Educación

Patinaje infantil, los beneficios de esta práctica para los niños

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Patinaje infantil
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Patinar es una de las actividades que más les gustan a los niños. No solo es muy divertido sino que es un ejercicio que pone a prueba sus destrezas y que les anima a proponerse metas cada vez más altas, lo que resulta sumamente motivador. Además, es un deporte ideal para cualquier temporada ya que es posible patinar lo mismo en un parque durante el verano que sobre una pista de hielo en invierno. Sin embargo, lo que muchos padres no saben es que además de ser un deporte entretenido también reporta numerosos beneficios para el desarrollo de los más pequeños de casa.

¿Qué beneficios les reporta el patinaje a los niños?

Patinar es mucho más que un ejercicio para consumir energía, también contribuye a desarrollar algunas habilidades físicas, a la vez que mejora la estabilidad emocional de los niños. De hecho, no son pocos los padres que animan a sus hijos a practicar este deporte para animarles a mantenerse activos y entretenidos. Estos son algunos de sus mejores beneficios para los pequeños.

1. Es una excelente actividad aeróbica

Patinar es una excelente actividad aeróbica que activa el metabolismo, contribuyendo a la quema del exceso de grasa. De ahí que sea un bien aliado para mantener a raya el sobrepeso y la obesidad. Además, contribuye a mejorar la función cardíaca, a la vez que estimula la capacidad pulmonar de los niños.

2. Desarrolla sus músculos

El patinaje también es un buen deporte para trabajar y fortalecer los músculos del cuerpo, en especial los de las piernas que son los encargados de realizar la mayoría de movimientos. Sin embargo, también contribuye al desarrollo de los músculos de las extremidades y el tronco, que forman parte de las maniobras.

3. Mejora la coordinación y el equilibrio

Patinar es un buen ejercicio para poner a prueba la coordinación de los más pequeños de casa y animarles a mejorar su equilibrio de una manera divertida. Esto debido a que para ir sobre ruedas requiere el movimiento coordinado de varias zonas del cuerpo, así como un buen equilibrio para no caerse.

4. Entrena la atención y mejora la concentración

Para patinar no solo es necesario aprender la técnica sino que requiere una gran concentración, sobre todo al inicio. Lo que sucede es que mientras los niños patinan deben centrar su atención en esta actividad para poder desempeñar todos los movimientos necesarios, un ejercicio que contribuye a que estén plenamente presentes y concentrados en una única actividad.

5. Ayuda a relajar la mente

Patinar también es un buen ejercicio para relajar la mente y liberar las tensiones. Mientras patinan el cerebro infantil no solo elimina el exceso de cortisol, responsable del estrés cotidiano, sino que además libera endorfinas, la hormona de la felicidad, lo que les hace sentir bien no solo física sino también emocionalmente. De esta manera, este ejercicio puede contribuir a su bienestar y equilibrio emocional.

6. Favorece las relaciones sociales

Ir sobre ruedas también puede ayudar a los niños a conocer a otros coetáneos y hacer nuevos amigos. De hecho, es una excelente actividad para que los niños socialicen en su entorno y pierdan el miedo a conocer a otras personas. Si además, se les anima a acudir a clases de patinaje puede ser una buena oportunidad para enseñarles a trabajar en equipo.

7. Mejora la autoestima

Ponerse a prueba en el patinaje e ir mejorando poco a poco la técnica puede convertirse en un excelente motivo para que los niños ganen en autoconfianza y refuercen su autoestima desde una edad temprana. De esta manera, no solo se sentirán mejor consigo mismos sino que aprenderán a valorarse como personas independientes y se sentirán más seguros.

Patinaje beneficios

¿Cuándo están preparados los niños para empezar a patinar

A partir de los 4 años aproximadamente los niños ya cuentan con la estabilidad y las habilidades básicas para subirse sobre ruedas. Sin embargo, como aún no tiene un gran equilibrio y coordinación se recomienda comenzar con patines de cuatro ruedas en doble fila. Al inicio es aconsejable comenzar con metas poco ambiciosas para evitar que los pequeños se frustren y pierdan el interés. En estos casos, recurrir a los juegos como recurso puede ser una buena opción.

A medida que los niños vayan ganando en estabilidad y destrezas estarán preparados para enfrentarles a retos más complejos como hacerles cambiar de dirección, patinar con obstáculos o incluso, inscribirles en alguna carrera de patinaje. Si notas que se interesan por este deporte, puedes ir un paso más allá e inscribirles en clases de patinaje para que aprendan algunas posturas del patinaje artístico sobre pavimento o hielo.

Patinar sí, pero con seguridad

Patinar es un deporte muy chulo y entretenido, pero también entraña algunos riesgos. Por tanto, si los pequeños muestran interés por practicarlo, lo ideal es que te asegures de que cuentan con todas las medidas de seguridad posible para evitar posibles accidentes. He aquí algunas medidas básicas que debes tener en cuenta:

  1. Utilizar siempre un casco especial, preferentemente homologado, asegurándote que lo lleve bien ajustado a la cabeza para evitar que pueda lastimarse si se cae.
  2. Recurrir al uso de rodilleras y coderas para proteger las articulaciones infantiles en las caídas.
  3. Aunque no es imprescindible, se recomienda utilizar muñequeras para evitar posibles fracturas o dislocaciones de la muñeca.
  4. Apostar por ropa cómoda y holgada, pero lo suficientemente resistente como para que proteja a los niños en caso de caídas.
  5. Practicar siempre que sea posible en espacios preparados para ello. En la mayoría de las ciudades puedes encontrar pistas de patinaje con horarios para los niños. Si no tienes acceso a ninguno de estos espacios, elige un área segura, lejos del tráfico, donde pueda patinar con seguridad.
  6. Evita las superficies irregulares, con arena, piedras o ramas que puedan obstaculizar la carrera de los pequeños y provocar accidentes inesperados.
  7. Sobre todo al inicio, se aconseja acompañar a los pequeños de la mano hasta que vayan ganando en estabilidad y puedan sostenerse en pie por sí solos.

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