Mitos sobre el tratamiento farmacológico del TDAH
Referencias científicas
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La terapia farmacológica es uno de los tratamientos más utilizados en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Por lo general, se emplea como tratamiento complementario a la terapia cognitivo-conductual, arrojando buenos resultados en la gestión de la impulsividad e hiperactividad, a la vez que mejora la capacidad del niño para concentrarse y aprender. Sin embargo, a pesar de que numerosos estudios científicos han comprobado la eficacia de los medicamentos en el tratamiento del TDAH, todavía existen muchos mitos sobre este tipo de terapia.
Creencias falsas sobre la terapia farmacológica en el TDAH
Los fármacos para tratar el TDAH dañan la salud
Muchos padres temen por la seguridad y eficacia del tratamiento farmacológico, de manera que apuestan primero por la terapia psicológica y conductual, y solo si esta no funciona dan el vía libre a la medicación. Sin embargo, en muchos casos el tratamiento psicológico no basta para gestionar el TDAH y es necesario recurrir a los fármacos para regular los niveles de neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina.
Por tanto, aunque el tratamiento del TDAH no debe limitarse exclusivamente al uso de fármacos, hay casos en los que son necesarios. De hecho, existen diferentes medicamentos cuya eficacia y seguridad han sido comprobadas científicamente y, si bien es cierto que pueden tener efectos adversos, estos son ínfimos en comparación con los beneficios que reportan.
Los fármacos para tratar el TDAH aumentan el riesgo de adicción
Hace tiempo se pensaba que el consumo a largo plazo de los fármacos para tratar el TDAH podía alterar el funcionamiento cerebral incrementando el riesgo de que los niños desarrollaran alguna adicción al llegar a la adolescencia o juventud. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que los fármacos que se emplean para tratar los síntomas del TDAH en realidad no son los responsables del riesgo de adicción al que se exponen estos niños, sino que está más relacionado con otros factores como la dosis del medicamento, la gravedad del TDAH, la predisposición genética a desarrollar una adicción y los déficits neuropsicológicos asociados al trastorno.
De hecho, esta medicación incluso podría reducir el riesgo de adicción ya que si el pequeño tiene menos problemas en el colegio y en casa es menos probable que recurra a las drogas al llegar a la adolescencia.
Los fármacos para tratar el TDAH afectan el crecimiento infantil
La supresión del apetito es uno de los principales efectos secundarios del tratamiento farmacológico para el TDAH, por eso se cree que puede afectar el peso y la estatura del niño. También se han planteado diversas hipótesis sobre una posible interacción bioquímica entre la dopamina y la hormona del crecimiento, lo que podría provocar una disminución de los niveles de esta última.
Sin embargo, un estudio comparativo realizado en la Clínica Mayo de Rochester, en el que se le dio seguimiento durante 26 años a un grupo de niños con TDAH bajo medicación y a otro grupo sin medicar, descubrió que los problemas de crecimiento de estos pequeños no están relacionados con los psicofármacos. El hecho de que los niños con TDAH sujetos a medicación experimenten un retraso en su crecimiento se debe a una serie de factores, desde sus hábitos nutricionales y de sueño hasta sus antecedentes familiares.
Los fármacos para tratar el TDAH cambian la personalidad
Esta es una de las inquietudes más frecuentes entre los padres de niños con TDAH. Sin embargo, se trata de una creencia completamente falsa. Es cierto que los medicamentos para el TDAH están diseñados para mejorar la capacidad de concentración y autocontrol del niño, y que esto a su vez repercute en su autoestima, autoconfianza y relaciones sociales, pero estos cambios no afectan los rasgos de su personalidad.
Es probable que, tras comenzar el tratamiento, el pequeño se muestre más tranquilo y menos irritable y ansioso, pero esos son precisamente las transformaciones que busca el tratamiento para el TDAH. En algunos casos pueden aparecer cambios inesperados en el comportamiento, pero suele deberse a que el tratamiento farmacológico o la dosis no es la ideal para la edad, peso y altura del niño. En ese caso, los cambios desaparecen tras ajustar la dosis o cambiar de fármaco.
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