Diferencias entre niños de alta demanda, hiperactivos y nerviosos
Te explicamos sus características para que aprendas a distinguirlos
Referencias científicas
Este artículo tiene referencias científicas citadas más abajo
Muchos padres acuden a las consultas de psicología preocupados porque sus hijos puedan padecer TDAH. No es para menos puesto que se trata de uno de los trastornos psicológicos infantiles más diagnosticados en España, con una incidencia que oscila entre el 3 y el 7%, lo que equivale a uno o dos niños por aula. Sin embargo, lo cierto es que en algunos casos no se trata de hiperactividad sino de niños de alta demanda o que padecen nerviosismo.
La línea sutil entre un niño de alta demanda, con hiperactividad o nerviosismo
Antes que nada, es importante que los padres tengan en cuenta que la mayoría de los niños son activos por naturaleza. La infancia es una etapa de descubrimiento y experiencias y los niños necesitan poner a prueba sus habilidades motoras, por lo que es normal que los peques sean muy dinámicos, tengan una energía inagotable y no puedan quedarse tranquilos durante mucho tiempo.
Además, cuando son pequeños la corteza prefrontal del cerebro no ha terminado de desarrollarse, lo que explica porqué les cuesta concentrarse en una actividad durante largos períodos. Por eso, es normal que se aburran con facilidad y cambien de una actividad a otra, incluso si no han terminado lo que estaban haciendo. Eso le sucede a prácticamente todos los niños y no significa que tengan un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
Sin embargo, existen niños que muestran un mayor nivel de actividad que sus coetáneos, reaccionan con mayor sensibilidad a los estímulos y son más difíciles de complacer, se les llama niños de alta demanda. De la misma manera, hay otros pequeños que reaccionan de forma exagerada ante los estímulos, se irritan o asustan con facilidad y muestran signos de hiperactividad, especialmente ante situaciones que les ponen nerviosos. En ese caso se trata de niños nerviosos.
Tanto los niños de alta demanda como aquellos nerviosos y los pequeños que padecen TDAH comparten características similares, sobre todo durante la infancia temprana, por eso incluso los especialistas puedan confundir el diagnóstico. Sin embargo, en realidad se trata de condiciones diferentes. El TDAH está considerado un trastorno neurobiológico, pero el nerviosismo infantil se asocia a una característica del sistema nervioso y la “alta demanda” se describe como una condición que engloba un tipo de comportamiento infantil.
Las principales diferencias entre los niños de alta demanda, hiperactivos y nerviosos
La principal diferencia a la hora de diagnosticar a los niños de alta demanda, hiperactivos y nerviosos radica en las causas de esas condiciones. En el caso del TDAH se considera un trastorno neurobiológico que está determinado tanto por factores genéticos y hereditarios como ambientales mientras que en el caso de los niños nerviosos, además de ser una conducta aprendida, suele asociarse a una característica de su sistema nervioso, que es mucho más sensible e hiperreactivo.
En cambio, el término “alta demanda” no implica un problema médico ni psicológico, sino que describe una serie de comportamientos infantiles que son más intensos que la media. Sin embargo, no es la única diferencia, existen otras señales que pueden alertar a los padres sobre la condición que padece su hijo.
1. Sensibilidad ante los estímulos
Los niños de alta demanda se caracterizan por su marcada sensibilidad ante los estímulos. Suelen ser niños muy sensibles y vulnerables, a los que casi todo les afecta. En cambio, los niños nerviosos reaccionan de manera exagerada a situaciones de la vida cotidiana, se molestan con facilidad por cuestiones que pasan desapercibidas para el resto o se asustan por cosas que a los demás no les causa temor. Sin embargo, los niños hiperactivos no suelen ser muy sensibles ante los estímulos del entorno, ya que les cuesta mantenerse enfocados en la misma situación durante mucho tiempo.
2. Nivel de actividad
Tanto los niños de alta demanda como los hiperactivos despliegan un nivel de actividad muy intenso. Suelen ser niños con mucha energía, siempre listos para pasar a la acción, con gran habilidad para cambiar de una tarea a otra y les cuesta mantenerse en calma durante mucho tiempo. En cambio, si bien es cierto que los niños nerviosos pueden canalizar su ansiedad comportándose de manera hiperactiva, en realidad este comportamiento es solo una manera de aliviar la tensión que experimentan.
3. Comportamientos impulsivos
Uno de los rasgos más distintivos de los niños que padecen TDAH es su comportamiento impulsivo. Como norma general, a los niños hiperactivos les resulta muy difícil controlarse y a menudo responden antes de que les pregunten, toman decisiones precipitadas o tienen problemas para esperar su turno. Sin embargo, esto no es habitual en los niños de alta demanda o nerviosos. Estos pequeños pueden actuar de manera impulsiva en determinados momentos ya que, a fin de cuenta son niños, pero no suelen tener dificultades para controlar su comportamiento y esperar pacientemente.
4. Necesidad de atención
Una de las características más típicas de los niños de alta demanda es que exigen mucha atención. Se trata de pequeños que necesitan atención constante y a los que les gusta sentirse acompañados. De hecho, a menudo son víctimas de ansiedad por separación porque les resulta difícil pasar tiempo a solas. En cambio, esto no suele sucederles a los niños nerviosos o a los que padecen hiperactividad. Es cierto que en ocasiones pueden demandar más atención de lo habitual, especialmente cuando atraviesan por una situación compleja emocionalmente, están aburridos o quieren hacer alguna actividad acompañados, pero no es algo que los distinga.
5. Capacidad de concentración
Otro factor clave para distinguir a un niño de alta demanda de un pequeño hiperactivo o nervioso es fijarse en su capacidad de concentración. Generalmente, los niños hiperactivos suelen tener dificultades para concentrarse en una misma actividad durante mucho tiempo y además, tienden a aburrirse con facilidad. En cambio, si bien los niños nerviosos o de alta demanda pueden perder la concentración cuando no les interesa una tarea, si este les motiva son capaces de permanecer mucho tiempo enfrascados en una misma actividad. Estos pequeños no tienen problemas para enfocar su atención y olvidarse del mundo que les rodea.
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