Educación

Principios básicos para una comunicación eficaz con el entorno

La comunicación es una habilidad que se debe ir trabajando y entrenando a lo largo de nuestra vida

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Comunicación efectiva
Nuria Capdevila

Nuria CapdevilaMaestra y pedagoga

La comunicación es un acto que forma parte de nuestro día a día. En función de nuestra situación personal y profesional, nos relacionaremos más o menos con otras personas. Pero, sea como sea, no hay día que no usemos el lenguaje para enviar mensajes y recibirlos.

Sin embargo, en muchas ocasiones, nos damos cuenta de que las conversaciones no son fluidas o de que no conseguimos llegar a nuestra audiencia efectivamente. Esta falta de conexión se debe a un pobre dominio de algunos de los principios de la comunicación activa, los cuales no son innatos y deben practicarse constantemente.

Los 10 principios básicos para una comunicación eficaz

Para que una conversación sea eficaz deben darse una serie de elementos, los cuales permiten transmitir correctamente los mensajes, así como también su recepción y comprensión:

1. Mensajes claros y concisos

No podemos pretender que otra persona nos entienda si nos desviamos constantemente del tema central de la conversación. Por ello, los mensajes que enviamos deben ser directos y sencillos. Del mismo modo, estos mensajes deben ser claros y deben ser comprensibles por parte de la audiencia.

2. Uso del lenguaje no verbal: atención a los gestos

El lenguaje verbal es igual de importante que el lenguaje no verbal. De hecho, solo debemos fijarnos en la cantidad de malentendidos que se dan en conversaciones escritas, donde los interlocutores no pueden verse. Esto se debe, principalmente, a que nuestro cerebro no puede descifrar el lenguaje no verbal de la otra persona y, por tanto, debe hacer su propia interpretación. En este caso, y en función de la relación que tengamos con la otra persona, podremos percibir el mensaje con una intención u otra, la cual puede quedar lejos de la intención real del emisor.

3. Interacción visual: mirar directamente a los ojos

Mantener el contacto visual está estrechamente ligado al lenguaje no verbal. Cuando una persona es capaz de mantener una conversación sosteniendo la mirada, ofrece una posición de seguridad y de confianza, tanto en ella misma como en la otra persona. Sin embargo, también debemos ir con cuidado de no excedernos en este apartado, pues un contacto visual muy continuo puede crear incomodidad y propiciar la pérdida de atención.

4. Registro adecuado a cada situación

El registro hace referencia a la manera en la que nos expresamos y es crucial seleccionar el adecuado para cada interacción y en función del tipo de audiencia. Así, si debemos dar una conferencia, deberemos usar un registro más complejo, más especializado. Por el contrario, si estamos hablando con los amigos, la pareja o los hijos deberemos emplear un registro más familiar y con un tono más suave.

5. Mensaje adaptado al contexto

El contexto es un concepto que hace referencia a una amplia variedad de elementos, entre los que podemos destacar la audiencia, la posición socioeconómica de los receptores del mensaje, la edad y el empleo, por ejemplo. Todos estos factores determinan el tipo de mensaje que debemos transmitir: es decir, saber qué debemos decir y que no.

6. Empatía: ponerse en la situación del otro

La empatía es un concepto de lo más usado en la actualidad y podemos ver cómo grandes autores, psicólogos y coaches se refieren a ella como uno de los pilares fundamentales a la hora de mantener relaciones saludables con los demás.

Así, debemos prestar atención a las necesidades de las personas con las que interactuamos y ponernos en su lugar. De otro modo, la conversación solo girará sobre nuestra base, creencias y valores y, por ende, no habrá la interacción necesaria para que sea efectiva.

7. Escucha activa: asentir e interactuar

La escucha activa es una habilidad social que debemos poner en práctica en cada uno de los actos de comunicación en los que nos veamos implicados. Al igual que sucede con la comunicación en sí misma, la escucha activa es algo que se aprende y se entrena constantemente.

Cuando hablamos de escucha activa, nos referimos a que debemos mostrar que la conversación nos interesa: realizar pequeños gestos como asentir con la cabeza o mostrar abiertamente nuestras reacciones a lo que estamos escuchando son ejemplos de elementos que forman parte de la escucha activa.

Comunicación eficaz entorno

8. Evitar interrupciones, mantener el turno de palabra

Si hay algo que puede acabar rápidamente con cualquier comunicación son las interrupciones constantes. Cuando interrumpimos a una persona no solamente estamos entrando en el terreno de lo que se consideran malas maneras, sino que también estamos dificultando que la otra persona pueda organizar la información y, por ende, transmitirla adecuadamente.

9. Las preguntas son necesarias, igual que efectivas

Parafrasear y hacer preguntas es necesario para establecer un marco de colaboración. Del mismo modo, esta práctica nos ayuda a afianzar los conceptos que hemos expuesto, así como para emitir un resumen de los puntos que consideramos más importantes.

Además de afianzar las ideas que se quieren exponer, el hecho de preguntar al interlocutor muestra interés en la conversación, hecho que le anima a seguir expresándose y, por ende, darnos más detalles que no hacen más que enriquecer la comunicación.

10. Los silencios son importantes

Dar tiempo a nuestro interlocutor para reflexionar sobre las ideas transmitidas o para enfatizar ciertas frases, los silencios son de lo más útiles. A diferencia del silencio incómodo que se crea cuando dos personas no tienen nada que añadir o decirse, los silencios productivos son aquellos que se dan dentro de la conversación con la única finalidad de dar un tiempo a la otra persona para analizar el mensaje o a nosotros mismos cuando queremos reorganizar la información para transmitirla más claramente.

Además de todo lo mencionado, resulta vital resaltar la necesidad de evitar los gritos, usar palabras que puedan herir sensibilidades, así como aquellos gestos que puedan indicar una posición más o menos violenta. Cualquiera de estos factores llevará, irremediablemente, a una comunicación forzada y poco productiva.

Comunicar es una acción que incluye muchos más elementos de los que podemos imaginar. Por ello, es dice que es un talento que debe trabajarse continuamente a lo largo de la vida si se buscan resultados óptimos que nos permitan disfrutar de relaciones sanas y estables.

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