Familia

Mis hijos son el motor de mi vida

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Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Antes de ser madre, cuando una mujer se imagina cómo será su vida en la maternidad, no puede llegar a pensar todo lo que los hijos aportarán a su vida. Sí, ser madre es cansado, agotador y hay días que pasan muy lentos… Pero los años vuelan y los hijos se convierten en el motor de la vida de una madre, porque ellos se convierten en el todo. Es instinto, es innato… es naturaleza.

Ser madre es gratificante pero también un gran desafío

Cuando estás de lleno en la maternidad, cada día es un nuevo desafío. No se puede evitar, es así. Es una gran responsabilidad puesto que los hijos dependen totalmente de sus adultos de referencia, que puedes ser tú y tu pareja, tú sola o tú y personas que estén contigo en la maternidad.

En la crianza se guía a pequeños humanos para que crezcan de forma sana y equilibrada tanto a nivel físico como mental y así, que lleguen a la vida adulta con éxito. Para muchos padres y muchas madres, los hijos son su única razón de ser. Son su motor, su fuerza para poder superar cualquier obstáculo por difícil que sea.

Son la prioridad máxima, se anteponen ante cualquier cosa. Puede faltar cualquier cosa en la vida, pero una vez que se tienen hijos, ellos no pueden faltar nunca porque son nuestro impulso, la razón de la vida.

Tener hijos significa mucho sacrificio que se hace con el corazón

Si bien es cierto que los hijos son el motor de cualquier madre o padre, la realidad es que también debemos ser conscientes de que para cuidarles bien, primero debemos cuidarnos nosotros. Es fundamental que en la crianza los padres sean conscientes de la importancia de sentirse bien por dentro y por fuera, ya que será la única manera de que se pueda transmitir ese equilibrio a los hijos.

Ser madre es gratificante

Cuando estamos inmersos en la maternidad o paternidad, nos damos cuenta de que tenemos que hacer sacrificios todos los días, pero al mismo tiempo, esos sacrificios solo nos traen alegrías que vienen multiplicadas en recompensas. Los hijos nos permiten conocer nuevas formas de ver la vida, perspectivas que teníamos dormidas. La vida se vuelve más interesante, tiene mucho más color y lo más importante: la valoramos y la apreciamos más que nunca.

Los hijos son los grandes maestros de sus padres (y no al revés). Les ayudan a crecer como personas, a que sean más pacientes, comprensivos, y sobre todo, les ayudan a entender y sentir lo que es el verdadero amor incondicional. La generosidad y el altruismo también viene cogido de la mano en la crianza de los hijos.

Puede ser difícil, pero es lo más bonito de la vida

Es cierto. Hay días e incluso semanas que la crianza puede ser muy cansada, tanto si los hijos son pequeños como si son adolescentes… en cualquier momento de su vida necesitan atención constante, de un modo u otro.

Posiblemente te sientas frustrado/a muchas veces, o creas que estás haciendo las cosas mal. Pero si tus hijos son tu mayor tesoro y te esfuerzas cada día por intentar hacerlo lo mejor posible, entonces puedes dar por seguro que tus hijos tienen suerte de tenerte.

Te darás cuenta de cómo ellos te hacen vivir las experiencias más enriquecedoras de tu vida. Porque son tu motor, tu alegría, tu fuerza… ellos te hacen ser mejor persona y dar un significado a tu existencia que nunca antes habrías pensado que fuese posible sentirse así.

Porque para tus hijos eres también su motor, su guía, su confidente, su zona de confort, su hogar… estés donde estés en el mundo, a tu lado, tus hijos se sentirán siempre en casa. Y eso, no se paga ni con todo el dinero del mundo.

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