Educación

5 claves para educar a niños exitosos

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Educar niños exitosos
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Educar a los niños no es fácil. Cuando nacen no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo y es tarea de los padres ir aprendiendo sobre la marcha las mejores estrategias para criarles. No existe una receta mágica y universal para educar a los niños, pero hay algunas claves que han puesto en práctica los padres de adultos exitosos que son un reflejo de su estilo educativo y que, a la larga, repercuten en el éxito y la felicidad de sus hijos. He aquí algunas de las “recetas” que han utilizado los progenitores de adultos que han conseguido llegar lejos en su vida y profesión.

¿Cuáles son las estrategias educativas que comparten los padres de hijos exitosos?

Cada niño es un mundo, de manera que las estrategias educativas que funcionan para uno pueden no ser adecuadas para otro. Sin embargo, los psicólogos y expertos en educación han encontrado algunas de las estrategias educativas comunes a los padres de hijos exitosos que han contribuido a desarrollar su creatividad, su pensamiento crítico, su compromiso y persistencia. Ellos han apostado por:

1. Brindarles independencia desde pequeños

La tendencia de muchos padres a facilitar cada vez más la vida a los niños, hasta el punto de asumir por ellos sus obligaciones y responsabilidades, puede terminar cobrando un alto precio. Si los niños no son capaces de resolver problemas sencillos cuando son pequeños y hacer frente a las adversidades de la vida, cuando crezcan y tengan que enfrentarse al mundo de ahí fuera no solo se sentirán inseguros, sino que carecerán de las habilidades que necesitan para conseguirlo.

En cambio, cuando los padres les dan suficiente independencia a los niños desde pequeños para que se conviertan en personas autónomas y autodeterminadas y les permiten resolver los conflictos por su cuenta, o al menos intentarlo, cuando crezcan contarán con la seguridad necesaria para tomar decisiones propias y con el coraje para asumir su responsabilidad y plantar cara a los problemas. Los padres de hijos exitosos lo saben, por eso dan libertad a sus hijos y les incitan a descubrir su entorno y a enfrentarse a las situaciones conflictivas desde que son pequeños, la única manera de que aprendan a hacer las cosas por su cuenta.

2. Entrenar sus habilidades sociales

¿Sabías que contar con buenas habilidades sociales puede ser un indicador de éxito? Así lo reveló un estudio realizado en la Universidad Estatal de Pensilvania y la Universidad de Duke en el que dieron seguimiento a más de 700 niños del país desde el jardín de infancia hasta que cumplieron 25 años. Los investigadores encontraron que los niños que contaban con habilidades sociales más desarrolladas tenían más probabilidades de obtener un título universitario y tener un trabajo a tiempo completo en comparación con los que tenían menos habilidades sociales.

Esto significa que ayudar a los niños a desarrollar sus habilidades sociales y emocionales es una estrategia eficaz para ayudarles a convertirse en personas más abiertas, asertivas y colaborativas e incitarles a mantener relaciones más profundas y duraderas. Sin duda, se trata de una habilidad que les servirá de mucho cuando crezcan para crear nuevos vínculos profesionales y aprender a colaborar con quienes les rodean.

3. Gratificar sus resultados, pero a su debido tiempo

Otra de las estrategias educativas comunes entre los padres de hijos exitosos consiste en retrasarles las gratificaciones. A diferencia del resto de progenitores, estos padres no les dan a sus hijos todo lo que quieren y mucho menos, inmediatamente. Por ejemplo, si estos niños quieren el último Smartphone, no se lo compran a la primera sino como premio tras haber terminado el curso escolar o por haber superado la media de calificaciones en su curso. Con esta actitud les enseñan que en la vida es necesario esforzarse y persistir antes de conseguir lo que queremos.

De esta manera, también entrenan su autocontrol, una habilidad fundamental para trabajar su umbral de tolerancia a la frustración y aprender a lidiar con el estrés. A fin de cuentas, aprender a poner las cosas en perspectiva y renunciar a pequeños placeres momentáneos con tal de mantenerse enfocados en una meta es uno de los rasgos que identifican a aquellas personas que llegan más lejos en sus carreras profesionales y que se sienten más satisfechas consigo mismas.

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4. Enseñarles a aceptar el fracaso

El fracaso forma parte de nuestra vida y cuanto antes los niños lo aprendan, mejor. Los padres de niños exitosos son conscientes de esta realidad por eso enseñan a sus hijos a aceptar el fracaso como parte de su camino hacia el éxito. A diferencia de otros progenitores, estos padres incitan a los niños a arriesgarse y equivocarse desde una edad temprana porque saben que cuanto antes aprenden a aceptar el fracaso, antes podrán levantarse, aprender de sus errores y seguir adelante enfocados en su objetivo.

Abrazar el fracaso como parte de la vida no solo les enseña a los niños a perder el miedo a equivocarse, sino que los anima a descubrir su entorno, probar nuevas experiencias y salir de su zona de confort para mantenerse en constante evolución y desarrollo. Es una manera muy sencilla de desarrollar su resiliencia y su destreza para ver oportunidades únicas allá donde todos ven problemas.

5. Desarrollar una mentalidad de crecimiento

Muchos padres piensan que la inteligencia, el carácter o la capacidad creativa son habilidades que vienen impresas en el ADN y que no se pueden cambiar por mucho que los niños se esfuercen. Sin embargo, los padres de niños de éxito tienen una mentalidad de crecimiento y son conscientes de que muchas de las habilidades con las que nacen los niños pueden desarrollarse con la actitud, las herramientas y el entorno adecuado.

Por eso, animan a sus hijos a desarrollar sus capacidades, a mantenerse en continuo desarrollo y a aprender cosas nuevas cada día. Son conscientes de que los retos y los obstáculos que impone la vida no son una señal para tirar la toalla y que las equivocaciones y fracasos no son una evidencia de falta de capacidad o inteligencia, sino un trampolín que estimula el crecimiento y que anima a los niños a dar lo mejor de sí cada día y a proponerse metas cada vez más altas que pongan a prueba su voluntad.

Jones, D. E. et. Al. (2015) Early Social-Emotional Functioning and Public Health: The Relationship Between Kindergarten Social Competence and Future Wellness. American Journal of Public Health; 105(11): 2283-2290.

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