Educación

Cómo tratar con un niño enfadado

Un niño enfadado debe aprender a regular sus emociones con tu ayuda

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Niño enfadado
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Todos nos enfadamos alguna vez, incluso a los adultos más equilibrados les cuesta de vez en cuando controlar el enojo. El enfado, el enojo, la ira… todo son sinónimos para una emoción difícil de controlar pero que es muy importante hacerlo para el día a día de las personas, de cualquier edad. ¿Alguna vez tu hijo o algún niño que conozcas se ha enfado y no has sabido cómo actuar? El comportamiento que el adulto tenga ante el enfado de un niño es decisivo para el comportamiento futuro del pequeño. Un niño enfadado debe aprender a saber qué le ocurre y a cómo controlar ese estado que le desequilibra.

Los niños pequeños no tienen la capacidad para expresar sus emociones de una forma correcta, es decir, de una forma en la que ellos puedan sentirse equilibrados sin que su reacción afecte negativamente a su entorno más cercano. Pero los padres deben enseñar y ayudar a un niño enfadado a tener las habilidades necesarias para poder canalizar esta emoción de forma acertada. Un niño irascible es posible que no pueda hacer mucho daño, pero si no se maneja a edades tempranas, ese niño crecerá y cuando sea más mayor pueden causarse daños a sí mismo  e incluso a otros si no saben manejar bien la rabia y la ira que sienten dentro de sí mismo.

Los niños aprenden por imitación

Cuando los niños son pequeños aprenden el comportamiento a través del ejemplo de los padres, se basan en la imitación y en la observación para poder adquirir los diferentes hábitos de conducta y para aprender las habilidades para el desarrollo de su vida. Por este motivo resulta crucial que los padres tengan en cuenta su comportamiento y sus hábitos ante la vida para que sus hijos puedan tener ante ellos un buen ejemplo.

Los niños pueden aprender los buenos hábitos mediante la imitación, pero también pueden aprender los malos hábitos. En este sentido, los niños aprenderán del comportamiento de los padres y de la forma que tienen de reaccionar ante el estrés, la tensión o la decepción en diferentes situaciones, como cuando un niño se enfada. Entonces, ¿cuál es la mejor forma de reaccionar cuando un niño está enfadado?

Niños enfadados

Prevención del comportamiento

  • Prevenir que tenga hambre o sueño. Deberás evitar las situaciones en las que sepas que se puede acumular tensión y frustración en un niño pequeño. Por ejemplo, deberás evitar realizar alguna actividad cuando tu hijo está demasiado cansado o si tiene hambre.
  • No hagas caso de las rabietas o irritaciones. Es mejor que te centres en elogiar el buen comportamiento en lugar de centrarte en qué hace un niño enfadado.
  • Ayuda a que se calme. Los niños no saben calmarse solos por lo que deberás ayudarle a hacerlo y que así aprenda para que a medida que crezca sea consciente de sus emociones. Puedes ayudarle con juegos que impliquen movimientos de manos como jugar con la arena o jugar con moldes.
  • Habla con tu hijo acerca de las emociones. No le critiques ni te enfades porque él esté enojado, no le preguntes por qué lo está, sólo busca qué es lo ocurre y sugiere una forma positiva de hacer frente a la situación que causa disgusto al pequeño.

El enfado nos puede indicar el camino

Debes recordar que tú eres su mejor ejemplo y que si quieres que tu hijo no aprenda a actuar con ira o agresividad cuando está actuando como un niño enfadado deberás mostrarle formas de controlar esa emoción que le hace estallar. Estar enfadado no es malo, sólo es una forma de hacernos ver que hay algo a nuestro alrededor o en nuestro interior que no nos hace bien y que debemos cambiar para poder restablecer el equilibrio interno.

Si tu hijo es más mayor puedes animarle a que escriba en un diario, muéstrale que tú también lo haces y que te ayuda a canalizar tus emociones (si no lo haces, siempre es un buen momento para empezar a hacerlo, tú también lo agradecerás). Las actividades físicas también son una buena opción para enseñar disciplina y control del enfado y de la agresividad.

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