Educación

¡Nunca ignores a tus hijos cuando te interrumpen! Esto es lo que necesitan

Nunca debemos ignorar a los niños, sino darles el lugar que merecen en nuestra vida

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Hijos interrumpen
Nuria Capdevila

Nuria CapdevilaMaestra y pedagoga

Cuando estamos ocupados con nuestras tareas y responsabilidades diarias, es común que los niños nos interrumpan con preguntas, comentarios o solicitudes. A menudo, nuestra primera reacción es responder con impaciencia o, simplemente, pedirles que esperen un momento. Sin embargo, ignorar a los hijos cuando interrumpen puede tener un impacto negativo en su bienestar emocional y en su desarrollo.

¿Por qué nunca deberías ignorar a tus hijos?

Los niños necesitan atención y reconocimiento de sus padres para sentirse valorados y seguros. Cuando los ignoramos, sienten que no son importantes o que no merecen nuestra atención. Esto puede generar sentimientos de frustración, ansiedad o tristeza, y afectar su autoestima y confianza en sí mismos. Además, puede disminuir su motivación para buscar nuestra atención en el futuro, lo que dificulta la comunicación y el vínculo afectivo.

Por otro lado, cuando respondemos con impaciencia o rechazo a las interrupciones de los niños, podemos enviarles un mensaje negativo sobre su comportamiento y su persona. Por ejemplo, si un niño interrumpe a su padre mientras trabaja en el ordenador y recibe una respuesta brusca como “¿No ves que estoy ocupado?”, puede sentirse rechazado o avergonzado por haber “molestado”. Esto puede afectar su capacidad para comunicarse abiertamente y expresar sus necesidades, ya que temerá la desaprobación o el rechazo de sus padres.

Por lo tanto, es importante tener en cuenta que los niños necesitan nuestra atención y reconocimiento, incluso cuando interrumpen.

Dar respuesta a las interrupciones infantiles

Ante la interrupción de los niños, los padres y madres debemos valorar la frecuencia de estas. Si vemos que hay un patrón o que es un hábito frecuente, podemos trabajarlo siguiendo unas simples pautas:

Establecer límites y expectativas claras

Es importante que los niños sepan cuándo pueden interrumpir y cuándo deben esperar su turno. Por ejemplo, podemos decirles: “Cuando estoy en una llamada telefónica o hablando con alguien, por favor espera a que termine antes de hablar conmigo”. También podemos establecer señales visuales, como un cartel de “ocupado” en la puerta de nuestro cuarto. De este modo, les indicamos que no estamos disponibles en un momento dado. Sin embargo, también les transmitimos que les prestaremos toda nuestra atención tan pronto como finalicemos lo que estamos haciendo.

Escuchar y validar sus necesidades

Cuando los niños nos interrumpen, es importante mostrar interés y escuchar lo que tienen que decir. Podemos decirles: “Entiendo que quieres mi atención ahora mismo, ¿qué es lo que necesitas?”, o “Gracias por decirme eso, lo podemos hablar en un momento cuando termine lo que estoy haciendo”. Esto les muestra que valoramos su opinión y estamos dispuestos a escucharlos, aunque tengamos otras responsabilidades en este momento.

Establecer tiempos de calidad

El tiempo de calidad es fundamental en la familia y debemos encontrar tiempo para dedicar, en exclusiva, a los niños: sin distracciones o interrupciones. Esto les brinda la atención y el reconocimiento que necesitan para sentirse valorados y seguros. Podemos establecer rutinas diarias, como leer un cuento antes de dormir, hacer una actividad juntos los fines de semana, o tener una cena en familia sin teléfonos ni televisores.

Fomentar la comunicación abierta

Otro pilar fundamental en la familia es la comunicación. Por ello, es importante que los niños se sientan cómodos para expresar sus necesidades y emociones sin temor a ser ignorados o rechazados. Por este motivo, debemos crear un ambiente de confianza y respeto, donde los niños sepan que pueden hablar con nosotros sin ser juzgados o criticados. Para ello, es esencial saber escuchar con empatía, validar sus sentimientos y buscar soluciones juntos. También es importante modelar una comunicación saludable y respetuosa, para que los niños aprendan a expresarse de manera adecuada.

Enseñar habilidades de espera y paciencia

A medida que los niños crecen, es importante enseñarles habilidades para esperar su turno y ser pacientes. Podemos practicar juegos de espera, como contar hasta diez antes de hablar, o darles herramientas para entretenerse mientras esperan, como un libro o un juguete. También podemos reconocer y elogiar su buen comportamiento cuando esperan pacientemente.

Ignorar a los niños cuando interrumpen

Paciencia, amor y perseverancia: ¿por qué nunca debemos recurrir al castigo?

El castigo puede ser una forma común de disciplina cuando los niños interrumpen, pero no es la más efectiva. Castigar a los niños por interrumpir puede tener consecuencias negativas en su desarrollo emocional y mental, y puede afectar negativamente la relación entre padres e hijos:

  • Genera miedo y ansiedad: castigar a los niños puede generarles sentimientos de miedo y ansiedad, especialmente si es excesivo o desproporcionado. Si los niños temen ser castigados por interrumpir, es posible que acaben evitando la comunicación abierta con sus padres y reprimir sus emociones.
  • Puede fomentar la rebeldía y la resistencia: los niños pueden sentirse injustamente tratados si son castigados por interrumpir, especialmente si no entienden por qué su comportamiento es inapropiado. Si sienten que están siendo tratados de manera injusta o cruel, pueden desarrollar sentimientos de resentimiento y rebeldía.
  • No enseña habilidades de resolución de problemas: el castigo no enseña a los niños habilidades efectivas para resolver problemas o comportarse adecuadamente en situaciones similares en el futuro. En lugar de castigar, es más efectivo enseñar a los niños habilidades de comunicación, paciencia y espera. De este modo, entenderán cuándo es apropiado interrumpir y cuándo deben esperar. Esto les ayudará a desarrollar habilidades sociales y emocionales saludables que les beneficiarán en todas las áreas de su vida.
  • Afecta la autoestima: castigar a los niños afecta negativamente la autoestima y la confianza en sí mismos de los niños. Si son constantemente castigados por interrumpir, es posible que acaben sintiéndose insuficientes. Sin duda alguna, estos sentimientos acabarán por afectar su capacidad para interactuar con los demás y su bienestar emocional.

Nunca debemos ignorar a nuestros hijos cuando nos interrumpen, ya que necesitan atención, reconocimiento y validación de sus padres para sentirse valorados y seguros. Ignorarlos puede generar sentimientos negativos y afectar su autoestima, confianza y capacidad para comunicarse abiertamente.

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