Educación

Hijos de padres emocionalmente inmaduros: Niños sin infancia

Ser padre o madre es mucho más que simplemente serlo

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Padres Peter Pan
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

El simple hecho de tener hijos no nos convierte en buenos padres. Ser un buen progenitor es algo que se aprende con el tiempo y la experiencia. Sin embargo, hay quienes, por mucho que se esfuercen, no consiguen ser un buen ejemplo para los hijos por la sencilla razón de que nunca han estado preparados para asumir la paternidad o maternidad. Estos padres padecen el síndrome de Peter Pan.

Los padres Peter Pan suelen ser inestables emocionalmente y se resisten a interpretar su rol de adulto y a poner límites y normas. Por lo general, evitan tomar decisiones importantes y pretenden seguir manteniendo su antiguo estilo de vida, por lo que se siguen comportando como si fueran unos eternos adolescentes. Son padres inmaduros que no se responsabilizan por la educación de sus hijos, de manera que les colman de excesos y son muy permisivos para no tener que lidiar con las rabietas infantiles.

Padres Peter Pan: Los 4 tipos más comunes

1. Impulsivos

Estos padres actúan sin pensar, no miden las consecuencias de sus actos ni reflexionan sobre el impacto que sus decisiones pueden tener sobre sus hijos. Se trata de padres o madres que no tienen claros sus objetivos en la educación infantil y que tampoco tienen un plan de acción bien definido, por lo que suelen cometer muchos errores.

2. Pasivos

Son padres presentes que siempre están ausentes. Se mantienen al margen de la educación de sus hijos y evitan tomar decisiones importantes, por lo que suelen dejar las riendas del cuidado de los niños en manos de otras personas o de los propios pequeños. Satisfacen las necesidades básicas de sus hijos pero evitan involucrarse en las diversas áreas de su vida cotidiana o comprometerse emocionalmente.

3. Displicentes

Estos progenitores infravaloran a sus hijos, haciéndoles sentir que no son queridos y que representan una carga añadida para sus vidas. A menudo muestran una actitud indiferente y suelen enfadarse con facilidad cuando los niños se convierten en un “obstáculo” para sus planes. Son padres que culpan a sus hijos por haberles cambiado la vida y les echan en cara haberles truncado algunas de sus metas.

Padres emocionalmente inmaduros

4. Erráticos

Se trata de padres inestables emocionalmente que cambian de idea con facilidad. Son los típicos progenitores que hacen promesas que luego no cumplen o que cambian constantemente las normas y los límites en casa. Son padres que un día hacen sentir importantes a sus hijos y al día siguiente, les transmiten la idea de que son una molestia en sus vidas.

Los riesgos de tener padres Peter Pan

Tener unos padres emocionalmente inmaduros tiene enormes consecuencias psicológicas para los niños. En muchos casos estos pequeños tienen que asumir el rol de “padre”, toman decisiones para las que no están preparados, asumen responsabilidades que no son adecuadas para su edad e incluso, en ocasiones se ven obligados a llevar sobre sus hombros el cuidado de sus hermanos más pequeños. De esta forma, terminan convirtiéndose en personas autoexigentes, que se conocen muy poco a sí mismas y que apenas dedican tiempo a las cosas que les gustan ya que siempre están pendientes de las necesidades de los demás.

Los niños cuyos padres tienen el síndrome Peter Pan crecen rápidamente porque se ven obligados a tomar las riendas de su vida y a veces hasta del hogar. Suelen ser niños muy serios y responsables, pero incapaces de disfrutar a plenitud de su infancia, de ahí que, a la larga, pueden terminar convirtiéndose en personas frustradas y reprimidas. De hecho, muchos de estos pequeños al llegar a la adultez tienen dificultades para mantener relaciones equilibradas y saludables ya que están acostumbrados a llevar siempre las riendas y a tener la última palabra.

Caso contrario, algunos niños terminan desarrollando una actitud tiránica y un comportamiento infantilizado que mantienen aún entrada la adultez, una réplica de la educación que recibieron de sus padres durante su niñez.

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