Salud

Asma infantil: Síntomas, tratamiento y consejos

Todo lo que debes saber sobre el asma en niños

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Asma infantil
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, el 12% de los niños españoles padece asma. Además, se trata de la primera causa de absentismo escolar y de ingreso en los hospitales infantiles. Básicamente, el asma es una enfermedad crónica que afecta las vías respiratorias y provoca una inflamación de los bronquios, un aumento de la sensibilidad de las vías aéreas y obstrucción respiratoria. Este trastorno suele intercalar periodos de crisis con etapas asintomáticas.

Sus causas son diversas, en la mayoría de los casos tiene un componente hereditario pero también es usual que se desencadene a partir por una predisposición alérgica a determinados factores como el pelo de los animales, el polvo, el polen, el moho, los productos químicos y el humo. En otras ocasiones las crisis pueden estar relacionadas con el estrés, un clima muy frío o variable, un ejercicio físico intenso e infecciones virales como el resfriado común.

¿Cuáles son los síntomas del asma en los niños?

Durante una crisis de asma los síntomas pueden variar de un niño a otro, aunque lo más usual es que manifiesten:

  • Dificultad para respirar
  • Sensación de falta de aliento y jadeo
  • Dificultad para exhalar
  • Aumento de la frecuencia respiratoria
  • Sonidos torácicos sibilantes, conocidos como silbidos
  • Tos seca persistente, sobre todo durante la noche
  • Rigidez en el pecho y debilidad

¿Cómo se realiza el diagnóstico y cuál es el tratamiento?

Diagnosticar el asma en un niño mientras tiene una crisis es muy sencillo. En la mayoría de los casos es suficiente con que el médico ausculte los pulmones y compruebe los sonidos característicos del trastorno y la insuficiencia respiratoria. Sin embargo, cuando la crisis ha cesado resulta más complicado llegar a un diagnóstico. En estos casos es necesario recurrir a otro tipo de exámenes complementarios como el examen del espirómetro, que permite medir la capacidad respiratoria. Asimismo, se pueden realizar pruebas de alergia, radiografía de tórax, conteo de eosinófilos y pruebas de función pulmonar.

Síntomas asma niños

Una vez que se ha diagnosticado el asma, el médico sugerirá un plan de tratamiento. Básicamente, consiste en evitar los desencadenantes de las crisis asmáticas, mantener bajo control los síntomas y evitar que se agudicen, regular la capacidad respiratoria del niño con frecuencia y tomar los medicamentos prescritos, que normalmente tienen un carácter preventivo.

Tres consejos para controlar el asma infantil

El asma no se puede prevenir, pero es posible controlar los factores que provocan las crisis, para ello deberás:

1. Elimina el polvo en casa

Se ha demostrado que disminuir el contacto con los ácaros de polvo no solo aumenta el período entre las crisis asmáticas sino que también las previenen. Por tanto, es aconsejable que utilices fundas para las almohadas y el colchón que sean impermeables a los alérgenos. Asimismo, debes cambiar las sábanas con frecuencia, evitar la acumulación de polvo en los muebles y mantener la humedad dentro del hogar por debajo del 50%. También es recomendable que evites las alfombras y los muebles tapizados que suelen acumular polvo.

2. Limita el contacto del niño con las mascotas y otros animales

Algunas investigaciones sugieren que el contacto de los niños con los animales a una edad temprana suele estimular la producción de anticuerpos alérgenos, reduciendo el riesgo de padecer alergia o asma por esta causa. No obstante, si el niño ya es mayorcito o ha presentado algún signo de asma, es recomendable limitar en la medida de lo posible el contacto con los animales, sobre todo, con los gatos y perros.

3. Evita el humo, sobre todo el humo de tabaco

El humo de tabaco es uno de los factores de riesgo más habituales del asma y, además, es un desencadenante de las crisis. Por tanto, debes reducir la exposición del niño al humo de tabaco, sobre todo cuando ya existe una predisposición genética de base o se manifiestan algunos signos evidentes de la enfermedad.

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