a niños, ¿cuántos niños han sido violados y viven con esas emociones devastadoras dentro de su corazón? Niños demasiado asustados como para decir la verdad. Aunque es imposible proteger a los hijos al 100% puesto que no se pueden meter en una burbuja de cristal, sí que existen algunas medidas que todos los padres deberían tener en cuenta.

La vulnerabilidad y el abuso

El mayor riesgo para nuestros hijos proviene de amigos y familiares, no de extraños. Entre el 30 y el 40 por ciento de los niños son maltratados por miembros de la familia. Hasta un 60 por ciento son maltratados por personas en las que la familia confía, incluidos parientes, entrenadores, maestros, clérigos y otros que están en posiciones de autoridad, poder e influencia. Piensa lo difícil que es para los niños decir “no” a esas personas, especialmente si el abusador describe su comportamiento como “amoroso” o “afectuoso” para confundir al menor.

Quienes abusan sexualmente de los niños se sienten atraídos por entornos en los que pueden acceder fácilmente a ellos, como ligas deportivas, centros juveniles religiosos, clubes y escuelas. Hacen esfuerzos extraordinarios para ganarse la confianza de los padres y otros familiares. Imagina, por ejemplo, la vulnerabilidad de los hijos de un padre soltero cuando un entrenador o maestro se ofrece como voluntario para vigilarlos después de la escuela o durante las horas en que los padres deben estar en el trabajo.

Señales de advertencia de depredador

Ten cuidado con los adultos que prestan demasiada atención a tus hijos, como tratar de meterse en situaciones personales repetidamente (por ejemplo cuando intentan pasar mucho tiempo a solas con ellos). Recuerda, también, que este comportamiento podría estar ocurriendo en Internet, no solo en una situación cara a cara.

Donde esto se vuelve complicado es con los maestros y entrenadores, que muestran una atención sincera y quieren ofrecer asesoramiento personalizado. Es difícil diferenciar la atención genuina de aquellos que se aprovechan de los niños.

Busca cambios en el comportamiento, estado de ánimo, actitud y rendimiento escolar en tu hijo. Los abusadores asustan a sus víctimas diciéndoles que ellos (la víctima) dejan que suceda y que sus padres se enfadarían, así que es mejor que “no lo digan”. Peor aún, algunos abusadores amenazan con hacer daño a los miembros de la familia si el niño se lo cuenta…

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Prevención

Primero, un entrenador nunca debe estar en un vestuario solo con un deportista. Otros jugadores o entrenadores deben estar presentes. Esto no solo se aplica a entrenadores del mismo sexo que el atleta, sino que obviamente también en situaciones en las que el entrenador y el atleta son de sexos opuestos.

En segundo lugar, para los jugadores más jóvenes en particular, un padre debe estar presente en todas las prácticas. Esto es importante no solo para mitigar las posibilidades de abuso sexual, sino también para mitigar el abuso verbal que a menudo ocurre entre entrenadores y deportistas. Los entrenadores a menudo se irritan ante la presencia de los padres porque no quieren la interferencia de éstos en su estilo de entrenamiento. Si él insiste en que no estés presente, retira a tu hijo de estar con ese entrenador o equipo.

Si no tienes pruebas de abuso, pero te preocupa el cambio de comportamiento o estado de ánimo de tu hijo, es mejor equivocarse en la dirección correcta retirando a tu hijo del entrenador, equipo, club o situación.

Si tu hijo muestra alguna de las señales de advertencia anteriores, intenta hablar con él sobre lo que le está molestando. Los niños maltratados a menudo se sienten más cómodos hablando de sus miedos con un adulto de confianza, temerosos de que sus padres se enfaden o se avergüencen de ellos. Por lo tanto, haz que un pariente o amigo cercano hable en confianza con tu hijo si sospechas algo. No te decepciones si tu hijo no quiere hablar de lo que le ha pasado contigo, es normal.

Cuando comience a hablar sobre lo que le sucedió, asegúrate de que exprese sus temores. Evita decir cosas que le hagan sentir incómodo. Pueden ser necesarias varias conversaciones antes de que tu hijo pueda darte todos los detalles. No juzgues a tu hijo. Solo sé empático y si es necesario busca ayuda profesional para el niño. Los psicólogos infantiles son expertos en ayudar a los niños maltratados o abusados a lidiar con sus miedos y traumas.

Como padres, procuramos enseñar a nuestros hijos a vigilar el tráfico antes de cruzar, siempre ponerse el cinturón de seguridad y cerrar las puertas cuando están solos en casa. Es hora de extender esa vigilancia a conversaciones francas sobre qué comportamientos de los adultos con los que interactúan son apropiados y qué comportamientos no lo son. Diles a tus hijos que recurran a ti cuando estén confundidos o preocupados por las interacciones de cualquier adulto con ellos… Ya que hay adultos que fingen ser personas cuando en realidad son horribles monstruos.

La imagen principal es de la película ‘It’.

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