El éxito de los buenos padres: sentirse orgullosos de sus hijos
La crianza no es fácil, pero todo merece la pena cuando miramos a nuestros hijos y nos sentimos orgullosos por todo cuanto han logrado
Referencias científicas
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Sentir orgullo por los hijos es una “capacidad innata” de los padres: los vemos crecer cada día, avanzar en su vida y superar todos los obstáculos que la vida infantil les pone en su camino. De hecho, los niños ya son resilientes de por sí mismos: tienen una capacidad innata de sobreponerse, por lo general, a todo cuanto deban enfrentar. Y esto, sin duda alguna, esto dispara el orgullo que sentimos como padres. Nuestros sueños y expectativas se van cumpliendo día tras día y es que esta sensación es algo que nunca nos han contado, pero que todos experimentamos.
Los niños: los que aprenden de lo bueno y lo malo
¿Cuántas veces hemos escuchado a nuestros hijos contarnos que les ha sucedido algo negativo en el colegio? Y, ¿qué hacen? Pues, nos lo cuentan, hablamos con ellos, se tranquilizan y vuelven a “pelear” día tras día. Las dificultades que los pequeños enfrentan en su día a día, a veces, no se tienen en consideración. Pero, si nos paramos a pensarlo detenidamente, pronto nos daremos cuenta de que nuestros pequeños son, en realidad, los guerreros de la familia, los fuertes, sobre todo, aquellos que cuentan con el apoyo incondicional de los padres. Saben disfrutar, como nadie, de los buenos momentos de la vida. Y, por el contrario, saben recuperarse de los complicados y seguir persiguiendo sus sueños.
Nuestros hijos: nuestros sueños hechos realidad
Una de las razones por las que los padres experimentamos este orgullo es porque nuestros hijos son nuestros mayores “logros”. Son nuestros sueños hechos realidad y es que, a poco que sea, todos nos vemos reflejados en ellos. Su capacidad de aprendizaje, su dinamismo y su carisma nos llena a diario, nos hace sentir mejor. En definitiva, mejoran nuestros días, nuestra vida.
Sin embargo, hay algo con lo que los padres debemos ir con cuidado y es nunca trasladar nuestros sueños a nuestros hijos, nuestras aspiraciones. Los padres debemos cuidar de la libertad de los pequeños, dejarles que vayan encontrando su lugar en la vida y apoyarles en todo momento. Solo con esta pequeña capacidad de decisión, nuestros hijos serán capaces de desarrollar todo su potencial. Y, así, aún nos sentiremos mucho más orgullosos cuando los veamos conseguir todo lo que, para ellos, fue un sueño en un momento dado.
Niños exitosos: papel fundamental de los padres
Buscando la felicidad de nuestros hijos, es posible que nos perdamos en todo lo bueno que hacen y dejemos, un poco de lado, aquello no tan bueno. O lo intentamos justificar. Este es un error que debemos evitar. Los niños exitosos son aquellos que han recibido una educación basada en valores, en principios; son niños a los que se le ha enseñado a pensar y a cuestionar todo cuanto les rodea y a buscar en su interior la mejor solución. Solo fomentando esta capacidad, además de la empatía, los padres estaremos educando a niños exitosos, a niños que, una vez más, nos llenarán de orgullo.
El papel de los padres es, pues, fundamental a la hora de mantener este orgullo que sentimos por nuestros hijos. A cuanto más avancen ellos, más felices estaremos nosotros. Pero, para que los niños puedan avanzar, no debemos olvidar que nosotros somos los que debemos animarles y apoyarles. Algo que hacemos con todo nuestro amor y corazón. Por ello, no solamente debemos aprender a ver y a valorar todo lo que hacen los pequeños, sino que debemos ser benévolos con nosotros mismos: parte de su éxito, al fin y al cabo, viene de la educación, de los esfuerzos que los padres realizamos constantemente. Entonces, sentirnos orgullosos de los pequeños es muy, muy bueno. Pero, ¿nos sentimos nosotros orgullosos de nosotros mismos? ¿Por qué no?
Al ser padres, perdemos de vista o le damos menos valor a todo lo que nosotros hacemos, pues nuestra atención está puesta en los pequeños: nos esforzamos por ser buenos modelos, compañeros del viaje de nuestros hijos y para darles todo cuanto necesitan. Y, con esta dedicación, solo somos capaces de reconocer lo que ellos consiguen, dejando de lado la idea de que nuestros hijos son nuestro mayor logro en la vida. Y, por ello, deberíamos sentirnos igual de orgullosos, pero, en esta ocasión, de nosotros mismos.
La familia: orgullo global
Con todo, podemos llegar a la conclusión de que los padres siempre nos sentiremos orgullosos de nuestros hijos, pero debemos guiarles en el camino hacia el éxito. Claro que nuestros hijos ponen todo el empeño en ello; no obstante, el entorno favorecedor de estos logros es, al fin y al cabo, la familia. Por ello, los padres debemos ser limitantes en algunas ocasiones; sin embargo, también debemos saber cuándo debemos dejar que nuestros hijos empiecen a andar por su cuenta, a tomar pequeñas decisiones, aun sabiendo que se pueden equivocar. Nos duele, aun así, sabemos que es lo mejor para ellos. Y esta fortaleza, esta rutina y el entorno que nos esforzamos por crear, papás, también debe enorgullecernos. La familia, al completo, es lo que nos hace sentir llenos de admiración y nosotros no debemos dejar de formar parte de esta emoción tan positiva y poderosa.
Sentirse orgullos de los hijos es algo que todos los padres experimentamos. Sin embargo, en muchísimas ocasiones, nos olvidamos de que nosotros hemos sido los percusores de esta vida, de estos cambios y hemos fomentado esta mentalidad de resistencia y de valentía en nuestros hijos. Entonces, está bien sentirnos orgullosos de ellos, pero nunca debemos dejar de valorar nuestro papel en su educación.
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