Alimentación, Salud

Nunca obligues a comer a tus hijos

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Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Hazte una pregunta; ¿tú comes sin hambre? Es posible que tu respuesta sea negativa. A un niño nunca hay que obligarle a comer si no quiere por varias razones: se generará aversión hacia la comida, tendrá una relación poco saludable con el comer y obligar es agresivo. Un niño que es obligado a comer sin hambre solo sentirá sentimientos adversos tanto hacia los alimentos como hacia el cuidador que está siendo agresivo y hostil con él solo para que coma algo que no quiere comer.

Los bebés y los niños pequeños saben cuando no tienen hambre o no quieren seguir comiendo. Hacen caso a su detector de saciedad. No son como los adultos que pueden seguir comiendo solo por gula, aburrimiento o ansiedad. Los niños pequeños y los bebés, cuando no tienen hambre, simplemente no siguen comiendo, ¡porque realmente no necesitan hacerlo! Entonces, ¿por qué obligarles? Lo más probable que solo acaben con dolor de vientre o vomitando.

Es sentido común

Los niños comen menos de lo que te puedas imaginar, su estómago no es igual de grande que el tuyo. Permite que tus hijos coman lo que quieran y no lo que tú quieras… Hasta no hace mucho tiempo no habían batidoras que hicieran purés y los niños comían la comida que hacían los adultos en trozos más pequeños o machacados con el tenedor y con cuidado de que no se atragantasen.

En la actualidad los niños toman puré demasiado tiempo por el miedo de los padres a que se atraganten ya que años atrás habían atragantamientos por comer comida machacada con un tenedor pero no lo suficiente… Pero los pequeños deben comenzar a probar los alimentos, ¡y más si ya tienen las muelas fuera!

obligar a comer demasiado

Hazle caso cuando muestre señales de no querer más

Si tu hijo es un bebé te mostrará señales de que no quiere más apartando la cara o diciéndote que no con la mirada. Cuando es un niño pequeño puede que directamente te diga que no quiera más. Si es así, retira el plato y no insistas. Realmente es que no quiere más. No está desperdiciando la comida, simplemente está haciendo caso a su cuerpo, ¡y los adultos deberíamos hacerlo también!

Los niños saben cuando tienen hambre y cuando no lo tienen. Es algo natural que todo ser vivo sabe distinguir.

Cuando la comida no le gusta

Es posible que tú también tengas alimentos que te gustan más y otros que te gustan menos. ¡A los niños les pasa igual! Sus papilas gustativas les dicen qué alimentos son más sabrosos y cuáles lo son menos. Los niños necesitan probar un alimento muchas veces hasta descubren que les gusta realmente y además, pasan por diferentes etapas.

Durante los primeros meses lo prueban todo (absolutamente todo) y es a partir del año y medio cuando comienzan a discriminar aquellos alimentos que más disfrutan de los que lo hacen menos. Pero no hay que presionan a ningún niño de ninguna edad para que coma, por ejemplo, mucha verdura o mucho pescado… Si no le insistes comerá de todo aunque sea poco, pero si le insistes demasiado, acabará aborreciendo la verdura o el pescado.

Hay cosas más importantes que presionar a un niño que sabe cuando tiene hambre y cuando no la tiene. Es necesario presentarle todo tipo de comidas, ser un buen ejemplo de alimentación saludable y ser flexible ante los alimentos que se compran. De este modo, y casi sin que te des cuenta, tus hijos se convertirán en comedores saludables. Eso sí, deja la presión y las obligaciones a un lado porque entonces, solo conseguirás lo contrario y lo peor, que tengan más probabilidades de acabar teniendo sobrepeso y una mala salud.

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