Familia

Si veo que gritas a tus hijos, también es asunto mío

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Si veo que gritas a tus hijos, también es asunto mío
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Es sabido que gritar a los hijos no educa, es más, les duele enormemente y les crea graves heridas emocionales difíciles de curar. Los padres, sin querer en la gran mayoría de ocasiones, gritan a sus hijos por culpa del estrés o la frustración, por eso es tan importante que los padres, trabajen sus emociones y su estado de ánimo para que la crianza de sus hijos sea correcta y los niños crezcan equilibrados en todos los sentidos.

Si gritas a tus hijos en la calle, cuando hay otras personas, entonces ya no solo depende de ti, estás afectando no solo a tus hijos, sino a todos los espectadores que hay a tu alrededor, sean quienes sean. Es posible que alguna vez hayas presenciado un momento de estrés donde un padre grita en mitad de la calle a sus hijos, y probablemente, te hayas sentido incómodo/a, tenso/a e impotente ante esa situación. Cuando tú gritas a tus hijos, las personas de tu alrededor se sienten igual.

En este artículo

Tristeza y resignación

Cuando un padre o una madre grita a sus hijos en público o en privado, los pequeños tendrán una especie de tristeza y resignación, comenzarán a tener indefensión aprendida, pensando que no pueden hacer nada, que si le gritan… es porque se lo merecen. Pero no se lo merecen. No existe un niño en todo el mundo que se merezca que le traten mal, porque los niños necesitan guía y apoyo para poder crecer y evolucionar.

Cuando un niño pequeño ve cómo otros padres gritan a otros niños, su primera reacción es acudir a los brazos de sus padres buscando protección, porque sienten esa inestabilidad interna que desgraciadamente, está sufriendo un niño de forma injusta. Los gritos nunca están justificados, por lo que si sientes estrés o que estás a punto de estallar, antes de gritar a tus hijos o decirles barbaridades, respira hondo y cuenta hasta 10.

¿Cómo te sentirías si un adulto te gritase de esa manera? Probablemente mal e incluso, humillado. Así se siente un niño al que sus padres le gritan en público (o en privado): humillado. La humillación machaca literalmente la autoestima de los niños, les hace creer que es normal que les traten mal. ¿Te imaginas la grave repercusión que puede tener eso en su futuro?

no gritar hijos

Gritar es violencia

Cuando un padre grita piensa que se está desahogando o que sus hijos le harán caso más rápido, pero en realidad, gritar es una forma de violencia, de maltrato psicológico. Puedes gritar una vez en un día por cualquier motivo, reconducir tu enfado y por supuesto inmediatamente, pedir perdón a tus hijos porque has hecho mal. Pero gritar en la calle donde te da igual que otros miren, deja claro cómo puede ser el tipo de crianza dentro del hogar. Los niños no merecen eso. Sí, pueden haber mil circunstancias, pero en el 99% de las veces, no son justificables para gritar a un niño y humillarlo.

Si alguien grita en la calle a sus hijos, es probable que las personas no actúen ni intervengan, que piensen que no es asunto suyo y se alejen, puesto que es una situación incómoda y que en cosas de familia… Los demás no tienen que decir nada.

Sí es asunto mío

Pero sí es asunto mío, y de todas las personas que ven a otra gritar a sus hijos. Es necesario dar un toque de atención a esos padres cuando gritan a sus pequeños y decirles que ningún niño se merece esos gritos y mucho menos insultos. Los niños no son de la propiedad de los padres y no se puede hacer con ellos lo que queramos… ¡El respeto es primordial! El respeto hacia ellos, porque cuando les gritas, ni te respetas ni les respetas.

Es probable que si haces esto, esa persona te insulte y te grite también, porque parece que no sepa comunicarse de otra manera, pero en realidad, es un toque de atención que en el fondo de su ser, le hará reflexionar. Además, ese niño humillado podrá sentirse defendido, apoyado y eso, merece la pena.

En el maltrato infantil, igual que con la violencia machista o doméstica, todo el mundo sabe pero todo el mundo calla… porque piensan que no se puede hacer nada. Las personas temen a los problemas, pero a veces, cuando no se hace nada, las consecuencias son mucho peores.

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