Educación

Niño simétrico: Cuando los peques emulan a los padres

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Niños simétricos
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Vivimos en un mundo en el que los adultos se comportan cada vez más como niños, experimentando una suerte de Síndrome de Peter Pan, y se obliga a los niños a comportarse como adultos llenándolos de responsabilidades. Lewis Carroll lo calificaría como el mundo al revés, pero la psicóloga argentina Claudia Messing da otro nombre a este fenómeno, que se sustenta en su “Teoría del niño espejo”.

La teoría del niño espejo

“Hoy el niño desde que nace, merced a sus neuronas espejo, copia masivamente a sus padres como si estuviera frente a un espejo. A partir de allí queda ubicado en un lugar de paridad con el adulto, confiando en su propio criterio más que en el criterio de sus padres. Por eso la autoridad de padres y maestros se tiene que revalidar todos los días”, escribió Messing.

En práctica, se trata de un estado de paridad que cambia por completo la concepción tradicional de autoridad y dificulta a los padres establecer límites a sus hijos, aunque estos sean justos y por su bien. Este fenómeno de mimetización con los progenitores conduce a los niños a hablar, pensar y sentir como si fueran adultos.

Lo que en un principio podría parecer positivo, ya que les permitiría ser más independientes y autosuficientes, en realidad les arrebata su infancia y les hace cargar con responsabilidades para las cuales no están preparados. Como resultado, los niños se sientan frustrados. Y a menudo descargan esa frustración en sus padres.

¿Cómo es el niño simétrico?

“Hoy nos encontramos con un niño y un joven que desconocen la autoridad, que desde que nace se siente en paridad con el adulto, lo cual modifica y afecta radicalmente el paradigma educativo a nivel escolar y familiar”, apuntó Messing.

  • Híper exigencia. Un niño simétrico es altamente exigente. Pretende disponer del tiempo, la energía y los recursos de sus padres y del resto de los adultos, como si tuvieran completo derecho a ello. Asumen que los demás están a su disposición.
  • Intolerancia a la frustración. Un niño simétrico tiene dificultades para contenerse, cree tener siempre la razón y lo quiere todo inmediatamente. Cuando los padres u otros adultos imponen límites, suele reaccionar con rabietas ya que no tiene autocontrol ni ha aprendido a postergar las gratificaciones.
  • No reconocen la autoridad. Un niño simétrico no reconoce la autoridad de los adultos, simplemente porque cree que estos no tienen nada que aportar. Tampoco dará crédito a sus palabras porque está convencido de que tiene más experiencia y es más sabio e inteligente que los demás.
  • Dificultades para relacionarse con otros niños. A un niño simétrico le costará mucho relacionarse con sus coetáneos, no solo porque tiene una escasa empatía sino porque desarrolla una relación competitiva que se convierte en una fuente de conflictos constantes. Este niño está convencido de que el mundo es tal y como él lo ve, de manera que le resulta difícil ponerse en el lugar de los otros para llegar a un acuerdo.

niño espejo

Las consecuencias de la simetría en la infancia

El hecho de que los niños copien el comportamiento de los adultos no significa que cuenten con sus mismos recursos psicológicos. Un niño simétrico que copia a los adultos también terminará arrastrando los traumas de sus padres porque se identificará plenamente con sus roles y comportamientos.

Al intentar suplantar el papel de los padres o los maestros, el niño se siente autosuficiente, aunque no lo es. Tarde o temprano terminará chocando con la realidad, que le demuestra que no cuenta con las herramientas necesarias para actuar así. Ese choque le confunde y asusta, lo que puede llevarle a parapetarse aún más en su visión sesgada del mundo.

Por otra parte, pensar que no necesita aprender nada y que los adultos no tienen nada que enseñarle, le hará menos receptivo al aprendizaje. Por eso, es probable que no logre desarrollar plenamente su identidad ni independencia. De hecho, a este niño le resultará difícil desprenderse de sus padres en la edad adulta, no por el apego que siente hacia ellos sino simplemente porque no es capaz de planificar un proyecto de vida independiente.

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