Educación

La triste realidad del acoso escolar o bullying

Qué es, causas y consecuencias del bullying

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Acoso escolar bullying infantil
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

El acoso escolar, también conocido como bullying, es un problema que está cada vez más presente en las escuelas. De hecho, las cifras indican que solo en España cerca del 30% de los niños y adolescentes de entre 6 y 17 años han estado involucrados en un episodio de este tipo, ya sea como víctima o como agresor. También se conoce que el 6% de los alumnos han sido víctimas directas del acoso escolar, a pesar de que solo 1 de cada 3 son capaces de denunciarlo.

Sin embargo, aunque el acoso escolar ha saltado recientemente a las portadas de los diarios, lo cierto es que se trata de un fenómeno mucho más antiguo. Todo comenzó en 1982, cuando el psicólogo noruego Dan Olweus se interesó por este problema. Más tarde, a sus estudios se añadieron otras investigaciones realizadas en países como el Reino Unido, España y los Estados Unidos. Los resultados de estos estudios han permitido poner en práctica diferentes programas de prevención, aunque las expresiones del bullying cambian continuamente y están muy lejos de desaparecer.

De hecho, hace años el acoso escolar se realizaba fundamentalmente a través de la violencia física pero en la actualidad, debido a la difusión de Internet, también se hace referencia al ciberbullying, que conlleva una dosis mayor de desprecio, intimidación y aislamiento. Estas formas más “refinadas” de ejercer el acoso escolar no dejan marcas físicas por lo que son más difíciles de reconocer, suelen pasar desapercibidas para padres y profesores, pero el daño que le hacen al niño es atroz.

¿Qué es realmente el acoso escolar o bullying?

Algunos padres, que ya están al tanto de la existencia del acoso escolar, están dispuestos a desvelar sus signos en cualquier pelea que su hijo haya tenido en el colegio. Sin embargo, el bullying no es una simple pelea puntual entre dos niños, es una situación de intimidación, aislamiento o intimidación que se repite a lo largo del tiempo y sin que medie ninguna causa aparente.

Acoso escolar bullying

Un niño se convierte en una víctima cuando sufre de forma repetida las acciones negativas de otros niños. En algunos casos puede mediar la violencia física pero no siempre es así, las bromas, impedir que forme parte del grupo, romper sus efectos personales, insultar o amenazar también son comportamientos típicos del maltratador. De hecho, se puede hacer referencia a diferentes tipos de acoso escolar:

  • Físico: caracterizado por los golpes, empujones y agresiones con objetos
  • Verbal: se recurre a los insultos y las burlas, sobre todo delante de otros niños, con el objetivo de humillar
  • Psicológico: su objetivo es minar la autoestima de la víctima generando una intensa sensación de miedo
  • Social: se pretende aislar al niño del resto de los compañeros del aula, haciendo que se sienta solo y rechazado

¿Por qué algunos niños se convierten en víctimas del acoso escolar?

No existe un perfil específico de los niños que se convierten en víctimas del acoso escolar, cualquier pequeño puede quedar a merced de este problema. Sin embargo, como regla general, el maltratador elige a niños que son diferentes del resto, ya sea por sus características físicas o psicológicas. Por eso, los niños más pequeños, que lleven gafas o que tengan algún tipo de discapacidad, están más expuestos.

También se ha podido apreciar que los niños tímidos, que tienen escasas habilidades sociales, están en situación de riesgo. La buena noticia es que cuando los niños cuentan con un grupo de amigos que lo respalde, las probabilidades de sufrir acoso escolar disminuyen notablemente.

Las consecuencias del acoso escolar

Más allá del daño físico, que tarda pocos días en curar, las verdaderas consecuencias del acoso escolar se aprecian en el plano psicológico. Estos niños suelen desarrollar una baja autoestima y con el tiempo comienzan a mostrarse inseguros y desconfiados, se recluyen en sí mismos y la depresión no tarda en aparecer. Cuando el problema perdura y no se le pone coto, aumentan las probabilidades de que desarrolle alguna psicopatología durante la juventud.

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