Educación, Familia

Si quieres ser un buen padre, no seas amigo de tu hijo

¿Hay que ser amigo de los hijos?

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Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Cuando digo padre, me refiero a padre o madre. Hay padres que opinan que para ser buenos padres deben ser amigos de sus hijos, y nada más lejos de la realidad. Los padres están para proteger, guiar y enseñar a los hijos. Los padres deben modelar en los hijos la buena toma de decisiones, el buen comportamiento, la seguridad de la familia… Deben proporcionar coherencia en la vida de los niños para que se sientan seguros y cómodos, y aprendan a manejar los desafíos de la vida.

Un padre y una madre debe ser las persona con la que un hijo pueda hablar de cualquier cosa pero al mismo tiempo debe ser la persona que pone reglas, límites y que le enseñe a tener buenos comportamientos. Es importante establecer una relación abierta entre padres e hijos. Cuando un niño no sigue las reglas, los límites o las expectativas es necesario que se hagan responsables de esos comportamientos con las consecuencias o teniendo la experiencia como aprendizaje.

En este artículo

El papel de los padres

Los padres deben preparar a los hijos para la vida, ser sus confidentes no nos convierte en amigos, sino en los seres protectores que les apoyarán en todo en la vida, pase lo que pase. Para poder hablar con los hijos sobre temas reales con la intención de enseñarles habilidades para la vida, nosotros tendremos que tener la confianza suficiente para saber que somos capaces de guiarles y que ellos serán capaces de tomar las decisiones más inteligentes gracias a nuestra guía y apoyo. Los amigos, no tienen este tipo de relación.

Cuando los padres quieren ser amigos

Habrá padres que discreparan con el título de este artículo y es que algunos progenitores defienden a capa y espada que ellos quieren ser amigos de sus hijos porque de este modo estarán cuidando la cercanía emocional. La realidad es que cuando un padre pasa el límite de ser padre a ser amigo, se empieza a tambalear la seguridad de los hijos en cuanto a la figura paterna.

Unos niños que sienten a sus padres como amigos, no tendrán la seguridad emocional necesaria para poder desarrollarse y tener una personalidad fuerte y una autoestima estable. Los niños necesitan tener sus amigos y saber que sus padres estarán siempre a su lado, sabiendo que es una relación en vertical y no en horizontal. Esto no quita que exista una gran comunicación y confianza, pero respetando siempre la figura materna y paterna y no dejando que se difumine a causa de un acercamiento de amistad fuera de lugar.

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Tiene que haber reglas

Cuando unos padres se convierten en amigos de sus hijos las reglas desaparecen dejando que los hijos hagan lo que quieran con tal de no discutir y «llevarse bien», esto roza la paternidad permisiva teniendo las mismas consecuencias: niños rebeldes, sin límites, con problemas con las figuras de autoridad, baja autoestima, poco control de impulsos, etc.

Pero un buen padre y una buena madre deben establecer límites y normas en sus hijos, porque además les ayudará a desarrollarse y a tener una personalidad estable. Esto significa poner horas para llegar a casa, tener unos límites en cuanto a los videojuegos, asignar tareas domésticas acordes a la edad de los hijos, establecer consecuencias pactadas a los malos comportamientos, etc. Esta es la única manera de poder criar a niños que saben que pueden cometer errores y aprender de ellos, que las acciones tienen consecuencias y en definitiva, saber cómo funciona el mundo. Un niño sin límites no sabrá qué esperan los demás de él y tendrá graves consecuencias en su desarrollo y en las relaciones con otras personas.

Recuerda: los padres somos más que unos amigos, somos padres, protectores, confidentes, guías… y debemos estar orgullosos de ello. Los amigos, están por debajo de todo eso.

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